Identificar síntomas es prioritario en el ACV
Especialista del Hospital de Temuco plantea que la detección y consulta oportuna son claves para reducir la mortalidad y la discapacidad en personas que logran sobrevivir.
“Cuando hablamos de un accidente cerebrovascular (ACV), lo principal es prevenir y estar atentos a los síntomas que suelen confundirse con otras afecciones, por lo que muy pocos pacientes consultan cuando aún es posible revertir sus devastadores efectos”. Así lo asegura el doctor Álvaro Soto Venegas, neurólogo del Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco.
En Chile, es la principal causa de muerte y la Región de la Araucanía lidera la estadística, al duplicar los casos del promedio país. También es la primera causa de discapacidad en la población adulta.
“Solo un 20 por ciento de las personas reconoce los síntomas rápidamente y el 80 por ciento restante consulta tardíamente cuando ya es imposible de revertir. Por eso su rápida detección y acudir durante las primeras horas a un servicio de urgencia, son claves a la hora de salvar la vida del paciente afectado y mejorar las opciones de recuperación”, agregó el facultativo.
En el establecimiento asistencial se atienden alrededor de mil 200 casos al año. El recinto cuenta con neurólogos presenciales las 24 horas, equipos de alta complejidad como un resonador nuclear magnético, dos escáneres. Además, dispone de un neuroradiólogo intervencionista, una subespecialidad escasa en el sur de Chile.
“El accidente cerebrovascular es una interrupción brusca en el flujo sanguíneo del cerebro y se produce por la obstrucción de una arteria (infarto) o bien por la ruptura de un vaso sanguíneo que provoca sangrado (hemorragia cerebral). En ambas situaciones, la mortalidad es de un 20 por ciento, es decir, 1 de cada 5 pacientes fallece, siendo también la principal causa de discapacidad en las personas que logran sobrevivir al ataque”, detalló el doctor Soto.
Diferentes estrategias están siendo implementadas en el país con el fin de disminuir los casos que desembocan en muerte producto de un accidente cerebrovascular. Una de ellas es la incorporación del ACV isquémico y la hemorragia cerebral por rotura de un aneurisma al régimen de garantías explícitas en salud (GES), facilitando el acceso al diagnóstico con imágenes, tratamiento, hospitalización y prevención secundaria, así como el manejo de sus factores de riesgo.
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