Ginecología
Actividad física vigorosa protege del cáncer de mama a mujeres mayores
El cáncer de mama es la neoplasia maligna más común entre las mujeres. Se estima que 178.000 casos se produjeron en 2007 y que 40.000 mueren a causa de la enfermedad. Dos recientes revisiones sistemáticas llegaron a la conclusión de que los datos de estudios epidemiológicos señalan una relación inversa entre la actividad física y el cáncer de mama, pero que los resultados tienen limitaciones debido a la inadecuada caracterización de los tipos de influencias, frecuencia, duración e intensidad de la actividad. Las revisiones llaman a una mayor investigación dirigida a dilucidar qué aspectos del entrenamiento físico contribuyen mayormente a la disminución del peligro.
Para examinar prospectivamente la relación de la actividad física vigorosa y no vigorosa y el peligro de cáncer de mama posmenopáusico, Michael F. Leitzmann y colaboradores del Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos, estudiaron a 32.269 mujeres. Se evaluó la actividad física habitual (incluidas las del hogar, profesionales y actividades de ocio) en base a un cuestionario autoadministrado. Los casos postmenopáusicos de cáncer fueron identificados a través de auto-informes, certificados de defunción y registros del Estado. Finalmente, se utilizó un modelo de regresión de Cox para estimar el riesgo relativo y el 95% de intervalo de confianza asociado con la actividad física.
Entre los años 1987 y 1998, se diagnosticaron 1.506 nuevos casos de cáncer de mama. Después de ajustar para posibles factores de riesgo, se observó una cierta asociación inversa entre la actividad física y el cáncer de mama (riesgo relativo comparando quintiles extremos = 0,87, 95% de intervalo de confianza = 0,74 a 1,02, p = 0,21). Esta relación fue casi en su totalidad aportada por la actividad vigorosa (riesgo relativo comparando categorías extremas = 0,87, intervalo de confianza del 95% = 0,74 a 1,02, p = 0,08). La asociación inversa con la actividad vigorosa se limitó a las mujeres más delgadas (es decir, índice de masa corporal < 25,0 kg/m2: riesgo relativo = 0,68, intervalo de confianza del 95% = 0,54 a 0,85). En cambio, no se registró asociación con el ejercicio vigoroso en mujeres con sobrepeso u obesidad (es decir, índice de masa corporal ≥ 25,0 kg/m2: riesgo relativo = 1,18, intervalo de confianza del 95% = 0,93 a 1,49, p = 0,008). La actividad no vigorosa no mostró relación con el cáncer de mama (riesgo relativo comparando quintiles extremos = 1,02, intervalo de confianza del 95% = 0,87 a 1,19, p = 0,86). La relación entre la actividad física y el cáncer de mama no fue específica para un determinado subtipo de receptores hormonales.
En conclusión, en esta cohorte de mujeres postmenopáusicas, la reducción del riesgo del cáncer de mama se limitó a hábitos vigorosos de desempeño físico entre mujeres de peso normal, y no para las mujeres con sobrepeso. Estos resultados sugieren que los ejercicios físicos actúan a través de mecanismos biológicos que son independientes del control del peso corporal.
Temas Relacionados
