Neurobiología
La edad no afecta a la calidad del sueño
Varios estudios epidemiológicos han demostrado que las quejas relacionadas con el sueño y la somnolencia diurna son más comunes entre hombres y mujeres mayores en comparación con sus contrapartes más jóvenes. Otros han encontrado, sin embargo, que las alteraciones del sueño pueden no ser necesariamente más frecuentes, especialmente en personas adultas sanas. La discrepancia entre los estudios que han examinan el sueño en el anciano representa una controversia en cuanto a la naturaleza de los trastornos del sueño asociados con el envejecimiento. Además, se sabe menos acerca de las diferencias entre hombres y mujeres respecto a los cambios en el sueño durante la vida.
Michael A. Grandner y colaboradores de la Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, Estados Unidos, exploraron la prevalencia del sueño en relación a la edad, y evaluaron también los efectos del género, salud y el estado de ánimo depresivo. El análisis transversal incluyó a 155.877 participantes que respondieron a preguntas relacionadas con trastornos del sueño y cansancio/falta de energía. Los resultados representaron las quejas en respuesta a preguntas de las encuestas, divididas en una queja menor de 6 frente a más de 6 noches o días, respectivamente, en un período de 2 semanas. Los predictores fueron la edad, salud general y estado de ánimo depresivo. Todos los análisis se ajustaron por raza/etnia, ingresos, educación, y tiempo transcurrido desde la última revisión médica.
En todos los grupos de edad, las mujeres reportaron más trastornos del sueño y cansancio/falta de energía. La mala salud, un estado de ánimo depresivo leve y depresión moderada/severa se asociaron con trastornos del sueño y fatiga. Tanto los trastornos del sueño como el cansancio/falta de energía, declinaron durante el transcurso de la vida, con menor número quejas en los mayores de 80 años. Para los trastornos del sueño, el riesgo (referencia = +80) se redujo entre los 18 y 54 años de edad, aumentando ligeramente, para luego volver a disminuir después de los 59 en hombres. Similar patrón se observó en mujeres, a excepción de un fuerte aumento entre los 40 y 59 años. Lo mismo pasó para el cansancio.
Finalmente, la edad avanzada no está relacionada con un aumento de perturbaciones del sueño o el cansancio/falta de energía. Estos resultados sugieren que el incremento descrito entre los problemas de sueño y la edad es un fenómeno no lineal, regulado por factores que difieren del envejecimiento fisiológico.
Temas Relacionados
