Neurología
Mala salud física indica riesgo de un accidente cerebrovascular
Con las actuales tendencias demográficas, se proyecta un aumento en números absolutos de los accidentes cerebrovasculares a pesar del mejor manejo de los factores de riesgo tradicionales. Una parte importante de los infartos cerebrales no se pueden explicar o responsabilizar por los clásicos factores de riesgo. La exploración de otros elementos que independientemente puedan predecir un accidente cerebrovascular (ACV) puede ayudar a identificar los grupos de alto riesgo para la mejor intervención terapéutica y contribuir a la comprensión de aquellos elementos que son determinantes en los accidentes cerebrovasculares.
El equipo del Dr. Phyo K. Myint, de la Unidad de Gerontología Clínica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), analizó la relación entre el desempeño físico y la incidencia de derrames cerebrales. Se incluyeron en el estudio un total de 13.615 hombres y mujeres libres de accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardios y cáncer. Los participantes completaron un cuestionario de salud y estilo de vida entre 1993 y 1997. La capacidad funcional se evaluó utilizando las puntuaciones del Cuestionario de Salud SF-36 18 meses después. La incidencia de accidentes cerebrovasculares fue comprobado mediante la certificación de muerte y por registros hospitalarios hasta 2005.
Se registraron 244 ACV (total personas/año = 99.191). Los individuos que informaron de una mejor salud física funcional tenían significativamente menor riesgo de un accidente cerebrovascular. Al aplicar los modelos de riesgo proporcionales de Cox para ajustar edad, sexo, índice de masa corporal, presión arterial sistólica, colesterol, tabaquismo, diabetes, actividad física, clase social, consumo de alcohol y función respiratoria, los hombres y las mujeres que estaban en el cuartil superior de SF-36 tenían un 50% menos de peligro de sufrir un ACV (RR = 0.50 [0.31, 0.78]), en comparación con la población del cuartil inferior. Las relaciones se mantuvieron sin cambios después de excluir los ACV producidos en los primeros 2 años de seguimiento.
En conclusión, una mala función física predice un subsiguiente peligro de ACV independientemente de las conocidas situaciones de riesgo. La mala salud física funcional puede indicar una población de alto riesgo para el evento cerebrovascular, con lo cual se podrían beneficiar la mayoría de las intervenciones preventivas dirigidas al mejor manejo de los factores de peligro tradicionales.
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