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08 Junio 2015

Cirugía cardíaca: de la rebeldía al liderazgo nacional

  • Dr. Alberto Gyhra Soto

    Dr. Alberto Gyhra Soto

  • Dr. Eduardo Lecannelier Franzoy

    Dr. Eduardo Lecannelier Franzoy

  • Dr. Enrique Seguel Soto

    Dr. Enrique Seguel Soto

A 40 años de la primera intervención a corazón abierto realizada en Concepción, sus protagonistas recuerdan el histórico momento y analizan el presente y futuro de la especialidad, cuyas bases son motivo de orgullo para la región.

“Saludamos a los líderes en cirugías cardíacas: a 40 años de un hito” dice el lienzo ubicado al costado del principal ingreso a la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, en la Región del Bío Bío.

La gigantografía lleva un par de meses en el mismo lugar, justo al frente del tradicional Arco de Medicina, cruzando la transitada Avenida Chacabuco, como queriendo simbolizar que, pese al paso del tiempo y el ajetreo citadino, hay un hecho que merece permanecer en la memoria colectiva de los penquistas. La historia de este punto de inflexión en el desarrollo de la cardiología en el sur de Chile está ahí, al alcance de la mano. El Hospital Clínico Regional Dr. Guillermo Grant Benavente se emplaza en la misma cuadra y muchos de los profesionales que participaron en la primera cirugía cardíaca realizada fuera de Santiago, jóvenes y perseverantes visionarios hace cuatro décadas, hoy siguen por ahí, caminando por las calles de Concepción y por los pasillos de la casa de estudios y del recinto asistencial. Ahora son hombres experimentados, que atesoran con orgullo ese inolvidable momento. Ver el lienzo los emociona y saben que sus nombres quedaran grabados a fuego en la historia de la medicina regional, y por qué no, también a nivel nacional.

Se trató de la primera operación a corazón abierto llevada a cabo en Concepción. Fue el jueves 14 de noviembre de 1974, momento en que un grupo de médicos se rebeló con valentía contra el fuerte centralismo que, en ese entonces, imponía una barrera que parecía impenetrable para la cardiología regional. 

El procedimiento benefició a un menor de 12 años, oriundo de Curanilahue (Provincia de Arauco), afectado por una comunicación interauricular, malformación congénita que impide el cierre normal entre dos cavidades del corazón, quedando éstas comunicadas entre sí. Fue una intervención que implicó, entre otras cosas, realizar circulación sanguínea extracorpórea. Dos días después, el desaparecido Diario Color de Concepción daba cuenta de la exitosa recuperación del paciente y del comienzo de una nueva etapa para la medicina cardiovascular del Bío Bío. “El quirófano penquista se ha transformado así en un punto de interés científico, nacional e internacional, gracias a una acción de cooperación entre el Servicio Nacional de Salud y la Universidad de Concepción”, publicaba el matutino. Lo cierto es que la operación se llevó a cabo sin la resolución del Ministerio de Salud y con recursos que entregó la Facultad de Medicina de la UdeC. El equipo quirúrgico estuvo liderado por el cirujano cardiovascular Alberto Gyhra, actual alcalde de la vecina localidad de Quillón.

“En 1970 fui enviado a Europa para especializarme en cirugía de pulmón y corazón. Hasta el ‘73 estuve en la Universidad Libre de Bruselas, donde incluso fui el primer extranjero en operar a corazón abierto. Esa gestión fue del doctor Patrick Vanderhoef, quien primero fue mi jefe y después mi amigo. Él se comunicó con el centro liderado por el doctor Georges Primo, el primer cirujano en operar corazón en Bélgica, más tarde nombrado ‘Barón’ por sus servicios médicos prestados al Reino. Ambos después vinieron a Concepción a operar corazón y pulmón conmigo. Primo me enseñó la cirugía cardíaca, cómo armar un centro de cirugía cardíaca y me puso en contacto con la Philips para lograr traer a la ciudad todo un equipamiento para este tipo de procedimientos”, recuerda el facultativo.

Los precursores del desarrollo cardiológico en la ciudad, destaca Gyhra, ex director del Departamento de Cirugía de la Universidad de Concepción y profesor emérito de la casa de estudios superiores, “fueron los doctores Ignacio González Ginouvés y Hernán Gouet, que había estado con el doctor Denton Cooley hacia fines de los años ‘50 en Houston, Texas. Gouet, quien más tarde me contagió su entusiasmo en este campo cuando yo era estudiante de medicina, había conseguido fondos para intentar hacer una cirugía a corazón abierto, pero nunca se pudo concretar por permanentes trabas. También debo mencionar la influencia que ejerció en mí el doctor Michael DeBakey, considerado al igual que Cooley, uno de los grandes hombres de la cirugía cardíaca norteamericana y quizás del mundo, con quien trabajé en Bruselas”.

Con Gyhra a la cabeza y el apoyo de Gouet, el siguiente paso fue conformar el grupo que realizaría la cirugía, incorporándose el cardiólogo Eduardo Lecannelier y el anestesista Eduardo Luck, quienes se especializaron en Buenos Aires, Argentina, en el manejo de la máquina corazón-pulmón y las últimas técnicas en anestesia para este tipo de intervenciones, respectivamente. Antes de ingresar a pabellón se sumaron al equipo los doctores María Antonieta Muñoz y Jacob Israel.

“Hice que nuestra gente se entrenara operando perros. Es así como finalmente pudimos operar a un enfermo relativamente joven, de 12 años, que tenía una comunicación interauricular, cuadro de fácil abordaje, pero con cierto grado de complejidad ya que no contábamos con la tecnología necesaria. No teníamos monitoreo electrónico de la presión arterial. Yo tuve que canular la arteria radial y ponerle un aneroide para calcular la presión media. Incluso pusimos a dos electricistas en la caja eléctrica de los pabellones, por si había algún cortocircuito. El primer oxigenador con el que trabajamos era uno de plástico de marca Travenor”, agrega el edil. Todo ocurrió en la recién creada Unidad de Cuidados Intensivos, en el tercer piso, donde Gyhra incluso durmió al lado del paciente.

A partir de ahí, el doctor Carlos Martínez, director del Servicio de Salud, les entregó todo su apoyo, tal como antes lo había hecho desde el mismo cargo el doctor Jorge Peña. Un día, confidencia Gyhra, llegó al hospital el subsecretario de Salud de la época, anunciándole que se suprimirían este tipo de procedimientos. Mire -le dijo- “usted se presenta mañana en mi oficina en Santiago y cierra la cirugía cardíaca, ya no hay más”. El cirujano nunca asistió a la reunión y siguió operando. “Chile era muy centralista y por eso no podían permitir que en Concepción se operara. Hoy, el Hospital Regional es donde más opera en el país. Fueron años de mucho esfuerzo, poca tecnología y escasos recursos, pero no se nos morían los enfermos”, dice.

Por su parte, el doctor Lecannelier, cardiólogo hemodinamista, subraya que “antes de 1974 los pacientes que requerían resolución quirúrgica de urgencia debían trasladarse a Santiago. Ese año operamos el primer corazón y empezamos a dar una solución regional al tema. Cuando llevábamos 10 cirugías fuimos a la capital a pedir la autorización y el ministro de ese entonces nos dijo que jamás podríamos operar corazón, así que tuvimos que decirle que ya lo habíamos hecho y sólo ahí nos comenzaron a mirar de manera distinta. Hubo mucha resistencia y la autorización oficial recién llegó en 1988”.

Un impulso clave

Frente a este escenario hostil, queda claro que si hace 40 años no se hubiese realizado en el Hospital Regional de Concepción esa primera operación a corazón abierto, la historia de la medicina en la Región del Bío Bío sería otra. Para los miembros actuales del Centro Cardiovascular del HGGB mirar atrás y recordar ese hito es motivo de orgullo y satisfacción, más aún si se tiene en cuenta la acelerada evolución que la especialidad ha mostrado en la zona, al punto de convertirse en referente nacional y el recinto que más cirugías efectúa en el país. El crecimiento ha sido exponencial y las más 7 mil operaciones que lleva a la fecha son prueba de ello. 

“La motivación de iniciar este proceso surgió por la necesidad de completar toda la prestación en esta área. Estábamos capacitados para realizar los diagnósticos, pero no ofrecíamos la solución definitiva en muchas patologías importantes como son los problemas a las válvulas y las enfermedades congénitas. Nos pareció a los cardiólogos de la época que era absolutamente indispensable desarrollar la cirugía cardíaca para potenciar la especialidad”, explica el doctor Lecannelier.

En noviembre de 2014, se realizó una ceremonia simbólica para recordar esta cirugía, aunque en rigor, la celebración oficial se llevó a cabo a mediados de marzo de 2015. En la oportunidad, se homenajeó a Alberto Gyhra, Claudio Santander, Octavio Enríquez, Emilio Alarcón y Eduardo Lecannelier, médicos que, en distintos momentos, contribuyeron a la puesta en marcha y evolución de la cirugía cardiovascular en la región.

Tras este hito, una prueba más de la rebeldía penquista, se abrieron las puertas a un vertiginoso periodo de crecimiento y liderazgo. Y es que después de ese inolvidable día, el escenario comenzó paulatinamente a cambiar. Fue el impulso que detonó el despegue de la especialidad.

“A nosotros nos tocó partir, que es siempre lo más difícil. Tuvimos que arar en el desierto, plantar y cultivar donde no había nada, pero hoy hay gente muy profesional, de gran calidad”, asegura el doctor Gyhra. Junto a Lecannelier, posterior a esa primera intervención, ambos continuaron operando uno o dos enfermos al año. Más tarde, en 1977, se les unió el doctor Claudio Santander, que venía de perfeccionarse en México, y también el doctor Octavio Enríquez, finalizada su formación en Francia. Ese año se había logrado habilitar una sala especial para el equipo, para realizar cirugía de pulmón y corazón. Fue la famosa “Sala 20”, la primera que monitorizó electrónicamente la presión arterial y que dispuso de computadores. “Fueron años complejos, pero tremendamente desafiantes y apasionantes, con una mística de trabajo que sé que persiste en la actualidad, en el equipo humano que integra el Centro Cardiovascular y que ojalá se expresase en otros ambientes de la atención médica, en el servicio público, que es donde se atienden los pobres de Chile, los que no tienen otra opción”, expresa el doctor Enríquez, hoy vicerrector de la Universidad Andrés Bello.

Precisamente, en 1977, se materializó un importante avance. Se trató de un programa creado por Gyhra y manejado por Lecannelier, que consistió en la entrega de apoyo de parte del gobierno de Francia para el desarrollo de los aspectos médico-quirúrgicos en el área torácica y cardiovascular, el que duró 11 años.

“En los inicios de la cardiología en Concepción, llegó un momento en que se hizo necesario dar un paso importante, como era la cirugía cardíaca, y echar a andar los estudios invasivos cardiológicos. Para conseguirlo necesitábamos mucha cooperación y finalmente, tras golpear las puertas de varias embajadas, se logró suscribir un convenio con el gobierno de Francia para formar especialistas en ese país. En total el grupo estuvo integrado por 20 becados, en el cual había cirujanos cardíacos, cardiólogos, broncopulmonares, kinesiólogos y anestesistas. Todos posteriormente pusimos en marcha la cirugía cardíaca intervencional. Casi todos los cardiólogos de hoy, excepto los más jóvenes de la unidad de cardiología del Hospital Regional, nos perfeccionamos en distintos hospitales de París, Nancy, Lyon y Versalles”, detalla Lecannelier.

El especialista agrega que “partimos con la cirugía cardíaca y la cardiología intervencional. A mi vuelta de Francia comenzamos a buscar recursos para implementar un laboratorio de exploración cardiovascular. A través del Club de Leones, la creación de una corporación para el desarrollo de la cardiología y un antiguo programa de la televisión regional, logramos reunir los fondos para comprar el primer equipo especializado para procedimientos cardíacos. Su instalación fue en 1981, con lo que parte la cardiología diagnóstica invasiva e intervencional. Posteriormente se fueron desarrollando otras áreas hasta que llegamos al momento actual en que tenemos prácticamente en el Hospital Regional todas las especialidades y subespecialidades de la cardiología consolidadas y en pleno funcionamiento”. En 1982, a través del mencionado proyecto, arribó el cirujano cardíaco parisino, Alain Brunet, a trabajar en el Hospital Regional por cerca de un año, lo que permitió aumentar el número de cirugías.

Trasplante en espera

Actualmente, el Centro Cardiovascular del Hospital Dr. Guillermo Grant Benavente realiza cada año, como promedio 700 operaciones, cifra que lo sitúa en una posición de liderazgo nacional, recibiendo regularmente a pacientes derivados desde Rancagua hasta Puerto Montt.

“En un país de un centralismo a veces agobiante, es para nosotros fuente de inmenso orgullo poder ofrecer a nuestra región en particular, y al centro sur de Chile en general, una atención en medicina cardiovascular de primer nivel”, comenta el jefe de esta unidad asistencial, doctor Aleck Stockins.

Para el facultativo, “este hito es mérito no sólo del equipo quirúrgico propiamente tal, integrado por seis cirujanos y dos anestesistas, sino que de todo un grupo de cardiólogos, enfermeros universitarios, técnicos paramédicos, personal de apoyo y auxiliares, quienes a través de su asistencia y trabajo han permitido sostener este logro. Hoy contamos con el programa más voluminoso de cirugía cardíaca de Chile. En nuestro Hospital Regional, en nuestra ciudad de Concepción, se realiza el mayor número de operaciones al corazón en el  país, tanto del sistema público como privado”. 

En 2004, la dirección del recinto asistencial y el Servicio de Salud declararon a la cardiología y cirugía cardíaca como polos de desarrollo del hospital. Desde entonces ha aportado en la descentralización de estas intervenciones en Chile, logrando reducir a cero la lista de espera para operación cardíaca, con un máximo de tres semanas entre el diagnóstico y la realización de la cirugía.

Ahora, los desafíos son altos y apuntan a realizar el primer trasplante de corazón en la Región del Bío Bío. “Esperamos incorporar esta cirugía, objetivo que cuenta con el respaldo del hospital y del Servicio de Salud. Esto se traducirá en aumentar la complejidad de nuestros procedimientos, pero también significará que abarcaremos la cartera completa de prestaciones en cirugía cardíaca de adultos. Este hospital cuenta con los medios físicos y humanos, tenemos a la gente preparada e implementación técnica. En este momento la decisión de acreditarnos como centro de trasplante cardíaco es del Minsal”, enfatiza el doctor Stockins.

Junto con lo anterior, también se pretende implementar dentro de las prestaciones la instalación de dispositivos de asistencia ventricular intracorpórea o “corazón artificial”, lo que permitiría abordar cuadros como una estenosis aórtica congénita, tal como se hizo en noviembre de 2014 en Clínica Las Condes.

El doctor Roberto González, miembro del Centro Cardiovascular del HGGB, asegura que la cirugía practicada en 1974 abrió el camino para lo que hoy es una de las especialidades más relevantes en la zona. “Nos hemos convertido en un modelo que es reconocido en el país. Antes todos nos íbamos a formar a Santiago, ahora, nos envían becados a formarse con nosotros, lo que además nos permite ir creciendo en la parte académica”. El experto confirma que “queremos iniciar el programa de trasplante cardíaco, para lo cual tenemos cirujanos y cardiólogos especializándose. Aspiramos a seguir siendo la unidad de referencia en el centro sur de Chile y llegar a las mil cirugías cardíacas al año”.

En tanto, el doctor Enrique Seguel, director de Estudios de Postgrado de Medicina de la Universidad de Concepción y jefe de Cirugía Cardiovascular del HGGB, da especial relevancia a la labor que ejercen ambas instituciones, configurando una poderosa alianza estratégica. “Nuestro trabajo académico apunta a la creación de nuevos programas de especialización. Uno de ellos es el programa de cardiología intervencional, el cual ya fue aprobado por la dirección de postgrado de la Universidad de Concepción y se inicia este 2015”.

“En cirugía cardíaca somos el hospital que por cuarto año consecutivo hace más cirugías en adulto en Chile y ofrecemos casi toda la cartera de procedimientos en este campo, todos los días de la semana y 24 horas al día. Estamos muy orgullosos de nuestros logros, pero también tenemos necesidades, como la habilitación de un segundo pabellón. Nos faltan camas de pacientes críticos para poder recibir a nuestros post operados y también estamos a la espera del arribo de nuevos profesionales que se integren al equipo. Asimismo, tenemos que seguir formándonos, porque están son especialidades que están en constante evolución”, agrega el doctor Seguel.

En este contexto, el facultativo ratifica el gran objetivo del equipo que integra. “Para nosotros, la principal deuda que tenemos con Concepción es el trasplante cardíaco. Yo esperaba hacer el primer trasplante en 2011, pero el terremoto obligó a atender otras prioridades. Además, las políticas de trasplante son bastante centralizadas, existen listas de espera, asignación de donantes y una serie de cosas que dicta el ministerio, por lo tanto los hospitales para poder dedicarse a esto tienen que estar acreditados y el nuestro todavía no lo está. Yo me especialicé en Francia en trasplante y como equipo estamos preparados para hacer la intervención. Ahora, técnicamente el trasplante cardíaco no es tan difícil, lo complejo es el manejo del enfermo con insuficiencia cardíaca y el manejo del paciente post trasplante, pero para eso nuestros cardiólogos tienen mucha experiencia. Sabemos que podemos asumir con éxito el desafío cuando se presente”.

Mientras se espera un trasplante que marcará un nuevo hito, el doctor Claudio Santander llama a trabajar en otras aristas, como lograr una asociatividad coordinada de instalaciones entre el HGGB y el Hospital Las Higueras de Talcahuano, otro importante polo de cirugía cardíaca de la región, donde se realizan cerca de 200 operaciones al año. “Esto también tiene que incluir a las clínicas privadas locales y regionales, de tal modo de conseguir economías de escala, de ámbito y las enormes ventajas de gestionar una red cardiovascular y neurovascular que pueda prestar servicios a nivel nacional y aspirar a hacer lo mismo con los países vecinos”.

Actualmente, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en Chile, tanto en hombres como en mujeres, por lo tanto, disponer de un centro de referencia nacional en la Región del Bío Bío es el fruto de un apuesta visionaria y el resultado del trabajo a contrapelo de un puñado de hombres que le torció la mano al centralismo.

“Lo que tenemos hoy es una joya, que todos debemos cuidar. Cerca del 90% de los pacientes que se operan en Concepción lo hacen gratis, con procedimientos y especialistas de primera línea. Las autoridades del ramo deben proporcionar los recursos que garanticen que la cirugía y cardiología, ambas en un nivel muy alto, sigan creciendo. No podemos destruir 40 años de trabajo, porque reconstruir todo esto sería muy difícil”, finaliza el doctor Gyhra, un verdadero rebelde, uno más que Concepción le regaló al país.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

Dr. Alberto Gyhra Soto

Dr. Alberto Gyhra Soto

Dr. Eduardo Lecannelier Franzoy

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Dr. Enrique Seguel Soto

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