Historia
Símbolos, mitología y medicina
El doctor Raúl Lazarte Cuba, gastroenterólogo peruano del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, avecindado en nuestro país desde el año 1999, es un convencido de que a la hora de ejercer la medicina es fundamental estudiar permanentemente para estar al día con los avances que esta ciencia presenta y, al mismo tiempo, potenciar la relación entre el médico y su paciente.
El gastroenterólogo observa que la medicina tiene características que la convierten en un arte que, para Hegel, es la conjunción del espíritu y la forma, de lo finito en lo infinito, de lo real y lo ideal, de lo subjetivo y lo objetivo.
En este ensayo el doctor Lazarte revisará una serie de visiones sobre símbolos y mitología que se relacionan directamente con la práctica médica, donde el lector podrá descubrir aspectos desconocidos sobre el significado de las representaciones que hay detrás de la medicina.
"Vinieron pues, Moisés y Aaron a Faraón, e hicieron como el Señor lo había ordenado, y echó Aarón su vara en presencia del Faraón y de sus siervos, la cual se convirtió en serpiente. Entonces llamó también el Faraón a sus sabios y hechiceros; y estos últimos hicieron lo mismo con sus encantamientos; pues echó cada uno su vara las cuales se transformaron en serpientes; más la vara de Aarón devoró las varas de ellos". Éxodo 7, 9-12.
Los símbolos
Un símbolo es algo que representa la imagen de otra cosa que no se ve en ese momento, pero esta relacionada con ella. El vocablo es derivado del griego symballein (conglomerar o juntar); símbolo es "algo que representa u oculta otra cosa diferente" y cuya apariencia encubre un significado mucho más amplio. Además de su significado "convencional" (relación entre el objeto y la palabra que lo designa) y "accidental" (valor alegre o triste, placentero o desagradable: de un objeto en relación con una experiencia emocional individual), los símbolos tienen un valor universal (con el más antiguo lenguaje de la humanidad y el más extendido en el espacio), representando un lenguaje perdido en el que se han fosilizado pensamientos y emociones, a veces, arcaicos y que reaparecen del modo más inesperado.
La Medicina nos ha ayudado a comprender el origen antropológico de los símbolos. Innatos o adquiridos, han sido éstos una clave secreta de la humanidad, un lenguaje universal que precedió a todos los demás idiomas y en los que han quedado perpetuados conceptos antiquísimos. Ello hace de los símbolos verdaderos fósiles del pensamiento humano.
Cuando en un momento memorable el hombre primitivo descubrió como alargar su mano y aumentar su desarrollo, labrando los primeros instrumentos de pedernal (que usó como armas, herramientas y cinceles sucesivamente) talló sobre fragmentos de la naturaleza que lo rodeaba configuraciones que sólo existían en su mente. Primero hizo dibujos mágicos, luego estéticos; unas veces dibujos de cosas naturales, otras de formas geométricas.
La simbología precedió a la representación de imágenes y la representación fonética de los sonidos. Cuando el hombre desarrolló la escritura simbólica y jeroglífica quedaron incrustados en ella imágenes, emociones y conceptos que no podían expresarse en palabras y que se convertirían en símbolos. Actualmente, con el avance de la información también contamos con símbolos globales que son aceptados y usados mundialmente.
Mitología
Para la mitología, los dioses además de causar enfermedad y muerte, también curaban y sanaban las heridas. En la Antigua Grecia, así como en Egipto, la Medicina Religiosa se estableció firmemente. Los sacerdotes, en sus templos y santuarios, deseaban satisfacer las necesidades humanas. La enfermedad podía ser tratada por dioses y semidioses que practicaban el arte de sanar.
Apolo tuvo bajo su dependencia la salud y la medicina, la pureza corporal y la espiritual. Fue el dios del canto y del verso exegético. Inicialmente, Apolo era el más importante; pero secuencialmente fue eclipsado por su hijo Asclepión (Asclepio, Esculapio) que, en el último tercio de la quinta centuria a. de C., pasó de héroe de culto menor a un dios mayor.
Recordemos que el dios solar Apolo, enamorado de la ninfa Coronis y habiendo sido informado por un cuervo blanco que la bella ninfa lo traicionaba con un mortal, la hizo acribillar a flechazos. Según otra versión, fue atacada por Diana cuando Coronis cayó muerta, el hijo que llevaba en su vientre fue extraído por cesárea en Epidauro al pie del Monte Mirtión, donde fue abandonado. Una cabra lo amamantó y un perro lo defendió. El pastor Arístines, a quien pertenecían los animales, encontró al niño y sorprendido por el resplandor que lo rodeaba, comprendió que encerraba un misterio y no osó recogerlo.
Apolo le llevó al Centauro Quirón, natural de Tesalia, hijo del Titán Cronos y de la ninfa marina Fílina; y enseñó los secretos del arte de curar a Esculapio. Se refiere que Esculapio acompañó a Lasón y sus argonautas en su fabulosa expedición en busca del Vellocino de Oro. Además participó en la Guerra de Troya, junto a sus hijos Pocaleiro y Macaón, considerados asimismo excelentes médicos.
Esculapio se hizo tan hábil en la ciencia médica que descubrió el modo de resucitar a los muertos. Entre los que devolvió a la vida figuran Capaneo, Licurgo, Glauco e Hipólito. Júpiter (Zeus) temiendo que las resurrecciones alteraran el orden del mundo fulminó a Esculapio con rayos forjados por los cíclopes.
Hacia el año 400 A. de C., en la isla griega de Cos se formó uno de los centros más famosos de culto a Asclepio que, a partir de los siglos VI-V a. de C. se extiende desde Epidauro a toda Grecia y posteriormente al Imperio Romano.
Los enfermos que visitaban el Templo de Asclepio, que tardó en construirse varias generaciones, solían venir de muy lejos. Los peregrinos tenían la esperanza de ser curados mientras dormían, recibiendo consejos del dios. El templo tenía tres terrazas: la más baja tenía numerosos pozos en los que se realizaban rituales; la central, los peregrinos ofrecían sacrificios al dios. En ella se encontraba el tesauro o tesoro del templo en donde los enfermos dejaban una donación o pago de honorarios; y en la más alta estaba rodeada de salones columnarios, aquí se llevaba a cabo el sueño terapéutico.
Existe un relato del poeta ático Aristófanes (siglo IV a. de C.): " Al anochecer los enfermos se acuestan en las camas de reposo (del griego Cline, de donde procede el término clínica) situados en los cuartos destinados al sueño terapéutico ("incubación"). Los siervos del templo (del griego Therapeutas) apagan la luz y piden silencio. Un sacerdote recoge el pan de oblación de los altares. Después aparece el dios escoltado por sus dos hijas y un esclavo. Van de cama en cama para examinar a los enfermos, mezclando ungüentos y jarabes. Entre las hijas se incluían Hygiea, la "salud" (de la que deriva el término higiene); Akeso; Leso; Panakeia, la que todo lo curaba (de esta última se deriva el término Panacea).También lo acompañaba su esposa Epiona (la “dulce") y, a veces, sus hijos Pocaleiro y Macaón.
Hubo muchos casos de curaciones como la de un ciego al que la serpiente de Asclepio le lamió los párpados, recuperando así la vista. Demóstenes de X, paralizado de las piernas, llegó al templo en una camilla y sólo caminaba apoyado en bastones. En el momento en que se fue a dormir en la sala terapéutica vio un rostro. Soñó que el dios le prescribió quedarse por cuatro meses en el templo, ya que así sanaría. Después de estos cuatro meses, salió curado de la sala y por su propio pie. El viajero Pausanías describía relatos de curaciones milagrosas grabadas en planchas de mármol del siglo IV a. de C. Algunas de éstas que se llamaban lamatas, las que aún se conservan.
Una chica muda mientras recorría el santuario vio una serpiente que bajaba de un árbol. Del susto empezó a gritar llamando a sus padres. Se marchó curada del santuario.
Andrómaca de Epiro con el fin de tener numerosa descendencia, durmió en la sala de curación y tuvo un sueño. Soñó que un bello chico la destapaba y el dios le tocaba con la mano. Después tuvo un hijo de Arybbes. Eratodes de Troizen tenía una pústula llena de pus, cuando ya iba a dejarse tratar con fuego por los médicos, el dios se le apareció en un sueño y le ordenó irse a dormir al santuario de Epidauro. Transcurrido el tiempo que se le había ordenado, se rompió en su momento la pústula y se fue curado del santuario.
El orador griego Elo Arístides (117-187 d. de C.) viajó al Templo de Asclepio en Pérgamo con la esperanza de curarse de su tendencia la hipocondría. En su obra de seis volúmenes narra sus experiencias en el templo. Los apuntes de Arístides muestran que los santuarios de Asclepio vivieron un segundo auge en el siglo XI d. de C. Grandes multitudes acuden de los templos de Pérgamo, Epidauro y Cos buscando curación. La mayoría de estos lugares se asemejan más a un lugar de peregrinación que de curación.
Cabe destacar que la primera figura médica identificable en el Antiguo Egipto fue Irnhotep; médico, arquitecto, estadista y músico que vivió hasta el año 2950 a. de C. y a él se debió la construcción de la pirámide de Sakkara, no lejos del Cairo, que es hoy día la más antigua estructura de piedra existente en el planeta.
Según el doctor Félix Martí Ibáñez, existen infinidad de símbolos que han logrado un lugar relevante en la Historia de la Medicina. Pero fundamentalmente son tres: el ojo de Horus, el Centauro y el Caduceo (Caduceus).
El ojo de Horus
Hor u Horus era el dios Halcón del Alto Egipto especialmente en Edfu y en Hierakómpolis. Su cabeza de halcón fue popular hasta los últimos tiempos, en que se representaba a Horus en forma de guerrero a caballo matando al dragón. Era una divinidad de forma muy compleja, por los varios cultos que se le tributaron, mezclados unos con otros, y por los varios aspectos bajo los cuales se hizo popular. Las distintas alianzas de tribus egipcias en diversas épocas, hicieron que tomara tres formas diferentes: el Gran Horus, hermano de Osiris; Horus, hijo de Cisiris, vengador de su padre; y Horus, niño o Harpócrates, hijo de Isis.
El símbolo se basa en que Horus hijo de la diosa Isis, cuando era niño perdió la vista como resultado de un cruel ataque del demonio Set, recobrándose después, cuando su madre invocó la ayuda de Coth. Desde entonces los egipcios imploran al dios Horus, el de cabeza de halcón, que cure sus males.

El Ojo de Horus representado en la iconografía egipcia con una R con un ojo en el círculo superior, se convirtió en un símbolo de protección y cura. Con el tiempo se fueron haciendo amuletos de oro y cobre que representaban al Ojo de Horus, los que servían para proteger de las enfermedades y curar el "mal de ojo". El ojo de Horus reapareció en la Edad Media en forma de un signo parecido al número 4 que se usaba en las recetas de los médicos y alquimistas. Para invocar la ayuda divina, reviviendo así la costumbre romana de utilizar el signo de Júpiter con el mismo fin.
El signo Rx fue instituido por el médico Krinas en tiempos de Nerón para indicar gráficamente que el médico estaba sometido al poder del estado. En la Edad Media la Iglesia, en su lucha contra el paganismo, obligó a los médicos en países como España, a utilizar las iniciales del Responsum Raphaelis en vez del signo pagano de Júpiter.
Gradualmente el signo de Horus, mezclado con el signo de Júpiter derivó en el signo Rx, o Rp (Responsum Raphaelis) que aún usamos los médicos en el ángulo superior izquierdo de las recetas.
Actualmente, el uso del latín en el lenguaje médico ha quedado confinado a determinadas áreas como la taxonomía de los seres vivientes, a la nomenclatura anatómica, la prescripción médica y, escasamente, para designar algunas situaciones clínicas.
El símbolo del Centauro
Es otro que ha tenido gran importancia en la Medicina del Mundo Antiguo. Una clásica representación simbólica es el noble, sabio y buen centauro Quirón. Para comprender el origen psicológico del símbolo del Centauro hay que recordar el importante papel que el caballo ha desempeñado en la evolución de la humanidad.

Este animal fue el principal modo de locomoción antes de los vehículos con ruedas y los barcos. La máxima expresión simbólica de la unión del hombre y el caballo fue el símbolo del centauro griego, único monstruo admitido entre los seres humanos.
Los centauros eran una raza salvaje, violenta y traidora como lo demostraron el Centauro Euritión y sus compañeros. Pero Quirón era gentil, dulce, sabio y bueno. Progresivamente se desnaturalizó este símbolo. Se identificó al caballo en la Biblia como símbolo de agresión y potencia. Se consideró al jinete y a su caballo como una unidad, y el caballo sin jinete fue considerado como símbolo de castración y muerte. Los nativos de Sudamérica consideraron a los conquistadores españoles como centauros, cuando a caballo realizaron su gesta. Más el simbolismo noble, sabio, bondadoso y curativo del centauro ha ido desapareciendo a favor de su otro simbolismo: el de representar las fuerzas eróticas, agresivas y violentas del inconsciente humano.
El Caduceo
La palabra Caduceo proviene de una raíz griega que quiere decir “la varita de un heraldo o bordón". Tanto la vara de Mercurio como el Bordón de Esculapio nacieron del culto a la serpiente.
Admirada y temida; adorada y destruida desde los tiempos prehistóricos, la serpiente –capaz de andar sin patas, despojarse de su piel y de renacer cada primavera- fue siempre objeto de fábulas y leyendas. Sin embargo en la Biblia la fue considerada un símbolo del mal "Entonces dijo el Señor a la serpiente. Puesto que has hecho esto, maldita seas entre todos los ganados y entre todas las bestias salvajes. Marcharás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida" (Génesis 3:14).
Es difícil decir hasta qué grado el relato bíblico sobre el pecado original ha influenciado nuestra actitud hacia las serpientes. Fue símbolo de la lluvia y del benéfico discurrir de las aguas (varios pueblos las adoraron. Los indios americanos a la serpiente de cascabel; los asiáticos, a la cobra; los africanos, al pitón).
Hacia 1600 a. de C., los habitantes de Creta rendían culto a la diosa serpiente, que poseía propiedades curativas. A comienzos del siglo XX, se halló en las excavaciones del palacio de Cnosos (Creta), una escultura de la diosa serpiente. Sir Arthur Evans encontró en ese conjunto de edificios, baños y canalización de las cloacas que demostraron un alto nivel de higiene.
Se inspiró con mucha probabilidad, en la mitología egipcia en donde la diosa Hathor se la representa siempre con una serpiente, mientras que la diosa Waget, puede transformarse en una culebra. También se encontraron altares en honor a la diosa serpiente erguida por druidas y navajos, bhramanes y apaches. Los hindúes las consideraban como un símbolo de sabiduría y el dios azteca Quetzalcoalt, la "serpiente emplumada" era una combinación del pájaro quetzal y serpiente de cascabel. Los aztecas, al igual que los egipcios y los griegos, poseían en sus templos serpientes sagradas vivas.
La serpiente es entonces el motivo principal de los símbolos de la farmacia y la medicina. Se convirtió en un símbolo de sabiduría, riqueza, prudencia, fortaleza, salud, convalecencia, inmortalidad, rejuvenecimiento y longevidad. Es decir, fue el más potente símbolo contra la enfermedad, acaso por la similitud entre el deshacerse de ella y despojarse la serpiente de su piel. Los dos símbolos emanados de la serpiente (la vara de Mercurio y el bordón de Esculapio) tienen una varilla como centro, que se considera como instrumento de autoridad, vara adivinatoria, símbolo fálico o árbol de la vida.
La vara de Mercurio
Hermes, era el mensajero de los dioses, protector de los heraldos, dios de los sueños, de la magia, del comercio habría nacido en el cuarto mes del año; el cuatro era un número sagrado y el cuarto día de la semana recibió su nombre: miércoles.
El Caduceo era una vara mágica que Apolo dio a Mercurio a cambio de la lira de las siete cuerdas. Figura entre los atributos de Mercurio y originariamente estaba formado por dos varas que se entrelazaban en lo alto sobre una tercera. Más tarde, las varas laterales pasaron a ser serpientes. El Caduceo de Mercurio es emblema de paz, de prosperidad y de comercio; con él Mercurio conduce las almas a los infiernos y hace cesar los vientos.

El símbolo apareció en los mascarones de proa de los barcos mercantes, como emblema de las sociedades secretas y como símbolo médico en el siglo XVI. Cuando sir William Buttss, médico de Enrique VIII (se encontró que el médico principal de Enrique VIII fue Thomas Linacre, no se hace alusión a Sir William Buttss), lo usó en su escudo. En 1856, los utilizó el Servicio de Hospitales de Estados Unidos y en 1902 fue adoptado por el jefe de Sanidad Militar.
El bordón de Esculapio con una sola serpiente enrollada; la cabeza hacia arriba y la cola hacia abajo apareció en tiempos de Homero (aproximadamente 1000 años a. de C.). Fue usado como símbolo por Esculapio, quien al efectuar sus curaciones iba seguido de una serpiente del género Elaphis aesculapii.
Su bordón con la serpiente enrollada simboliza el arte de curar y fue adoptada por varias sociedades médicas. Según Félix Martí Ibáñez, el símbolo de la medicina más adecuado es el de una sola serpiente enrollada en torno a un bordón.
Esta revisión es sólo un aspecto panorámico de estos conocimientos, que todo médico debería conocer Sin embargo, la recopilación e investigación más profunda por expertos en estos temas, permitiría que entendamos mejor la historia de la Medicina.
Está demostrado que cualquier cultura a través de los tiempos, si no conoce bien su pasado jamás podrá planificar bien su futuro.
Bibliografía
- Sagrada Biblia
- Ensayo del Dr. Félix Martí Ibáñez, Esplendor y miseria de los símbolos, MD en Español, octubre 1967
- Western Medicine. Edited by Irvine London. Oxford- New York. Oxford. University Press, 1997
- Crónica de la Medicina. Publicación exclusiva para Grunenthal Peruana, Plaza y Janes Editores S.A, Barcelona, 1993
- Mitología. Edición en Español. Editorial Abril. Sao Paulo Brasil, 1974
- Origen de la Medicina Griega (Fotocopia)
- Nueva Enciclopedia Temática. Tomo 8. Editorial Richards SA, México, 1963
- Enciclopedia Barsa. Tomo 6. Enciclopedia Británica Publisher Inc., México, 1980
- Enciclopedia Combi Visual. Tomo 3. Ediciones Danae, Barcelona, 1972
- Historia de la Medicina. Lyons, Petrucelli. Mosby Doyma Libros, Madrid, 1994
- Valentín Campos, Santiago, Las sectas y las sociedades secretas a través de la historia .Editorial del Valle de México, 1975
- Medicina y Lenguaje. Oscar Pamo Reyna, 1991
