Galeno: el crÃtico de los médicos de su época
Pocos médicos influyeron tan profundamente en la historia de la medicina como Claudio Galeno, y a excepción de Hipócrates, ninguno por tanto tiempo.
Galeno pertenecÃa a la clase alta, comenzó a estudiar medicina a los dieciséis años y murió a los 71 años. Al parecer nació el año 129 d.C, durante el reinado de Adriano y su muerte se registra alrededor del año 200.
Su vida prácticamente se desarrolló en la llamada Pax Romana. Vivió el esplendor de Pérgamo, su ciudad natal, importante centro cultural, dotado de una biblioteca tan importante como la de AlejandrÃa, con una intensa vida comercial y religiosa, donde existÃa un gran templo de Esculapio.
Su padre se interesó por los aspectos artÃsticos y agrÃcolas en Nicón, sin descuidar otros tópicos del saber, como la filosofÃa, la ciencia, la mecánica, la astronomÃa y la medicina. Fue su él quien le presentó las ideas filosóficas de las distintas escuelas de Pérgamo, las que fueron claves en su desarrollo cultural.
A los dieciséis años decidió orientar su actividad al estudio de la medicina. Con este objeto viajó a Esmirna y finalmente a AlejandrÃa, para regresar de nuevo a Pérgamo en el año 157, donde ejerció como médico de la tropa de gladiadores.
Dedicó su vida entera a la medicina, la que ejerció por espacio de cincuenta años con un auténtico estoicismo, sin lujos. Comentaba que, a pesar de que su padre era un gran terrateniente, él vivÃa con lo necesario.
Al igual que Aristóteles, pensaba que la naturaleza no hacÃa nada en vano, por lo que basado en estos conceptos escribió un libro de anatomÃa sobre el uso de las partes del cuerpo. CreÃa que la medicina era la mejor obra intelectual del hombre. Le dio una gran importancia a la dieta y las costumbres. En sus fichas clÃnicas dejaba entrever los excesos de sus pacientes y atribuÃa las causas de los males de la salud y enfermedad a un problema de responsabilidad moral.
Galeno, como hombre de letras, aprendió de sus maestros: Sátiro lo introdujo en anatomÃa terapéutica y en medicina hipocrática; Estratónico lo inició en la práctica clÃnica, inculcándole la relación médico-paciente y el procedimiento terapéutico de la sangrÃa; Escrión, médico empÃrico, le enseñó todo lo referente a farmacologÃa, desarrollando en él la polifarmacia y de Pélope aprendió los humores, los que utilizó toda su vida.
Siguió perfeccionándose en Esmirna y AlejandrÃa, ciudades en las que mantuvo fuertes disputas con los maestros de la época, las que dejó plasmadas en escritos cortos, muchos de los cuales desaparecieron y que trataban sobre su rechazo a los dogmáticos
Pensaba que un verdadero médico debÃa poseer los tres pilares fundamentales del saber: lógica, fÃsica y ética, por lo que era enfático en afirmar que quien se alejara de ellos no podÃa ser un buen profesional. Acuñó el término de diagnóstico cientÃfico, basado en la localización de las enfermedades con conocimientos profundos en lo anatómico y lo fisiológico, y en el buen razonar deductivo. Lo importante era el conocimiento con demostración, por lo que escribió un tratado sobre ello.
Según Galeno, la ignorancia de los nuevos médicos consistÃa sobre todo en que no poseÃan el conocimiento metódico de la naturaleza del cuerpo humano. Por esta razón, no sabÃan distinguir las enfermedades según su género y especie, ni tampoco tenÃan claras nociones de lógica, sin la cual no se podÃan hacer los diagnósticos. Consideraba que ignorando estas cosas, el arte médico se tornaba sólo en una práctica empÃrica.
Con el aprendizaje y experiencia que obtuvo en AlejandrÃa, volvió nuevamente a Pérgamo. A los treinta años desarrolló la cirugÃa, la clÃnica, la fisiologÃa y la neurologÃa. Escribió sobre los pares craneanos, describiendo siete de ellos. Asimismo, estableció la relación existente entre la columna, la médula espinal y el cerebro, donde la médula espinal era la prolongación del cerebro y a partir de ella salÃan terminaciones nerviosas que se comunicaban con los órganos. También se refirió al diafragma y su importancia en la mecánica respiratoria y de los músculos intercostales.
Durante la revolución en Pérgamo, en el año 163, por la mala situación económica emigró a Roma.
Su vida en la capital del imperio no fue fácil debido a las controversias que mantuvo con las distintas escuelas romanas, consideradas por él como dogmáticas. Además del desprecio de los romanos por la cirugÃa, a pesar de los inconvenientes, tuvo grandes relaciones con miembros de la aristocracia. Mantuvo un estrecha amistad con el cónsul Flavio Boecio, quien al igual que Galeno era un ferviente admirador de la anatomÃa y de los planteamientos aristotélicos, por lo que le dio la posibilidad de escribir sobre temas anatómicos. En Roma desarrolló su principal obra médica sobre las doctrinas de Hipócrates y de Platón, asà como sobre la voz y la respiración.
Poco a poco se fue haciendo conocido en Roma por las curas practicadas a miembros de familias patricias que con anterioridad habÃan sido desahuciados, asà como por el empleo de una elocuente retórica en discusiones de carácter público. Galeno fue médico de los emperadores Lucio Vero, Marco Aurelio, Cómodo y Septimio Severo, antes de volver de nuevo a Pérgamo, donde murió en el 216.
Influido por la doctrina hipocrática, Galeno sostuvo como tesis que la salud del individuo se basa en el equilibrio entre la sangre y una serie de humores conocidos como bilis amarilla, bilis negra y flema. Fue pionero en la observación cientÃfica de los fenómenos fisiológicos y practicó numerosas disecciones, que le permitieron identificar siete pares de nervios craneales, describir las válvulas del corazón e incluso establecer las diferencias estructurales entre venas y arterias. Además, logró demostrar que las arterias no transportaban aire, como entonces se creÃa, sino que sangre.
Inmerso en viajes, estudios, prácticas, disecciones y polémicas Galeno asimiló todo el conocimiento médico de la época, escribiendo numerosas obras en griego. La anatomÃa, la fisiologÃa, la patologÃa, la terapéutica, la higiene y otras muchas disciplinas fueron reflejadas en sus más de trescientas obras, de las que en la actualidad sólo se conservan unas ciento cincuenta.
La importancia de la sistematización del saber médico de su época y de las disciplinas en que éste se apoyaba; el claro esquema teórico platónico y aristotélico y su elevado sentido religioso y moral, le garantizaron ser considerado como la figura del médico por excelencia hasta el Renacimiento.
La obra de Galeno fue aceptada durante siglos como dogma de fe y sólo a partir del siglo XVI, con las nuevas ideas de Vesalio, gran anatomista del Renacimiento, empezaron a sucumbir los cimientos de su autoridad.
