Publican consenso en torno al manejo del dolor
Se trata del documento “Recomendaciones nacionales para el diagnóstico, prevención y tratamiento del dolor crónico no oncológico en pacientes adultos”, elaborado por la Asociación Chilena para Estudio del Dolor y Cuidados Paliativos.
La sensación de dolor está estrechamente ligada a la percepción de cada individuo y muchas veces es difícil de explicar a un tercero. Se define como una experiencia sensorial y emocional desagradable que por lo general está asociada a daño tisular real o potencial. Se trata de una condición multifactorial que se manifiesta con síntomas físicos y psicológicos que producen múltiples consecuencias, entre ellas disminución en la calidad de vida, discapacidad, cambios en el estado de ánimo y alteraciones del sueño.
Se estima que el dolor crónico afecta entre un 20 y 40 por ciento de la población mundial. En Europa se ha calculado una prevalencia del 19%, con una intensidad de moderada a severa. En el caso de Latinoamérica, existen pocos estudios acerca de la epidemiología del dolor crónico y sus metodologías, sin embargo, los números fluctúan entre un 16,8% en México y un 40,3% en Cuba.
En el caso de Chile, según los datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2009/2010 -que evaluó la presencia de síntomas músculo-esqueléticos de origen no traumático durante 7 o más días de duración- el análisis arrojó una prevalencia del 34,2 por ciento.
En términos generales, existe consenso que tratar el dolor crónico es complejo debido a la coexistencia de factores biológicos, psicológicos y sociales que contribuyen a su presencia, lo cual produce una respuesta poco favorable a las monoterapias.
Precisamente, este consenso, “Recomendaciones nacionales para el diagnóstico, prevención y tratamiento del dolor crónico no oncológico en pacientes adultos”, fue realizado bajo la coordinación de la doctora Marisol Ahumada, presidenta de la Asociación Chilena para Estudio del Dolor y Cuidados Paliativos (ACHED-CP), junto al doctor Norberto Bilbeny (past-president ACHED-CP) y 43 expertos de diferentes especialidades. Entre todos se llegó a la conclusión- según se menciona en el documento- que el dolor crónico debe ser abordado como una enfermedad propiamente tal e independientemente de la causa que lo originó, ya que hay suficiente información sobre los mecanismos etiopatogénicos que lo generan y lo perpetúan. Su tratamiento debe estar basado en un buen diagnóstico y enfocarse de manera multimodal y multidisciplinario debido a la presencia de componentes biopsicosociales.
Un mejor manejo del dolor crónico reducirá la discapacidad, aumentará la calidad de vida de los pacientes, y posiblemente, reducirá los costos para el sistema de salud.

Dra. Marisol Ahumada Olea