Investigación asociativa en cáncer gástrico
En la Universidad de Talca se realizó un encuentro para discutir los avances en torno a la búsqueda de nuevos mecanismos terapéuticos para abordar la patología.
Aunque su incidencia varía en diferentes partes del mundo, el cáncer gástrico es considerado un cuadro oncológico frecuente y agresivo, de alta mortalidad, y por lo mismo especialistas lo califican como un problema de salud pública que requiere un abordaje multidisciplinario, la implementación de estrategias preventivas y mayor desarrollo de estudios en torno a sus causas y tratamientos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer gástrico provoca más de 750 mil muertes anuales. El diagnóstico es complejo, particularmente durante sus primeras etapas cuando es asintomático, luego presenta signos como dolor abdominal, melena, pérdida de peso, náuseas, disfagia y decaimiento.
Se trata de una enfermedad neoplásica que se manifiesta en los tejidos que recubren el estómago y se puede producir por múltiples factores. Se cree que la infección por el Helicobacter pylori es la principal causa, pero también existen otros elementos que aumentan el riesgo de padecer la patología, como mayor edad, gastritis crónica, sexo masculino, alimentos ahumados o salados, dieta baja en fibra, tabaco, anemia perniciosa y antecedentes familiares.
En países occidentales la cantidad de casos nuevos está disminuyendo, sin embargo, sigue siendo la tercera causa más común de muerte por cáncer en el mundo. En Chile, es la primera, con una mortalidad de 23 por 100 mil habitantes en hombres y 8,2 por 100 mil habitantes en mujeres, cifras que lo sitúan como el país con la mayor tasa en Latinoamérica y a nivel planetario.
Para abordar este tema, se efectuaron en la Universidad de Talca las Primeras jornadas del programa de investigación asociativa en cáncer gástrico (Pia-Cg). “El encuentro sirvió como una instancia para discutir los avances en torno a nuevas formas de tratamiento, ya que hasta ahora solo se cuenta con intervenciones quirúrgicas y quimioterapia”, comentó el doctor Nelson Brown Vega, profesor asociado de la casa de estudios superiores.
“Resulta evidente la necesidad de contar con estrategias más específicas y efectivas que puedan complementar las terapias corrientes y mejorar la sobrevida de los pacientes. Se requiere encontrar marcadores que al ser evaluados en sangre o en las biopsias gástricas, nos permitan saber si un individuo tiene una mayor probabilidad de presentar un cáncer gástrico”.
Los esfuerzos están enfocados en el estudio de nuevas moléculas que puedan combatir el cáncer desde otras perspectivas. Así lo confirmó el biomédico de la Universidad de Talca, Rodrigo Moore Carrasco, para quien “las mitocondrias, como orgánulos celulares encargados de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular, representan un objeto de estudio de relevancia para la batalla contra el cáncer. Si se logra detener ese aporte de energía de las mitocondrias a las células tumorales, probablemente podríamos tener un éxito mayor en esta lucha”.
Los organizadores explicaron que uno de los objetivos de las jornadas fue trabajar en convenios colaborativos en el ámbito de la investigación para desarrollar o generar nuevas moléculas con dianas terapéuticas, “que son ese blanco molecular donde un fármaco ejerce su acción. Éstas permitirán inhibir la proliferación y crecimiento de las células tumorales”, concluyó Moore.
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