Alertan por aumento en tasas de autismo en Estados Unidos
En un reciente estudio publicado en la edición de marzo de 2005 de la revista “Pedatrics”, un grupo de investigadores de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, muestra que las curvas de prevalencia de autismo se han incrementado en los últimos años.
Liderado por el doctor Craig J. Newschaffer, director del Centro de Epidemiología para el Autismo y las Discapacidades del Desarrollo de esa casa de estudios, el equipo buscó respaldar científicamente esta creencia que preocupa a médicos, educadores y padres, para lo cual compararon los resultados del autismo con las tendencias de otras discapacidades, como la lesión cerebral traumática, el retraso mental y las dificultades del habla y el lenguaje.
Para evaluar la tendencia utilizaron datos enviados a la Oficina de Programas de Educación Especial del Ministerio de Educación de EE.UU., que recogía información sobre niños de 6 a 17 años, entre 1992 y 2001.
Según los autores, el análisis muestra que la cantidad de niños que recibió una clasificación de educación especial para autismo ha aumentado drásticamente en la última década.
Dados los cambios en las herramientas de diagnóstico, no se conoce la cantidad exacta de casos de autismo en ese país, aunque de acuerdo a estadísticas del gobierno estadounidense se estima que entre uno y dos niños de cada mil presentan la enfermedad.
Si bien algunas personas atribuyen el creciente índice de autismo precisamente a los cambios en los parámetros de diagnóstico, este estudio refuta esa teoría, ya que al observar las tendencias de otras clasificaciones, los investigadores observaron que el aumento no era generalizado.
Los autores determinaron que los aumentos en la prevalencia de autismo fueron mayores para los niños nacidos entre 1987 y 1992. Y, aunque el incremento en la tasa posterior a 1992 no fue tan significativo, calificaron el hecho sólo como una ralentización en el índice de aumento y no como una reducción.
Considerando lo anterior, los científicos muestran su preocupación sobre la capacidad de respuesta del sistema de educación estadounidense y los costos asociados a una mayor prevalencia de esta enfermedad cuyas causas se desconocen. Aunque algunas investigaciones señalan un origen genético, algunos científicos también están explorando factores neurológicos, infecciosos, metabólicos, inmunológicos y ambientales.
