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https://www.savalnet.cl/mundo-medico/entrevistas/un-tercio-de-los-diabeticos-tipo-2-hacen-fallas-renales-terminales.html
16 Diciembre 2019

Dr. Rodrigo Muñoz Isla:

“Un tercio de los diabéticos tipo 2 hace fallas renales terminales”

Reinvertir los recursos que se destinan para el tratamiento de los pacientes con enfermedad renal crónica hacia el diseño de programas efectivos de prevención, es un aspecto que para el nefrólogo debe ser implementado con urgencia.

La enfermedad renal crónica (ERC) consiste en la alteración estructural y funcional de los riñones por un periodo superior a tres meses, donde se ve afectado el índice de filtración glomerular, repercutiendo de forma grave en la calidad de vida. Los órganos pierden su capacidad de eliminar toxinas, conservar el balance de la sangre y mantener el equilibrio metabólico y hormonal del organismo, llegando, en su estadio más avanzado o etapa 5, a generar riesgo vital.

En estos casos, la patología ha derivado a insuficiencia renal crónica, condición compleja que exige un manejo y cuidados especializados, obligando al paciente a someterse a terapia de sustitución renal o incluso trasplante. Su prevalencia va en constante aumento (estimada entre un 11% y 13% según la Organización Mundial de la Salud), debido a que dos de sus principales factores de riesgo, diabetes tipo 2 e hipertensión arterial, no han podido ser resueltos con eficacia por los sistemas sanitarios. Tampoco otros que influyen directamente, como la enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico, tabaquismo, dislipidemia, sedentarismo y obesidad.

“En insuficiencia renal crónica es clave la prevención, y si bien me aboco a pacientes adultos, cada vez se diagnostica más en personas jóvenes, lo que sin dudas es preocupante. La pregunta que surge en estos casos es cómo no se pesquisó antes”. El planteamiento es del doctor Rodrigo Muñoz Isla, médico internista y nefrólogo formado en las universidades de Concepción y Chile.

“Las terapias de hemodiálisis son muy caras. Lo ideal sería destinar todos los recursos que se ocupan en implementar tratamientos y manejar al paciente hacia una prevención efectiva, con programas y políticas bien definidas. Vale decir, en lugar de gastar, invertir, pero lamentablemente eso no se realiza”, agrega el especialista del Hospital Clínico Regional Dr. Guillermo Grant Benavente.

- Su diagnóstico es aún más alarmante si se considera que las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud apuntan a que la prevalencia de la diabetes podría duplicarse entre 2030 y 2040…

Efectivamente, por eso nuestro actuar tiene que ser proactivo y no reactivo. Si no asumimos con responsabilidad este pronóstico, tendremos aún más casos con insuficiencia renal crónica.

En el 40,4% de los pacientes sometidos a hemodiálisis crónica, su patología de base es la diabetes tipo 2, de acuerdo a las guías de práctica clínica del Ministerio de Salud. Un tercio de los diabéticos hace fallas renales terminales, en eso debemos trabajar con urgencia. Contar con programas preventivos para esta patología, que consideren el papel que tiene la diabetes tipo 2 como factor desencadenante, es clave.

Lo mismo ocurre, aunque en menor grado, con la hipertensión arterial, pero debemos considerar que casi la mitad de la población tiene esta condición. En cualquier centro de diálisis, casi el 50% de los pacientes son hipertensos y/o diabéticos. Si incorporamos un enfoque preventivo en estas dos grandes enfermedades, podríamos evitar la progresión de la insuficiencia renal terminal.

- ¿Entonces usted qué sugiere?

Promover hábitos saludables, incorporar el ejercicio a nuestra rutina, alimentarse de forma balanceada, efectuarse chequeos médicos al menos una o dos veces al año, exámenes de sangre y orina parea detectar los niveles de creatinina, incluso controles preventivos en el trabajo si es necesario, sobre todo en la población de riesgo. Esta estrategia ayudaría mucho porque la sintomatología es muy silente al inicio y solo se manifiesta en fases terminales, ya en la etapa 5, mediante alteraciones sistémicas como degeneración ósea, anemia, acumulación de toxinas urémicas, náuseas, poco apetito y signos de desnutrición.

- ¿Este análisis es extensivo al resto de la región?

Desde una perspectiva de comunidad latinoamericana compartimos los mismos problemas. Falta cultura de salud pública, una mirada preventiva, incentivos para el paciente que se cuida y destinar más horas a la práctica de deportes. En países como Bolivia, Perú y Paraguay, donde existe mucha población rural, son más precarios los sistemas de salud y faltan subespecialistas.

Es una realidad muy diferente a lo que se puede apreciar por ejemplo en Europa, donde esta mirada preventiva y de autocuidado está mucho más incorporada, fundamentalmente porque en los países desarrollados han entendido las grandes ventajas que tiene este enfoque, tanto para la persona como para el funcionamiento de los sistemas sanitarios, los cuales evitan la mala utilización de recursos, invirtiéndolos en áreas que son más necesarias.

- Ya cuando las terapias de sustitución renal no funcionan, la única alternativa es el trasplante…

Es el último recurso, porque la enfermedad es irreversible. Considero que es la mejor alternativa como terapia sustitutiva renal, ya que le otorga más independencia al paciente, terminando con sus visitas a un centro de diálisis. Es una solución más fisiológica, porque recupera la función renal de forma natural y solo hay que inmunosuprimir para evitar el rechazo. Es la mejor opción en cuanto a calidad de vida, sin embargo, el gran problema es la poca oferta de órganos. La tasa de donación en Chile es muy baja, alcanzando a 10 donantes por millón de personas (p.m.p.). En Latinoamérica, el país que lleva la delantera es Uruguay (23,7 donantes p.m.p.) y a nivel mundial lidera España (43,8 donantes p.m.p.)

Esto es una materia estrictamente ligada a las políticas de salud del país y pasa por optimizar la coordinación de las redes que existen para estos efectos y, además, fortalecer los mensajes ya que en general la población está desinformada, falta educación para derribar una serie de mitos. En España existe un grupo de médicos capacitados en esta área que se dedican exclusivamente a hablar con las familias y convencerlas, sin ejercer en la parte clínica.

- Los países más avanzados en el manejo de la enfermedad renal crónica tienen desafíos como aumentar los fondos de investigación, invertir en nuevas tecnologías, órganos de reemplazo o riñones artificiales, ¿estamos muy lejos de esta realidad?

No tan lejos. El problema es que siempre lo innovador es más costoso. Probablemente en 10 o 15 años podamos disponer de riñones artificiales u otros dispositivos tecnológicos, pero me imagino que a un precio prohibitivo para toda población. La opción que veo más factible es la implementación de la diálisis portátil, un dispositivo que pueda estar conectado todo el día al paciente mientras este realiza su rutina habitual. 

Una tendencia atractiva y de gran potencial que existe en Estados Unidos es la hemodiálisis domiciliaria, un proyecto incipiente en Chile y que podría reemplazar lo que tenemos ahora, que es el tratamiento en centros de diálisis. Pero más allá de todo esto, insisto que el camino que debemos recorrer como región apunta directamente a trabajar en la prevención. Resuelto eso podemos ponernos a pensar en el desarrollo de tecnologías y cómo estas deben ser accesibles para todos los pacientes.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

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