Dr. Sergio Uribe Espinoza:
“Existen novedosas formas para mejorar la salud bucal”
A través de las tecnologías de la información y comunicación es posible llegar a zonas de difícil acceso; proyectar tratamientos de manera digital; sistematizar procedimientos; y monitorizar hábitos de cepillado.
Desde la segunda mitad del siglo XX, la sociedad ha sido testigo del progreso científico tecnológico en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, donde las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) representan un factor determinante en la reorganización global. Esto porque han facilitado el intercambio de conocimiento en tiempo real y desde diferentes lugares, lo que ha permitido generar transformaciones y desarrollar habilidades prácticas significativas.
El doctor Sergio Uribe Espinoza representa este progreso. Estudió odontología y se especializó en radiología oral y maxilofacial en la Universidad de Valparaíso. En 2017 terminó su doctorado en ciencias médicas en la Universidad Austral de Chile. Como fanático de la tecnología e investigación, a la que se dedica desde el tercer año de pregrado, ha participado en diversas publicaciones internacionales que le permitieron impulsar la formación de cuerpos académicos más innovadores para la enseñanza de la carrera, los que además de entregar conocimientos a las nuevas generaciones, brindan herramientas para cambiar la mirada sobre la salud bucodental.
Actualmente vive en Letonia y trabaja en la Rīgas Stradiņa Universitāte (RSU), donde es Lead Researcher de la Unidad de Bioinformática y profesor visitante de la Facultad de Odontología. “Hace un tiempo participé en una conferencia en la Universidad de Birmingham en Inglaterra y en esa ocasión me invitaron a dictar cursos de investigación en la RSU. Así nació la transferencia educativa con ellos. Desde hace algunos años, junto a mi esposa, la doctora Ilze Maldupa, dividíamos nuestra vida entre Chile y Letonia, hasta que nos propusieron participar de su planta en una posición permanente”.
A la distancia sigue ejerciendo como profesor asociado del Instituto de Odontoestomatología de la Universidad Austral de Chile y en mayo de 2020 asumió la presidencia de la E-Oral Health Network, una agrupación que promueve la comprensión en torno a las TIC y sus aplicaciones en la especialidad, que con la pandemia de coronavirus han desplegado todo su potencial.
- ¿Cuáles son los principales cambios que ha experimentado la odontología?
De ser una disciplina aislada y dedicada, principalmente, a la restauración de dientes dañados por caries o enfermedad periodontal, pasó a ser una integrada a la salud general, representada a través de los especialistas en dolor orofacial, condición que afecta a millones de personas en el mundo. Su tratamiento es complejo y tiene un tremendo impacto en la calidad de vida de estos pacientes. El hecho que la odontología sea actualmente una especialidad “más médica” se manifiesta en el énfasis que se da al diagnóstico, donde la tecnología juega un rol fundamental. Por otro lado, hemos sido testigos de un cambio de enfoque: de un plano netamente restaurador tradicional, hemos avanzado a uno mínimamente invasivo, gracias al desarrollo de nuevas técnicas y materiales. Por ejemplo, hace más de una década era común el uso de amalgama. Ahora contamos con asociaciones que simulan algunas propiedades de los tejidos dentarios. En la subespecialidad de ortodoncia, estos mismos avances han significado toda una revolución, tanto así que es normal encontrarnos con adultos que usan frenillos linguales o placas prácticamente invisibles diseñadas digitalmente.
- Mencionó el tema de la importancia diagnóstica. ¿De qué manera ha evolucionado en la era digital?
En mi área, la radiología, está logrando grados de precisión inimaginables hace 10 años. La Tomografía Computarizada de Haz Cónico (CBCT por sus siglas en inglés) permite obtener imágenes diagnósticas de mejor resolución y con una dosis mínima de rayos, en comparación con la TC médico. Esto ayuda a planificar tratamientos con una precisión submilimétrica. Los clínicos cuentan con cámaras intraorales que ayudan a escanear y reproducir detalles para visualizar y proyectar con alta precisión. Este progreso también ha perfeccionado la evaluación de casos complejos de patología ósea para detectar tumores. En este punto, debemos considerar que si bien la incidencia de cáncer global ha disminuido, existen algunos, como el cáncer orofaríngeo, que han aumentado y representan un tremendo desafío diagnóstico.
- ¿Cómo contribuyen las TIC a mejorar la salud dental?
Han permitido entregar atención a personas alejadas geográficamente o que, por algún motivo, no pueden desplazarse. Por ejemplo, los postrados. Términos como teleconsulta y telediagnóstico comienzan a surgir en los años 70. Más recientemente, con el crecimiento exponencial de los sensores y las aplicaciones sociales, la nube, los grandes datos y la creciente familiaridad de los pacientes con estas tecnologías se ha creado una demanda de acceso a la información y a la atención sanitaria en cualquier momento y lugar. Hoy, las TIC aplicadas a salud involucran a la informática médica, es decir, a la recopilación, análisis y movimiento de información y datos sanitarios en apoyo de la atención de la salud; y a la telesalud, que se refiere a la entrega directa o indirecta de atención a un destinatario. Entre los ejemplos, figuran las fichas clínicas electrónicas, los servicios de telemedicina, los sistemas de comunicación personales “wearables” y portátiles, los sitios de salud y muchos otros instrumentos que ayudan a la prevención, diagnóstico, tratamiento y vigilancia de hábitos. Otros componentes de la cibersalud son la utilización de dispositivos móviles -como teléfonos inteligentes y otros dispositivos inalámbricos- para las prácticas médicas y de salud pública; y a la formulación de normas y definiciones con especificación técnica para hacer viable la gestión integrada de los sistemas de salud en todos los niveles.
- Alguna aplicación exitosa que ejemplifique lo anterior…
La pandemia por COVID-19 ha permitido aplicar de manera extraordinaria y a gran escala la teleodontología en las consultas. Si bien esta disciplina se inició en 1994 como un proyecto militar en Estados Unidos para servir a las tropas estacionadas por todo el mundo, las conclusiones de aquel trabajo evidenciaron que se podían disminuir los costos totales de la atención y era factible aplicarlas en distintas zonas. Desde 2014 existe en Francia E-Dent, un programa desarrollado por profesionales de la Universidad de Montpellier y que atiende a pacientes institucionalizados. A la fecha más de 2000 se han visto beneficiados, lo cual es muy interesante, porque con el advenimiento de redes más rápidas -como la 5G- es esperable que se permita comenzar a aplicar además la robótica a estos tratamientos. En 2017, un robot en China realizó una operación autónoma de implantes. Con las redes de alta velocidad es posible movilizar a estos androides para que operen a distancia comandados por un cirujano ubicado en cualquier lugar del mundo. Otra área exitosa es el desarrollo de las aplicaciones informáticas (las App) que permiten apoyar la toma de decisiones. Por ejemplo, en traumatismo dental, existe una que, a través de una serie de preguntas, va guiando al clínico acerca del diagnóstico y el tratamiento para cada tipo específico de trauma.
- ¿Qué avances se han producido con la digitalización de los procedimientos?
Los alcances han sido a gran escala. En mi especialidad, prácticamente todo es digital. En áreas como ortodoncia, la planificación de tratamientos es en este formato y permite visualizar el resultado final. Lo mismo ocurre con las cirugías ortognáticas y la implantología, donde los especialistas tienen un flujo digital de trabajo para proyectar de manera precisa y predecir resultados, gracias a la integración de imágenes digitales, impresiones 3D de alta resolución y evaluación mediante escáneres intraorales y fresadoras digitales. También podemos sistematizar procedimientos que van desde la creación de una cita automática con envío de mensajes al celular del paciente; hasta recoger información de hábitos. Por ejemplo, existen cepillos digitales que no solo supervisan la acción, sino que envían al odontólogo información para que pueda evaluar la efectividad de la técnica o posibles modificaciones particulares que se necesiten.
- La capacidad predictiva de la inteligencia artificial podrá analizar los datos no estructurados en la historia de un paciente y encontrar patrones para descubrir otros problemas de salud…
El uso de Big Data y de técnicas de análisis genético específicas, denominadas en su conjunto ómicas, han favorecido el desarrollo de la medicina de precisión, la cual permite identificar las características de cada paciente con el objeto de seleccionar el tratamiento más efectivo para su dolencia en particular. Por ejemplo, una persona podría tener un reloj biológico que muestra que un determinado medicamento es más efectivo si lo toma por la mañana, mientras que en otra persona podría ser al revés. Tradicionalmente se daba una recomendación general, “tome un comprimido cada ocho horas”, pero contamos con pacientes polimedicados, por lo que debemos acomodar ese horario según requerimiento y efectividad. Por otro lado, la recopilación de datos en tiempo real mediante dispositivos móviles genera información que nos permite identificar estrategias para cambiar hábitos poco saludables. A futuro se espera que otros dispositivos incorporen nanotecnología, para que, por ejemplo, un implante “avise” un eventual problema o, inclusive, una restauración dental pueda repararse a sí misma.
- Actualmente, preside la E-Oral Health Network. ¿Cuál es el principal campo de acción del organismo?
Esta es una institución regida por la International Association for Dental Research (IADR) que está compuesta -en su mayoría- por profesionales de 20 divisiones de todo el mundo, los que entregan su talento y energía para mejorar la salud bucodental mediante las TIC, con el fin de aumentar la capacidad de investigación en esta área para apoyar las intervenciones clínicas y de salud pública, así como las estrategias educativas que utilizan estas herramientas como vehículo. La red comparte experiencias e información sobre los proyectos en curso y sus resultados con otros grupos científicos de la IADR y sus miembros. Queremos seguir aportando con conocimientos en esta esfera.
- ¿Cuáles son los objetivos que se ha propuesto para su gestión durante los próximos dos años?
Seguir ayudando a la difusión de este trabajo y ayudar a llevar el mensaje respecto a la importancia de adaptarnos a los cambios. El actor norteamericano Larry David, indicaba que lo que más temía durante la pandemia era una anarquía o una emergencia dental. Pongámonos por un momento en el lugar de una persona que comienza con un dolor, ya sea en un diente o en la cara, mientras los hospitales están llenos de casos de COVID-19 y las clínicas particulares cerradas. ¿Cómo solucionar el problema? Durante años, muchos especialistas se han enfrentado a situaciones similares con pacientes postrados, que están en zonas de difícil acceso o internalizados y tienen experiencias exitosas que han compartido. Por ejemplo, la primera revisión sistemática sobre teleodontología fue llevada a cabo en 2013 por el doctor Rodrigo Mariño, un investigador chileno que trabaja en el Oral Health Cooperative Research Centre de la Escuela de Odontología en la Universidad de Melbourne. De esas experiencias tenemos mucho que aprender.
- ¿Qué desafíos ha impuesto la pandemia por COVID-19 a la salud bucodental?
Las cuarentenas han provocado una disrupción en los tratamientos de ortodoncia, encías o endodoncias de millones de pacientes. En estos casos el desafío que se planteó fue cómo brindar atención en este contexto. La solución fue la implementación de teleodontología, que ha permitido aliviar parte del problema. Otro de los retos fue de qué forma garantizamos la bioseguridad en la atención. En el caso específico de COVID-19, el virus se transmite a través de la saliva por lo que los dentistas están en un grupo de alto riesgo de exposición. Aquí, la pregunta que aún queda por responder es: por cuánto tiempo se tendrán que implementar medidas adicionales o estas debieran ser permanentes. Ya existen protocolos que incluyen el uso de colutorios específicos, así como equipamiento de protección personal, dispositivos de succión especial y barreras que limiten la dispersión de aerosol durante los procedimientos.
- Por último, ¿está en la teleodontología clínica y educativa y en las aplicaciones móviles el futuro de la especialidad?
La COVID ha permitido derribar mitos acerca de la educación dental. Las facultades de odontología a nivel global, en menos de un mes, hicieron lo que antes decían que iba a requerir años: implementaron sistemas de educación virtuales, los que a mi parecer llegaron para quedarse y permitirán adecuar los currículos para aprovechar mejor el tiempo que el estudiante tiene para la práctica clínica. Por otro lado, esta pandemia permitió masificar la teleodontología, identificando áreas donde se requieren ajustes. Tenemos que avanzar en teleprescripción y en la seguridad de la comunicación paciente-profesional mediante redes seguras y específicas para telemedicina. Estas son áreas donde nuestra red trabaja de manera activa, por lo que invitamos a los colegas a unirse y participar activamente en ella y a visitar nuestro sitio www.e-oralhealth.org.
Por Carolina Faraldo Portus