Pediatría
Vitamina E en el embarazo disminuye la posibilidad de asma en los hijos
En los estudios epidemiológicos en niños y adultos, varios grupos han divulgado asociaciones entre el asma y los bajos niveles de consumo de alimentos tales como vitaminas antioxidantes (vitaminas C, E, y betacaroteno) y elementos traza (selenio, cinc, cobre, hierro, manganeso y magnesio), algunos de los cuales también tienen características antioxidantes. Sin embargo, la suplementación con las vitaminas C y E, y selenio y magnesio, no se han asociado a mejores resultados para el asma. Una posible explicación para las inconsistencias de los estudios epidemiológicos y de intervención es que los antioxidantes y los elementos traza influencian sobre todo el desarrollo del asma durante un período crítico en la infancia. Tal modelo no imposibilita la posibilidad de efectos de menor importancia en el futuro. Si la menor ingesta de estos productos durante un momento determinado en la vida aumentan la probabilidad de asma en periodos más avanzados, los estudios transversales en los adultos no podrían confirmar o refutar un papel en la iniciación de la enfermedad, y la suplementación de la dieta en adultos asmáticos es poco probable de ser eficaz.
Investigadores de la Universidad de Aberdeen en el Reino Unido, llevaron a cabo un estudio longitudinal con 1.861 niños de mujeres reclutadas durante su embarazo y seguidos en los próximos 5 años. El estado nutricional de las madres se determinó mediante una encuesta y el análisis de los niveles plasmáticos. Posteriormente, se evaluó la dieta y la salud respiratoria de los niños a los 5 años.
Se obtuvieron datos de los síntomas y de la frecuencia alimenticia para 1.253 y 1.120 niños, respectivamente; 700 infantes sufrieron la prueba del pinchazo de piel. Se controló el VEF1 en 478 y el óxido nítrico exhalado en 167 niños. En niños con más de 5 años, el consumo de vitamina E durante el embarazo estuvo asociado negativamente a sibilancias (cociente de probabilidades, 0.82; intervalo de confianza del 95%, 0.71-0.95), asma (0.84, 0.72-0.98), asma y sibilancias (0.79, 0.65-0.95), y sibilancia persistente (0.77, 0.63-0.93). El alfa-tocoferol materno durante el embarazo estuvo asociado positivamente con la función pulmonar en 5 años (IC del 95%, 0-14; p = 0.04). Por último, el consumo de cinc durante la gestación se relacionó negativamente con la presencia de asma (0.83, 0.71-0.78) y asma activa (0.72, 0.59-0.89).
En conclusión, la ingesta materna de alimentos que contienen vitamina E y de cinc durante el embarazo se asocia a diferencias en los riesgos de desarrollar sibilancias y asma en la niñez.
Fuente bibliográfica
Am J Respir Crit Care Med. 2006 Sep 1; 174(5):499-507
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