Adolescentes
Relación entre los padres e influencia de medios de comunicación, indentificados como factores de riesgo en bulimia y anorexia
Los trastornos de la alimentación corresponden a enfermedades multifactoriales cuyo impacto sobre la adolescencia continúa preocupando a numerosos especialistas. Por ello, un equipo de investigadores de la Universidad de Navarra realizó un trabajo sobre una población de 2.862 mujeres entre 12 y 21 años, tendiente a identificar los principales factores de riesgo de anorexia nerviosa, bulimia u otros trastornos de la conducta alimentaria.
Entre las conclusiones que pueden extraerse del estudio destaca la clara asociación entre el deterioro de las relaciones al interior de la familia de las jóvenes - principalmente entre los padres - y la aparición de anorexia o bulimia. También se observó que el hábito de comer en solitario tiene una alta asociación con estas patologías, e incluso llega a triplicar el riesgo.
El estudio forma parte de un trabajo de investigación que se lleva a cabo desde 1997 y que busca precisar la prevalencia, incidencia, y riesgo de los trastornos de la conducta alimentaria.
Las jóvenes fueron encuestadas por primera vez en 1997. Aquéllas que podían tener un mayor riesgo de anorexia, bulimia u otros trastornos del comportamiento alimentario (en total un 4% de la población en estudio) fueron entrevistadas por un equipo de psiquiatras, y se excluyeron del seguimiento. Sobre aquellas que inicialmente no presentaban riesgo, se realizó un seguimiento 18 meses después.
En la reevaluación se observaron 90 nuevos casos y, además, se identificaron los tres factores de riesgo más importantes: el hábito de comer en solitario, que triplica el riesgo; el estado civil de los padres, que lo duplica en aquellas jóvenes con padres viudos, separados o divorciados; y el mayor uso de determinados medios de comunicación, como revistas juveniles o algunos programas de radio, que duplica el riesgo. No se encontró mayor riego al analizar por separado la variable grupo socioeconómico o hábito de ver televisión.
Los investigadores han señalado que las características personales de estos subgrupos de población, adolescentes y mujeres adultas jóvenes, son fundamentales para desarrollar o no estas patologías. Destacan sobre todo una baja autoestima - más intensa que la que suele observarse en la adolescencia - y cierto perfeccionismo que genera un comportamiento inseguro. Según los autores, se observa en ellas cierto temor a la transición entre adolescencia y edad adulta, un recelo a asumir responsabilidades.
Fuente bibliográfica
Pediatrics 2003; 111: 315-320