Endocrinología
Dormir menos incrementa el riesgo de obesidad
Durante los últimos 40 años, la carencia de sueño entre los adolescentes ha aumentado notablemente, por lo que hoy sólo el 33% de ellos están teniendo las 9 horas recomendadas para dormir. Junto con este fenómeno se da la epidemia de la obesidad. Esta condición, en niños y adolescentes, es un problema de salud creciente a causa de sus efectos adversos sobre el metabolismo, presión arterial, enfermedad respiratoria y la calidad de vida, así como su asociación con el exceso de peso del adulto y las enfermedades crónicas, incluyendo las patologías cardiovasculares, cáncer, enfermedades del sistema musculoesquelético y condiciones gastrointestinales.
Médicos de la Universidad de Case Western Reserve, en Cleveland, Estados Unidos, investigaron la relación entre la duración del sueño y el consumo de energía en una cohorte de doscientos cuarenta adolescentes (edad media 17,7 ± 0,4 años). Un cuestionario registró todo lo consumido las 24 horas anteriores y una actigrafía a la muñeca midió la duración del sueño para probar la hipótesis que dormir menos de 8 horas se asocia con mayor consumo de alimentos. Los parámetros de nutrición incluyeron el total de calorías, comidas y snacks, y la proporción de consumo de calorías provenientes de grasas y carbohidratos.
En comparación con los adolescentes que durmieron 8 o más horas en promedio durante la semana, los que lo hicieron menos consumieron una mayor proporción de calorías provenientes de grasas (35,9% ± 6,7% versus 33,2% ± 6,9%, con una media ± DE, P = 0,004) y una menor proporción de calorías de hidratos de carbono (49,6% ± 8,2% versus 53,3% ± 8,3%, p = 0,001). Después de ajustar para potenciales factores de confusión, la menor duración del sueño se asoció significativamente con un aumento diario de calorías consumidas a partir de grasas en 2,2 puntos porcentuales y una disminución diaria del porcentaje de calorías de hidratos de carbono de 3,0 puntos porcentuales. En los análisis no ajustados, menos horas de sueño se asociaron también con una probabilidad 2,1 veces mayor (intervalo de confianza del 95%: 1,03, 4,44) de consumo diario de 475 kcal o más de snacks.
Se concluye que la ingesta de macronutrientes en la adolescencia se ligó con la duración de sueño. El dormir poco puede incrementar la obesidad al promover pequeños cambios en los patrones de alimentación que acumulativamente alteran el equilibrio energético.
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