Epidemiología
Exceso de sal provoca daños al cerebro y corazón
La relación de causalidad entre la ingesta habitual de sal en la dieta y la presión arterial se ha establecido a través de estudios experimentales, epidemiológicos, migración y de intervención. La mayoría de las poblaciones de adultos consumen un promedio de sal diaria superior a 6 g, y en muchos países de Europa oriental y Asia, se superan los 12 g. Las recomendaciones internacionales sugieren que el promedio debería ser inferior a 5-6 g por día. Estudios poblacionales de intervención y ensayos clínicos controlados aleatorios han demostrado que es posible conseguir una reducción significativa de la presión arterial mediante el control de la ingesta de sal en personas con y sin hipertensión, permitiendo además, disminuir la presencia de enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares.
Pasquale Strazzullo y colaboradores del Departamento de Medicina Clínica y Experimental de la Universidad Federico II de Nápoles, en Italia, evaluaron la relación de la ingesta de sal con el accidente cerebrovascular y la enfermedad cardiovascular mediante una revisión sistemática y un meta-análisis de estudios prospectivos publicados entre 1966 y 2008. Se consultaron las bases de datos Medline (1966-2008), EMBASE (desde 1988), AMED (desde 1985), CINAHL (desde 1982), Psychinfo (desde 1985) y la Biblioteca Cochrane. Se obtuvieron los métodos de examen para cada estudio, los riesgos relativos y los intervalos de confianza del 95% y se combinaron con un modelo de efectos aleatorios. Por último, se llevaron a cabo análisis de heterogeneidad, sesgo de publicación, subgrupos y meta-regresión.
Hubo 19 muestras independientes de 13 estudios de cohortes, con 177.025 participantes (seguimiento de 3,5-19 años) y más de 11.000 eventos vasculares. La ingesta elevada de sal se asoció con mayor riesgo de accidente cerebrovascular (riesgo relativo combinado 1,23, intervalo de confianza del 95% 1,06 a 1,43, p = 0,007) y de enfermedad cardiovascular (1,14, 0,99 a 1,32, p = 0,07), sin evidencias significativas de sesgo de publicación. Para la enfermedad cardiovascular, el análisis de sensibilidad mostró que la exclusión de un único estudio llevaba a una estimación combinada de 1,17 (1,02 a 1,34, P = 0,02). Las asociaciones observadas eran superiores cuanto mayor eran las diferencias en la ingesta de sodio y el tiempo de seguimiento.
Finalmente, se concluye que el consumo elevado de sal se relaciona con un riesgo significativamente mayor de accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardiovasculares. Debido a la imprecisión en la medición del consumo sal, los tamaños del efecto podrían ser subestimados. Estos resultados apoyan la reducción sustancial de sal para la prevención de enfermedades cardiovasculares.
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