Infectología
Falta de sueño reduce la resistencia al virus del resfriado
Se dice que el mal sueño aumenta nuestra propensión al resfriado común, sin embargo, hay poca evidencia directa de esta afirmación. Los estudios experimentales han demostrado que la privación del sueño genera una deficiente función inmune, como la reducción de la actividad de las células asesinas naturales, la supresión de la producción de interleuquina-2 y el aumento de los niveles circulantes de citoquinas proinflamatorias. La falta de sueño también atenúa la respuesta de los anticuerpos a la hepatitis tanto A y a las inmunizaciones contra la influenza. Lamentablemente, gran parte de lo que sabemos sobre el sueño y la salud deriva de estudios prospectivos de cohortes que han utilizado 1 ó 2 preguntas retrospectivas para evaluar la duración habitual del sueño.
Este ensayo (Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg en Estados Unidos) examinó si los hábitos de sueño estarían asociados con una resistencia al resfriado común. Un total de 153 hombres y mujeres sanos (21-55 años) se ofrecieron como voluntarios para participar en la investigación. Durante 14 días consecutivos, informaron de la duración del sueño y su eficiencia: porcentaje de tiempo real durmiendo en la cama. Las puntuaciones medias para cada variable se calcularon durante 14 días desde el inicio del estudio. Posteriormente, los participantes estuvieron en cuarentena, se les administraron gotas nasales que contenían rhinovirus y se les monitoreó para el desarrollo de un resfriado clínico (infección en presencia de signos objetivos de la enfermedad) el día antes y durante 5 días después de la exposición.
Se observó una asociación gradual con la duración del sueño: los individuos con menos de 7 horas de sueño presentaron 2,94 veces (intervalo de confianza del 95% [IC], 1,18-7,30) más probabilidad de sufrir un resfriado que aquellos con 8 o más horas. La asociación con la eficiencia del sueño también mostró el mismo efecto: los participantes con menos de un 92% de eficiencia fueron 5,50 veces (IC del 95%, 2.08-14.48) más propensos a desarrollar un resfriado que aquellos con 98% o más de eficiencia. Estas relaciones no pudieron explicarse por las diferencias en los títulos de anticuerpos específicos del virus, demografía, estación del año, masa corporal, nivel socioeconómico, variables psicológicas o las prácticas de salud.
En conclusión, una mala calidad y la insuficiencia de sueño en semanas anteriores a la exposición a un rinovirus se asociaron con una menor resistencia a la enfermedad.
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