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25 Agosto 2008

Cardiología

Ejercicio intenso previene enfermedades cardiovasculares

El presente estudio demuestra que los ejercicios intensos son superiores a los de intensidad moderada para revertir los factores de riesgo del síndrome metabólico. El éxito de regímenes de entrenamiento supervisados demuestra la importancia de la actividad física para proteger al corazón.

El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo cardiovasculares, que incluyen presión arterial elevada, dislipidemias, problemas en el control de la glucemia y obesidad abdominal. Esta condición afecta a un 25% de los adultos norteamericanos, y se le considerada una epidemia que se propaga de forma paralela a la obesidad, la cual ya afecta a 312 millones de personas en todo el mundo. Con al menos 1,1 millones de individuos con sobrepeso, se espera que la incidencia del síndrome metabólico continúe aumentando. Las personas con el mal tienen 3 veces más probabilidades de morir debido a enfermedades del corazón en comparación a sus homólogos más saludables. Por otra parte, se sabe que el ejercicio es capaz de reducir varios síntomas del síndrome, pero se desconoce cómo y cuánto la intensidad de la actividad física beneficia o influye a los enfermos.

A través de un estudio piloto, docentes de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Trondheim, en Noruega, compararon la actividad física moderada e intensa respecto a variables asociadas con la función cardiovascular y el pronóstico de pacientes con síndrome metabólico. Treinta y dos personas enfermas (edad, 52,3 ± 3,7 años; consumo máximo de oxígeno [VO2max], 34 ml kg-1 min-1) fueron asignadas al azar a ejercicio moderado continuo (EMC) y a un programa de entrenamiento intenso (PEI) 3 veces por semana durante 16 semanas o a un grupo control.

El VO2max aumentó más en el grupo PEI que en EMC (35% versus 16%, P < 0,01) y se asoció con la eliminación de más factores de riesgo del síndrome metabólico (número de factores: PEI, 5,9 antes frente a 4,0 después; P < 0,01; EMC, 5,7 antes frente a 5,0 después; diferencia, P < 0,05). El PEI fue superior a EMC en la mejora de la función endotelial (9% versus 5%, P < 0,001), en la sensibilidad a la insulina, en la biogénesis del músculo esquelético, en la excitación-contracción muscular, en la reducción de glucosa en la sangre y en la lipogénesis del tejido adiposo. Los 2 programas de ejercicios fueron igualmente eficaces en la reducción de la presión arterial, del peso corporal (-2,3 y -3,6 kg en AIT y EMC, respectivamente) y de las grasas.

En conclusión, la intensidad del ejercicio es un factor importante para mejorar la capacidad aeróbica y revertir los factores de riesgo del síndrome metabólico. Estos hallazgos pueden tener importantes implicaciones para los programas de ejercicios en rehabilitación y en futuros estudios.

Fuente bibliográfica

Circulation, Jul 2008; doi:10.1161/CIRCULATIONAHA.108.772822

Ciencia y Medicina

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