Ginecología
Anticonceptivos orales no se asocian a mayor peligro de cáncer
Desde la introducción de la anticoncepción oral en los años sesenta, se estima que la han utilizado más de 300 millones de mujeres en todo el mundo, a menudo por períodos muy prolongados. Muchos estudios han examinado la potencial asociación entre los anticonceptivos orales y el cáncer. La evidencia sugiere que los contraceptivos orales combinados poseen un mayor riesgo de provocar cáncer de mama, de cuello uterino y de hígado. El peligro de sufrir alguna de estas enfermedades declina después de detener la anticoncepción oral, alcanzando valores normales a los 10 años. Las usuarias de contraceptivos orales combinados, sin embargo, tienen un menor riesgo de cáncer de endometrio, de ovarios, y, posiblemente, de colon y recto. Recientemente el estudio de la Asociación de Planificación Familiar de Oxford encontró una probabilidad notoriamente menor de cánceres ginecológicos entre las mujeres que utilizaban anticonceptivos orales versus las que nunca los habían usado.
Docentes de la Universidad de Aberdeen, Reino Unido, examinaron los riesgos o las ventajas de la contracepción oral respecto a varios cánceres. Los autores utilizaron datos de un estudio previo para calcular los riesgos relativos ajustados entre usuarias y no usuarias para diversos tipos de neoplasias, principalmente ginecológicas. Las variables de estandarización fueron edad, el fumar, paridad, clase social y terapia de reemplazo hormonal. Otros análisis examinaron si los riesgos cambiaban con las características de las mujeres, la duración y el tiempo de haber dejado los anticonceptivos.
Un total de 339000 mujeres/años nunca los habían utilizado y 744000 mujeres/años siempre. En comparación con las no usuarias, las que habían tomado anticonceptivos tenían índices más bajos de cáncer de intestino o de recto, de útero y de ovarios, de tumores de otras zonas, y también de otras patologías. Tendencias estadísticamente significativas de mayor riesgo se observaron para el sistema nervioso central y tumores cervicales y de la glándula pituitaria, mientras el peligro disminuía para el cáncer de útero y las enfermedades ováricas, respecto al uso del anticonceptivo oral. También se obtuvieron reducciones del riesgo para el cáncer ovárico y uterino muchos años después de parar la contracepción oral, aunque algunas no fueron estadísticamente significativas.
En conclusión, para esta población de origen británico, la anticoncepción oral no estuvo asociada a un mayor riesgo de cáncer; incluso, puede producir efectos positivos en la salud pública. El equilibrio de los riesgos y de las ventajas, sin embargo, puede variar internacionalmente, dependiendo de los patrones de uso y de la incidencia de diversos cánceres.
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