WhatsAppitis: nuevo mal del siglo XXI
Una correspondencia publicada en The Lancet dio a conocer las lesiones en muñecas y dedos, asociadas al uso abusivo de los teléfonos inteligentes y sus adictivas aplicaciones.
Actualmente, Internet ha entregado un universo nuevo que los expertos se han aventurado en bautizar como: la era de la hiperconectividad, que se caracteriza por una nueva cultura de comunicación, cada vez más inmediata y omnipresente, capaz de revivir el pasado, de rediseñar el futuro y de multiplicar el presente.
La hiperconectividad significa estar permanentemente conectado a través de diversos sistemas y entornos digitales, como las redes sociales, móviles, videoconferencias, cámaras, mensajería instantánea, mail, web 2.0 y realidad aumentada, pero también involucra la interacción entre sistemas de información, redes de datos y conectividad entre objetos.
Es un término acuñado por los sociólogos Anabel Quan-Haase, académica de la Facultad de Información y Estudios de Medios de la Universidad de Western Ontario y Berry Wellman, director del NetLab de la Facultad de Información (iSchool) de la Universidad de Toronto, a partir de sus estudios sobre la relación persona a persona y persona a máquina en redes organizacionales y en sociedades en red, que está promoviendo cambios sin precedentes, pues conecta todo con todo.
Esta explosión de conectividad se debe, entre otras cosas, a la mejora de las redes y a la proliferación de nuevos terminales, donde sobresalen de manera especial los teléfonos inteligentes o smartphones. Aunque tecnológicamente se puede entender el tránsito del móvil al smartphone como un continuum acumulativo de agregación de tecnologías, desde el punto de vista social supone un verdadero salto cualitativo que induce cambios sustanciales en la experiencia vital.
El smartphone se ha incrustado en los bolsos y bolsillos como la pantalla protésica que da acceso permanente y generalizado al mundo digital, en el que todos desarrollamos una parte –cada vez mayor- de nuestras actividades cotidianas.
La aparición y el progresivo auge de las nuevas tecnologías se ha desarrollado en forma paralela al surgimiento de una nueva expresión de un viejo fenómeno: la adicción. La telefonía móvil, videojuegos, computadoras, internet y chat conformarían, aparentemente, el origen de este problema.
Algunos especialistas creen que la telefonía móvil se puede definir como una verdadera contribución a la evolución de las personas en el siglo XXI, pero que el impacto psicológico de la relación de una persona con el celular, entre otras nuevas tecnologías, exige un estudio amplio, continuo y paralelo del comportamiento humano, que está cambiando constantemente, en un intento de seguir esta evolución.
Es más, una reciente correspondencia publicada por la revista médica The Lancet (Lancet. 2014 March; 383:1040) da cuenta sobre lo que podría ser un problema emergente: las lesiones en muñecas y dedos asociadas al uso abusivo de los móviles, más concretamente a los teléfonos inteligentes y aplicaciones adictivas como WhatsApp.
Se sabía que el uso frecuente de la pantalla táctil podía causar dolor y calambres en los dedos, muñeca o antebrazo, lo que podía acarrear, a largo plazo, la inflamación de los tendones. De hecho, al menos, un 43 por ciento de los usuarios de teléfonos inteligentes afirmó experimentar este tipo de dolores. Sin embargo, no había un diagnóstico al respecto.
The Lancet dio a conocer el primer caso WhatsAppitis en el mundo, una dolencia parecida a la tendinitis, causada por el chateo exagerado a través de aplicaciones para teléfonos inteligentes, como el WhatsApp, y lo más curioso que la paciente diagnosticada resultó ser una doctora.
El artículo fue escrito por la doctora Inés Fernández-Guerrero, especialista del Hospital General Universitario Virgen de las Nieves de Granada en España, quien relató el caso de una colega que debió atender en la Navidad del año pasado.
La mujer de 34 años, y con un embarazo de 27 semanas, llegó a urgencia del centro médico, quejándose de un fuerte dolor en ambas muñecas, el que había aparecido repentinamente al levantarse.
Al elaborar la historia clínica, la paciente detalló que no había hecho actividad física excesiva en los días previos y tampoco había sufrido golpes o traumatismos, de modo que no tenía idea del origen de la dolencia.
Tras el examen físico, la doctora Fernández-Guerrero llegó a la conclusión de que su colega sufría una tendinitis de pulgares. Como estaba embarazada no fue posible practicarle radiografías, así que repasó junto a su colega-paciente las rutinas de los últimos días, para encontrar la causa. Y la sorpresa fue grande cuando se dieron cuenta que luego de un largo turno, había pasado más de seis horas respondiendo mensajes de Navidad a través del WhatsApp de su teléfono.
“Mi colega había sostenido su celular, que pesaba unos 130 gramos, durante al menos seis horas. En ese tiempo hizo continuos movimientos con ambos pulgares para enviar mensajes”, comentó la especialista, por lo que la inflamación detectada –agregó- “estaba directamente relacionada con el uso de la aplicación”, así que le recetó a su colega abstinencia total del celular y medicamentos para el dolor.
Las tendinitis de distinta clase, generadas por hacer movimientos a repetición son cada vez más frecuentes y los síntomas varían de una persona a otra, por lo que se recomienda utilizar los dispositivos en forma moderada y con variaciones. No es conveniente utilizar siempre los pulgares, se puede recurrir al dedo índice o utilizar lápices y otros complementos especiales para dispositivos.
En la década de los 90’ se comenzaron a observar con frecuencia la aparición de molestias en la mano y muñeca en niños, que por pasar tardes enteras jugando a los videos desarrollaron una inflamación en los tendones, mal conocido como nintendinitis o wiitis.
Desde entonces, varias lesiones relacionadas con los videojuegos y las nuevas tecnologías han sido reportadas. Lo que inicialmente se manifestaba sólo en niños, hoy se está viendo en los adultos.
La tenosinovitis, es decir, la inflamación de la vaina de un tendón causada, por ejemplo, por la existencia de depósitos de calcio, distensiones o traumatismos repetidos, concentraciones elevadas de colesterol plasmáticos, artritis reumatoide o por la escritura de mensajes de texto en dispositivos móviles, podría ser una enfermedad emergente a la que los médicos deben prestar atención, ya que es uno de los nuevos males derivados de la hiperconectividad del siglo XXI.
