Telemedicina, el progreso virtual de la salud
Uno de los grandes desafíos estratégicos de la salud pública es consolidar la presencia de las tecnologías de la información aplicadas a la práctica clínica de la medicina. El desarrollo de este campo es prometedor y lo que hace algunas décadas parecía ciencia ficción hoy es una realidad, sin embargo, aún existen tareas pendientes para multiplicar sus redes en el país.
Hace algunas décadas costaba imaginar que un paciente de una localidad aislada del país, sin alejarse mucho de su hogar, pudiera tener acceso a tratar su enfermedad con especialistas de referencia de Estados Unidos. Hoy este escenario ya es una realidad, al menos en la Región del Bío Bío, gracias a un proyecto de salud pública impulsado por el Hospital Las Higueras de Talcahuano y cuyas bases se sustentan en su consolidado programa de telemedicina, el cual desde su posición de vanguardia expande sus redes asistenciales al extranjero.
La iniciativa, junto con otras de destacados y crecientes alcances de diferentes instituciones de la salud, es reflejo del dinamismo y vertiginosa evolución que ha evidenciado el ejercicio de la telemedicina en Chile, tanto en el ámbito privado como en el sector público. Desde sus raíces, forjadas hace casi un siglo principalmente en Estados Unidos y Europa, su finalidad fue ampliar el acceso a la medicina, derribando barreras geográficas y más tarde paradigmas impuestos por los propios métodos convencionales.
En nuestro país, la telemedicina surgió con fuerza, intentando innovar en la habilitación de caminos distintos que permitieran la implementación de nuevas herramientas y alternativas clínicas de diagnóstico y tratamiento, buscando promover y ofrecer soluciones al congestionado sistema sanitario. Las tecnologías de la información y comunicación se revelaron como elementos facilitadores y agentes de cambio estructural, haciendo viables modelos organizativos basados en conceptos visionarios cuyo único objetivo es garantizar una salud sin restricciones o fronteras.
El desarrollo tecnológico ha favorecido la globalidad y operación de técnicas destinadas a instaurar la telemedicina en todo el proceso de atención del paciente, configurando un nuevo modelo que incluye procedimientos administrativos, diagnóstico y tratamiento de enfermedades, gestión de datos clínicos y la formación de profesionales con una mirada distinta del ejercicio médico, orientado a la resolución práctica, efectiva, oportuna y amigable de distintas patologías, generando mayor satisfacción usuaria y confianza en una estrategia de salud cimentada en la virtualidad, que se impone constantemente nuevos y ambiciosos desafíos.
Los primeros pasos
Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, la telemedicina es un suministro de servicios de atención sanitaria en los que la distancia constituye un factor crítico, realizado por profesionales que apelan a tecnologías de la información y de la comunicación con objeto de intercambiar datos para hacer diagnósticos, preconizar tratamientos y prevenir enfermedades y heridas, así como para promover la formación permanente de los profesionales de atención de salud y actividades de investigación y evaluación, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y de sus comunidades.
Para la gran mayoría de la población puede tratarse de un concepto relativamente reciente y relacionado casi exclusivamente con la globalización de las comunicaciones y la rápida expansión de internet, sin embargo, existen algunos antecedentes de diagnósticos a distancia poco después de la invención del teléfono, dispositivo que con el paso del tiempo se convirtió en una herramienta clave para la comunicación médica durante más de 50 años, principalmente en los países industrializados. En tanto, en la Primera Guerra Mundial se establecieron las radiocomunicaciones, que jugaron un papel fundamental en las labores de asistencia de los soldados heridos.
En abril de 1924, la revista Radio News publicó un artículo titulado “Doctor por radio”, en el cual describe los pasos necesarios para lograr diagnósticos a distancia a través de esta vía y, en su portada, llamaba la atención el dibujo de un médico examinando a su paciente por medio de una radio que tenía un monitor.
Ya en 1951, durante la Feria Mundial de Nueva York, Estados Unidos consolidó su posición de liderazgo en este campo, realizando la primera demostración de telemedicina entre varios de sus estados, usando líneas exclusivas y estudios de televisión. En 1957, Albert Jutras inició la teleradiología en Montreal, y en 1959 Cecil Wittson comenzó a desarrollar un programa de teleeducación y telepsiquiatría en el Instituto Psiquiátrico de Nebraska. En los albores de la década de los 60, la NASA colaboró en un proyecto médico de atención a pacientes por medio de vehículos móviles con televisión y conexión vía satélite.
El avance ha sido vertiginoso. En 2001, un médico de Nueva York operó de la vesícula a un paciente en Estrasburgo, Francia, mediante un brazo robot; mientras que en 2010, el médico cirujano mexicano Adrián Carbajal se conectó a través de una computadora a un robot situado a 895 kilómetros de distancia, el cual pasó revista a varios pacientes, entrando y saliendo de las habitaciones, hizo preguntas para conocer dolencias, saludó a enfermos y estuvo en su extraordinario recorrido acompañado por médicos y enfermeras.
En Chile, el impacto social de la telemedicina ha sido creciente durante los últimos años y su objetivo inicial fue brindar mayor cobertura y atención especializada a las personas más aisladas, sin embargo, el horizonte exige desafíos más amplios. Y es que esta verdadera herramienta tecnológica ha sido incorporada por el sistema de salud para resolver parte de los problemas del aparato asistencial del país, dando lugar a nuevos entornos organizativos y de trabajo, en los que el primer concepto de telemedicina, asociado casi exclusivamente a la superación de barreras geográficas, paulatinamente ha ido perdiendo vigencia, delineando nuevas estrategias con metas más ambiciosas.
Los primeros pasos concretos de la telemedicina en el país datan de 1993, cuando facultativos del Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica de Chile se conectaron vía fibra óptica con el Hospital Sótero del Río. Dos años más tarde el servicio de ecotomografía de Clínica Alemana comienza a trabajar en un proyecto para crear una red interna destinada a intercambiar información médica, como radiografías y escáner, con la Clínica Alemana de Temuco.
No pasó mucho tiempo antes que personeros del Ministerio de Salud advirtieran los alcances y potencialidad de este recurso tecnológico y en 1998 se decidió enviar a Francia a varios profesionales para especializarse en este campo, con la finalidad de implementar una red capaz de brindar atención médica en patologías específicas a pacientes alejados de grandes centros urbanos y sin acceso a los establecimientos regionales de salud de referencia. Seis años más tarde, la cartera inició el servicio de teleelectrocardiografía a nivel nacional en el ámbito del protocolo de manejo de pacientes con dolor torácico en hospitales de tipo 3 y 4.
Galileo
La evaluación oportuna y especializada de un paciente con una enfermedad riesgosa puede ser vital en el pronóstico de la patología. En el sistema chileno de salud pública, la alta demanda, las grandes distancias y la falta de suficientes especialistas, desembocan en un atraso considerable en el acceso, por ejemplo, a un cardiólogo, tras la evaluación de un médico general. Esto retrasa el diagnóstico y posterior tratamiento. En este caso, la práctica cardiológica actual muestra que, en la mayoría de los casos, tener la historia clínica del paciente y un conjunto limitado de pruebas médicas es suficiente para que el especialista pueda diagnosticar con precisión e iniciar el tratamiento. Este escenario, descrito por el destacado doctor Francisco Albornoz Alarcón, médico jefe de la Unidad de Medicina Cardiovascular Integrada del Hospital Las Higueras y director del programa Telemédico – Cardiovascular del mismo recinto asistencial, condujo al diseño e implementación de una solución de telemedicina integral, denominada “Galileo”.
En 2009, la Región del Bío Bío dio un paso clave en el desarrollo de la telemedicina, al ponerse en marcha un programa piloto que se propuso explorar nuevas tecnologías que abrieran espacio al tratamiento de enfermedades con metodologías no convencionales.
“En el programa cardiovascular del Hospital Las Higueras, desde sus inicios, hemos incorporado las tecnologías de la información y comunicación a su modelo de gestión clínica. Esto se materializó en un proyecto piloto que comenzó en marzo de 2009 y que finalizó en marzo de 2012, el cual nos permitió establecer datos preliminares respecto de la viabilidad y eficacia clínica de un modelo telemédico, enfocado en medicina cardiovascular. Logramos generar acceso, oportunidad, equidad y eficiencia en los mecanismos de referencia y contrareferencia entre los hospitales generales y un centro hospitalario con medicina cardiovascular compleja, acortar los tiempos de espera, priorizar los diagnósticos, optimizar la relación directa entre el médico general y el cardiólogo especialista, generar teleinformes con electrocardiografía, test de esfuerzo y ecocardiografía y, finalmente, sumar la educación médica continua entre el nivel primario y terciario”, explica el doctor Albornoz, durante una entrevista exclusiva con SAVALnet.
Los resultados fueron tan contundentes que las máximas autoridades sanitarias del país no dudaron en respaldar el proyecto, transformándolo en un programa oficial de la Macro Red Regional, financiado íntegramente por el Ministerio de Salud. “Los recursos para el proyecto en su año uno llegaron en mayo de 2012. Se trata de un millón de dólares para levantar toda una unidad de teleproceso con recursos humanos dedicados, con tecnología de punta y un programa de entrenamiento continuo”, agrega el cardiólogo formado en las facultades de medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad de Concepción y especializado en la Universidad de Vanderbilt de Estados Unidos.
Las expectativas son grandes, más aún si se considera que actualmente somos testigos de un segundo gran impulso de esta tecnología, el cual ya se traduce en la implementación de moderna infraestructura que ampliará la cobertura y las redes de contacto, todo en beneficio de los usuarios y pacientes con escaso o nulo acceso a atención especializada.
“Paulatinamente, desde marzo de 2013, se han comenzado a levantar 19 puntos conectados a nuestro centro de teleproceso en el Hospital Las Higueras. Si bien es cierto la definición del modelo es de multiespecialidad, evidentemente el motor de esto ha sido la medicina cardiovascular y siempre va a tener un rol preponderante, aun cuando no pretende detenerse sólo en la medicina cardiovascular. Los centros se reparten desde el sur de la Región del Maule hasta Angol, en la Región de la Araucanía, y en cada uno de estos lugares se trabaja en la implementación tecnológica y en la capacitación del personal. La definición técnica del programa es Teleprocesos en Red y actualmente están participando además psiquiatras, nefrólogos y neurólogos”, precisa.
Una vez consolidado, el programa permitirá que los pacientes se vean favorecidos con atención especializada, derivaciones oportunas, con seguimientos posteriores y con relación continua con los equipos de salud en los niveles primario y secundario. También tendrán la posibilidad de sostener una relación rutinaria e interactuar en tiempo real con un centro de referencia fuera del país, como la Universidad de Vanderbilt. De esta forma, los especialistas locales podrán contar con una tercera opinión y discutir los casos clínicos más complejos con expertos extranjeros.
“Estamos asistiendo a un cambio en el modelo de gestión y procesos clínicos, apoyado con tecnologías de la información y comunicación, lo cual evidentemente ha tenido un serio respaldo de parte de la autoridad sanitaria, y esperamos que en la siguiente década tenga un impacto mayor en la calidad y en la oportunidad de atención que estamos dando en la medicina pública de nuestro país. Hemos descubierto que la telemedicina viene a eficientar todo el proceso de toma de decisiones clínicas, lo que también nos lleva a una nueva lógica de inversiones, porque un modelo de gestión de procesos centrado en el servicio al paciente cambia la perspectiva de las cosas. La telemedicina no consiste en adquirir tecnología, consiste en usar la tecnología para cambiar los procesos”, asegura el doctor Albornoz.
Esta iniciativa se ha consolidado con el paso de los años y si bien existen otras de similares características, ésta es la única que ha surgido con fuerza desde regiones, situando al Hospital Las Higueras de Talcahuano en una indudable posición de liderazgo y vanguardia. Para el doctor Albornoz, “Galileo” se ha convertido en una herramienta vital en la toma de decisiones para los pacientes clínicos complejos, respondiendo de manera remota y agilizando los procesos sanitarios, con el potencial demostrado de reducir drásticamente las listas de espera en las citas con especialistas, disminuyendo de paso una serie de costos para el sistema de salud. Además, validó su capacidad en situaciones de emergencia como la ocurrida en la Región del Bío Bío tras el violento terremoto del 27 de febrero de 2010, evento que interrumpió la conectividad física, pero no la virtual.
Redes nacionales
Durante los últimos años, la telemedicina se ha extendido rápidamente en el sistema de salud pública del país, con la finalidad de convertirse en una herramienta tecnológica de asistencia médica remota, que fortalezca las redes ya existentes, haciendo especial énfasis en aquellas poblaciones beneficiarias con barreras de acceso y en las regiones con un desarrollo insuficiente de especialidades.
Formalmente, la Subsecretaría de Redes Asistenciales creó, por resolución exenta N° 741 del 5 de octubre de 2010, la Comisión de Telemedicina, integrada por profesionales de distintos ámbitos, principalmente ligados a la medicina, informática y gestión. Sus primeros objetivos fueron entregar los lineamientos estratégicos desde el nivel central, cautelar el desarrollo armónico y costo efectivo de la telemedicina en los servicios de salud y, por último, buscar la óptima integración de la informática, la tecnología médica y la gestión de recursos. En cuanto a sus líneas de trabajo, la comisión se propuso definir políticas y orientaciones en este campo, diseñar un mapa nacional de los proyectos de telemedicina de los servicios de salud, establecer un sistema de evaluación nacional y desarrollar un proyecto piloto de teleradiología en urgencias hospitalarias de la Región Metropolitana. El plan de telemedicina contemplaba tres pilares prioritarios: imagenología digital, que se fijó como meta la digitalización en forma paulatina de los exámenes radiológicos (médicos y odontológicos) y su informe correspondiente en todas las redes del país; teledermatología, con el fin de disminuir las brechas de atención en territorios específicos; y teleelectrocardiograma, cuya estrategia consistía en la instalación de equipos electrocardiográficos en la totalidad de los SAPU del país, para que así los pacientes con sospecha de infarto agudo al miocardio (IAM) accedieran a un electrocardiograma en el momento de su consulta.
Con los programas de telemedicina en marcha en las áreas de la electrocardiología, dermatología, radiología y odontología, más otros sumándose paulatinamente en especialidades como anatomía patológica, oftalmología, psiquiatría, terapia familiar, oncología, otorrinolaringología, medicina interna, broncopulmonar, espirometría y endoscopía, resulta clave la consolidación de una estrategia nacional para el desarrollo de la telemedicina en el sector público. Asimismo, es fundamental propiciar una revisión constante y sistemática de la bibliografía, para así contar con evidencia actualizada sobre la efectividad de la telemedicina en las áreas instaladas.
De acuerdo a esta revisión y otras evaluaciones, se debiera incorporar progresivamente al sector otras dimensiones de este procedimiento tecnológico, como telemonitorización, telepresencia y teleconsulta, las cuales se utilizan, por ejemplo, en países con un número significativo de adultos mayores, tendencia que actualmente registra Chile, de acuerdo a las últimas encuestas que estudian los fenómenos demográficos.
Otro punto importante es promover el conocimiento de la normativa que abarca los aspectos legales que se desprenden de esta nueva práctica, como la definición de responsabilidades relativas a los diagnósticos a distancia, regulación de prestadores extranjeros y privados y confidencialidad de la información relativa a los pacientes, entre otros.
En tanto, para mejorar los registros e información se ha desarrollado un minucioso trabajo de fortalecimiento de la telegestión y la teleadministración, destinado a optimizar la disposición de las camas críticas y hacer más eficiente la utilización de los módulos del sistema informático de las redes asistenciales como instrumentos facilitadores de la gestión.
La telemedicina ha penetrado fuerte y son cada vez más los recintos de salud que han incorporado estas tecnologías de la información para beneficio de sus usuarios. Es el caso del Hospital Clínico Regional Dr. Guillermo Grant Benavente, que por intermedio de teleconsulta atendió, por primera vez, a dos pacientes del Hospital de Santa Juana que requerían diagnóstico neurológico. El contacto virtual se realizó a principios de noviembre de 2012 y fue posible gracias a la implementación del Sistema de Teleconsulta impulsado por la Subsecretaría de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, organismo que se ha propuesto mejorar la gestión de los recursos disponibles, tanto humanos como técnicos. De esta forma, la telemedicina abre nuevos espacios en el centro hospitalario más importante de la Región del Bío Bío, permitiendo el acceso oportuno a médicos especialistas y sin necesidad de traslados.
Para el director médico (s) del hospital penquista, doctor Jaime Tapia Zapatero, la teleconsulta “contribuirá a realizar altas precoces de los pacientes de hospitales de mayor complejidad hacia uno de menor complejidad, aumentando el índice ocupacional de estos y mejorando la gestión de las camas de la red”.
En una primera etapa, este programa contemplará teleconsultas con neurólogos, pero dentro de los próximos meses se incluirán otras especialidades. En el territorio del Servicio de Salud Concepción participan activamente de esta modalidad los hospitales Clorinda Abelló de Santa Juana y San Agustín de Florida, ambos de baja complejidad, además del HGGB.
Otro ejemplo de conectividad médica virtual es el sistema que se implementó en el archipiélago de Chiloé, a partir de junio de 2012, a través del cual especialistas del Hospital de Castro pueden examinar a distancia a pacientes de los recintos asistenciales de Achao y Queilén. Esta herramienta tecnológica ha permitido modernizar la medicina pública, dando respuesta a las necesidades de atención y diagnósticos en zonas donde no se disponen de especialistas.
Atendiendo a las numerosas demandas de atención en este punto del país, el Ministerio de Salud comenzó a desarrollar los sistemas de teleconsulta y teleimagenología, con la finalidad de generar una red de interacción y evaluación de exámenes, entregando atención especializada al paciente tal como si estuviera en un box de atención.
Por intermedio de la teleimagenología ya se transmiten imágenes digitales de tomografías de las unidades de urgencias hospitalarias y unidades de pacientes críticos, para la generación de informes diagnósticos durante las 24 horas. En tanto, la teleradiología también funciona en coordinación con estas unidades, emitiendo informes radiológicos con una demora máxima de dos horas. Hasta la fecha más de 300 usuarios se han visto beneficiados con estos innovadores procedimientos clínicos.
Por su parte, el Hospital Regional de Talca comenzó a desarrollar, a partir de octubre de 2012, un novedoso proyecto clínico que se propuso mejorar el acceso virtual a la dermatología en cinco comunas de la región. La iniciativa, encabezada por la doctora Diana Yanine, busca resolver la falta de especialistas en un área de alta demanda.
En una primera etapa, ya se han visto beneficiadas las comunas de Constitución, Cauquenes, San Clemente, Maule y Parral, cuyos habitantes pueden recibir tratamientos específicos, según determine el médico. Sin embargo, si la patología es más compleja y no puede ser resuelta a distancia, el paciente recibe una hora para realizar una cirugía u otro procedimiento.
La doctora Yanine, encargada de evaluar los distintos casos y enfermedades que afectan a la piel, comenta que “el proyecto de teledermatología partió en Santiago y la Región del Maule fue incorporada como piloto para ser implementado en el HRT. Esto permite a los médicos de las provincias enviar los casos problemáticos mediante fotografías para que el especialista resuelva el diagnóstico y el tratamiento, de tal forma de llevar la dermatología a provincias evitando el desplazamiento de los pacientes hacia Talca”.
En mayo de 2013 el Ministerio de Salud dio a conocer los buenos resultados alcanzados por el Hospital de Talca en el ámbito de la teleradiología, situándolo de acuerdo a sus niveles de producción, en el primer nivel nacional. Según el Departamento de Gestión del ministerio, el centro asistencial alcanzó una producción de 34 mil informes radiológicos, mediante el servicio de teleradiología, lo que representa un 101% de rendimiento. En este ranking también ocupan un lugar destacado los hospitales de Puerto Montt, Barros Luco, Padre Hurtado, San Juan de Dios y San José. Para el Servicio de Salud Maule, la telemedicina se ha convertido en una herramienta de gran utilidad, mostrando interesantes avances en las áreas de la teleconsulta, teledermatología, teleradiología y telecardiología.
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Las tecnologías de la información aplicadas a la práctica clínica de la medicina representan actualmente uno de los grandes desafíos estratégicos de la salud pública en el país. Lo que hace algunas décadas asomaba como ficción es hoy una realidad que ya ha beneficiado a muchos usuarios del sistema de salud, pero aún restan tareas pendientes para consolidar su presencia en Chile.
Uno de los centros de referencia en este ámbito, incluso a nivel latinoamericano, es el Hospital Las Higueras de Talcahuano, recinto que se levanta en una de las zonas más duramente golpeadas por el terremoto del 27 de febrero de 2010, un factor que también es de gran relevancia en toda esta historia.
Y es que el proyecto telemédico o de medicina a distancia cobró gran validez, tras quedar en evidencia la fragilidad de la red de salud pública producto del megasismo, evento que dejó 17 hospitales destruidos y un millonario daño en infraestructura, pérdidas que han sido muy difíciles de abordar por una cartera acostumbrada a los problemas presupuestarios.
Ante la demanda de los usuarios por atención médica, la virtualidad ganó terreno, mostró sus credenciales y, con sólidos argumentos, dejó en claro sus tremendas potencialidades y perspectivas. En tiempo récord subsanó la alicaída capacidad de respuesta hospitalaria debilitada por la catástrofe natural, convirtiéndose en una práctica creciente en el desarrollo clínico en la Región del Bío Bío y elemento clave para reducir e incluso terminar con los tiempos de espera por atención médica especializada.
El tiempo de encuentro del médico general, desde que inscribe su interconsulta hasta que el médico especialista revisa el caso y los exámenes respectivos, se redujo de un año a sólo 54 horas, en el caso de la cardiología. Además, fundamenta el doctor Francisco Albornoz, “logramos que en el ciclo diagnóstico terapéutico, vale decir, la necesidad de algún procedimiento intervencional, el lapso de espera se redujera a no más de una semana, proceso que antes podía tardar un par de años. El efecto neto es que el proceso para optar a una resolución de un especialista para poder operar de cataratas, del corazón o hacer intervencionismo complejo es ahora muy eficiente con nuestros sitios remotos y la lista de espera desapareció para los centros que están trabajando a través de este programa. El sistema es extraordinariamente eficiente y de alta calidad”.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez


Dr. Francisco Albornoz Alarcón


Dr. Jaime Tapia Zapatero