Reducir las ECV a paso firme
De acuerdo con un estudio publicado en The Lancet, caminar dos mil pasos al día podría reducir el riesgo cardiovascular considerablemente, sobre todo en personas con diabetes.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) se han trasformado en la principal causa de defunción en todo el mundo y son una consecuencia de la urbanización, industrialización y globalización que han acompañado a la transición económica en las últimas década. Los cambios en el estilo de vida están asociadas, principalmente, a mala alimentación, falta de ejercicio y adicciones a las principales drogas legales: tabaco y alcohol.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó que en 2008 murieron 17,3 millones de personas por enfermedades cardiovasculares, lo cual representa el 30 por ciento de las defunciones registradas en el mundo. De ellas, aproximadamente 7,3 millones se debieron a cardiopatías coronarias y 6,2 millones a accidentes cerebrovasculares.
Lo lamentable es que las ECV afectan, en mucha mayor medida, a los países de ingresos bajos y medios: más del 80 por ciento de las defunciones por esta causa se producen en esos países y afectan casi por igual tanto a hombres como mujeres.
Por eso los pronósticos son bastante negros: de aquí a 2030, casi 23,6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular, porque se prevé que estas patologías sigan siendo la principal causa de muerte. Por lo que se hace necesario implementar políticas de salud pública para disminuir estas alarmantes cifras.
El Programa de la OMS sobre esta materia desarrolla su labor en las esferas de la prevención, tratamiento y vigilancia en todo el mundo, con el objetivo de elaborar estrategias mundiales para reducir la incidencia, morbilidad y la mortalidad de estas enfermedades mediante la reducción efectiva de los factores de riesgo y sus determinantes; el desarrollo de innovaciones de atención de la salud costo-eficaces y equitativas en la esfera del tratamiento; y el seguimiento de las tendencias de las enfermedades cardiovasculares y de sus factores de riesgo.
Si bien la cirugía y farmacología para tratar estas patologías ha avanzado mucho en los últimos tiempos, cambiar los hábitos de vida, la mala alimentación y el sedentarismo se han transformado en el mayor desafío de las autoridades sanitarias de todo el planeta.
Existen diversos estudios que demuestran que la actividad física reduce la probabilidad de sufrir un infarto agudo de miocardio; que las personas sedentarias tienen casi el doble de riesgo de morir por un infarto de miocardio que las personas que realizan una actividad física de manera regular; y que aquellas que han tenido un ataque al corazón, con la práctica de actividad física reducen la mortalidad.
Sin embargo, uno reciente de realizado por expertos de la Universidad de Leicester en el Reino Unido publicado en The Lancet (doi:10.1016/S0140-6736(13)62061-9) destaca que caminar diariamente podría reducir el riesgo cardiovascular considerablemente, sobre todo en personas con diabetes.
Hasta la fecha, se habían evaluado los efectos del ejercicio como medida preventiva de un infarto o una angina de pecho. Sin embargo, la mayoría de estos trabajos se basaban en la información que daban los propios pacientes sobre la modificación que habían hecho en su actividad física por lo que no había ninguna evidencia concluyente sobre su eficacia en los resultados cardiovasculares.
Para llenar este vacío, la nueva investigación midió objetivamente, mediante el empleo de un podómetro, la cantidad de ejercicio realizado por los 9.306 pacientes reclutados con intolerancia a la glucosa de 40 diferentes países, los que fueron monitoreados entre enero de 2002 y enero de 2004 y que también podían padecer enfermedad cardiovascular o, por lo menos, un factor de riesgo cardiovascular adicional.
Todos los participantes fueron seguidos a lo largo de seis años y por la actividad ambulatoria evaluada por podómetro al inicio del estudio y durante 12 meses. Los resultados fueron asombrosos: se registraron 531 episodios cardiovasculares como infartos de miocardio, ictus y anginas de pecho. Luego de analizar los datos individuales de cada paciente, los investigadores comprobaron que por cada dos mil pasos extra dados al día –lo que equivale a una caminata de 20 minutos a paso moderado- el riesgo anual de enfermedad cardiovascular se redujo un ocho por ciento.
“En 45.211 personas/año de seguimiento, se registraron 531 eventos cardiovasculares. La actividad ambulatoria basal (riesgo [R] de 2.000 pasos por día fue de 0,90, IC del 95 por ciento: 0,84 - 0,96) y el cambio en la actividad ambulatoria (0,92, 0,86 - 0,99) se relacionaron inversamente con la presencia de un accidentes cardiovascular. Los resultados para el cambio en la actividad ambulatoria no se vieron afectados cuando se ajustaron el índice de masa corporal y otras variables de confusión a los 12 meses”, comentaron los investigadores.
“Nuestros datos ofrecen una novedosa evidencia de que simples cambios en los niveles de actividad física, como el aumento de pasos dados a lo largo del día, pueden reducir sustancialmente el riesgo de enfermedad cardiovascular. Lo más importante es que estos beneficios se ven independientemente del peso corporal o del nivel de inicio de actividad física. Por tanto, estos resultados ofrecen la evidencia más fuerte hasta la fecha de la importancia del ejercicio en población de alto riesgo y servirá para los programas de prevención cardiovascular y diabetes de todo el mundo”, destacó el doctor Thomas Yates.
Caminar es uno de los ejercicios más completos y sencillos que se pueden realizar para mantenerse activo y en forma. Además, es económico, porque puede practicarse en cualquier lugar. Es de esperar que los pacientes consideren la caminata como un medicamento más, que se debe de tomar con regularidad y disciplina, para ver el beneficio, así como lo hacen diariamente con sus comprimidos para la presión, el colesterol o la diabetes.
