Para dormir: dosis precisas y controladas de luna
Está científicamente demostrado que las distintas fases lunares influyen sobre las mareas, la savia de las plantas, la migración de las aves, la rotación del planeta y la salud humana.
La luna ha sido una fuente de inspiración artística, objeto de culto y fascinación desde la primera noche de los tiempos. Cada 27 días, 7 horas y 43 minutos gira alrededor de la tierra y sobre su eje en el mismo tiempo, lo que hace que siempre muestre la misma cara y refleje la luz solar de manera diferente según donde se encuentre.
Para muchas culturas ancestrales fue la diosa omnipresente. A través de la historia los artistas encontraron en ella una musa inspiradora no sólo de poemas y relatos románticos, sino que también de historias de terror, pues también se vincula a la luna con un lado oscuro.
Sea cual sea la interpretación, la luna siempre ha fascinado al hombre. Más allá de interpretaciones esotéricas, su influencia sobre el comportamiento del ser humano ha sido analizada desde hace siglos.
El filósofo, geómetra y astrónomo griego Anaxágoras –probable discípulo de Anaxímenes, que perteneció a la denominada escuela jónica y abrió la primera escuela de filosofía en Atenas- 45 siglos después, dio una de las primeras explicaciones científicas sobre la naturaleza de la luna, afirmando que ésta no se trataba de una deidad, sino de “una gran roca esférica que reflejaba la luz del Sol, que tampoco tenía nada de divino”.
De hecho, una teoría desarrollada por investigadores de la Universidad de Harvard y publicada en la revista Science, señaló que la vinculación de la luna con la tierra radica en que una formaba parte de la otra hasta que su masa salió disparada al espacio durante la colisión con otro cuerpo. Esto explicaría por qué nuestro planeta y su satélite tienen una composición química tan similar.
Los griegos consideraban la epilepsia como una enfermedad sagrada producida por la diosa Selene. Durante la Edad Media, se creyó que todos los trastornos psiquiátricos guardaban relación con las fases lunares e incluso en el derecho inglés de hace 200 años se diferenciaba entre locos –entendidos como psicóticos crónicos e incurables- y lunáticos, los cuales eran tratados con más indulgencia en los juicios, dada su supuesta dependencia de la luna.
La influencia de la luna en el aspecto psiquiátrico se ha ido aceptando cada vez más a medida que se descubren los efectos de los iones positivos y negativos. Con la luna llena, la atmósfera se ioniza positivamente y con la nueva la carga se torna negativa. Los iones positivos provocarían en el ser humano estados de excitación o depresión. Esa podría ser una de las razones de los ataques depresivos que se registran en la luna llena.
Además de intuir esa influencia en los aspectos psíquicos, las diversas civilizaciones, por lo general, le han atribuido a la luna un poder benefactor, haciéndola responsable de la fertilidad y de la lluvia, así como de la movilidad de todos los líquidos y humores.
En la actualidad, sigue irradiando su influencia sobre la investigación e inspirando numerosos estudios. Anteriormente, se había hablado sobre la influencia lunar en patrologías como la epilepsia. Sin embargo, uno de los últimos lo realizó el Centro de Cronobiología del Hospital Psiquiátrico de la Universidad de Basilea sobre la relación entre el satélite y el sueño humano.
En el estudio, publicado en la revista Current Biology (Current Biology, 2012; 23 (15):1485-1488), el equipo se basó en la creencia popular de que las personas duermen peor durante los periodos de luna llena. Comprobaron científicamente que esto se debería a que durante esta fase las personas están expuestas a más luz ambiental.
Para excluir los factores de confusión como el aumento de la luz en la noche o el posible sesgo en la percepción respecto a la influencia lunar sobre el sueño, se analizaron en forma retrospectiva la estructura del sueño, la actividad electroencefalográfica durante la fase no REM del sueño, y la secreción de la melatonina y hormonas cortisol.
Se encontró que alrededor de la luna llena, la actividad delta del electroencefalograma (EEG) durante el sueño NREM, un indicador de sueño, disminuyó en un 30 por ciento y el tiempo para conciliar el sueño se incrementó en cinco minutos y la duración total del sueño se redujo en 20 min.
Estos cambios se asociaron con una disminución en la calidad subjetiva del sueño y la disminución de los niveles de melatonina endógena. Gran parte de los estudiados manifestaron que su sueño durante luna llena había sido peor y menos reparador.
Esta es la primera evidencia fiable de que un ritmo lunar puede modular la estructura del sueño en los seres humanos, cuando se mide en las condiciones altamente controladas de un protocolo de estudio de laboratorio circadiano sin señales de tiempo.
Lo interesante de este trabajo es que se pudo comprobar que los ciclos lunares pueden modular el sueño en humanos incluso cuando las personas analizadas no veían la luna ni sabían en qué fase estaba, lo que confirmaría “la herencia de un pasado en el que la luna podría haber sincronizado los comportamientos humanos con fines reproductivos o de otro tipo como ocurre con los animales”, destacaron los investigadores.
Así que si desea tener un sueño reparador y un buen dormir siga los consejos del poeta mexicano Jaime Sabines: “para los condenados a muerte y para los condenados a vida, no hay mejor estimulante que la luna en dosis precisas y controladas”.
