Música en pabellón: el poder curativo del sonido
Contrario a lo que pueda creerse, el quirófano no es un lugar intenso donde lo único que se escucha es la máquina de anestesia o de monitoreo. La gran mayoría están llenos de melodías armónicas y rítmicas de diferentes estilos.
Hace unos 2500 años, Platón advirtió que la música era una ley moral, porque “dota de alma al universo, de alas a la mente, permite a la imaginación volar, da encanto y alegría a todas las cosas, a la vida misma”. Pero entre las bondades que adjudicó acertadamente a este arte, el pensador griego olvidó mencionar que, como dice el viejo proverbio, la música es también medicina.
A través del tiempo y en todas las culturas, la música y el sonido han sido una parte integral de las ceremonias y los rituales. De cierta forma, han desempeñado un papel significativo en la sanación de la humanidad. En toda cosmología y mitología, el sonido se transformó en un vínculo importante, una especie de onda portadora entre el mundo espiritual terrenal.
En la antigua Grecia, Apolo era a la vez el dios de la música y de la medicina. Para los antiguos griegos la música era “un arte impregnado de poder para penetrar en lo más profundo del alma”. De hecho, en las escuelas de Egipto y Grecia, la curación y el sonido se consideraban una ciencia sagrada altamente desarrollada.
Actualmente, continúa siendo una herramienta importante para la curación. Cada vez más, las prácticas que utilizan el sonido y la música, antes sólo validados por datos personalizados o anecdóticos, están siendo confirmadas por resultados de una amplia variedad de estudios científicos.
Los nuevos hallazgos sugieren que puede estimular procesos cognitivos, afectivos, sensoriales y motores complejos en el cerebro, cuyas funciones pueden ser generalizadas y transferidas a fines terapéuticos.
Sin embargo, hay un grupo de estudios que muestran los efectos de la música en el quirófano. Uno de los cuales concluyó que, en general, ésta tiene una influencia positiva sobre el desempeño de un cirujano. Además, los pacientes disfrutan de la música también: parecen estar más relajados, requieren menos anestesia y se recuperan con mayor rapidez, cuando su médico tratante reproduce melodías en el pabellón.
Existe evidencia clara que la música se toca entre 62 y 72 por ciento del tiempo en las salas de operaciones y, lo más frecuente, es que ésta sea elegida por el cirujano principal. Un 80 por ciento del personal que participa de la operación ha señalado que la música beneficia la comunicación entre los miembros del equipo, ayuda a reducir la ansiedad y aumenta la concentración en la tarea entre cirujanos que escuchan música con regularidad. Además, reduciría la fatiga muscular y los marcadores fisiológicos de estrés.
Cada año, la revista British Medical Journal publica un número navideño en el que tratan temas más livianos y divertidos para amenizar de alguna manera la información sobre temas de salud.
En la edición de diciembre de 2014 los cirujanos David C. Bosanquet, secretario académico de cirugía; James C.D. Glasbey, médico en primer año de especialización, y Raphael Chávez, médico general y cirujano de trasplantes del Hospital Universitario de Gales en Cardiff repasaron la histórica relación entre la música y la medicina desde varios puntos de vista.
Ellos citaron importantes datos en apoyo a la eficacia de la música en la sala de operaciones. A juicio de los especialistas, se trataría de una práctica muy común entre todos los cirujanos del planeta que ven en ella una fuente de relajo más que de desconcentración. (BMJ 2014;349:g7436 doi: 10.1136/bmj.g7436)
La música clásica es uno de los estilos que predomina como elección en el quirófano, por su capacidad de evocar estados mentales de vigilancia y tranquilidad, gracias a la ausencia de letra. Los cirujanos realizaron y compartieron su propia lista de canciones favoritas para operar. La mayoría son grandes éxitos como el pegajoso Stayin' Alive de Bee Gees, Smooth Operator de Sade –más lenta- o la alegre y conocidísima Wake me up before you go de Wham.
Los investigadores también aconsejaron qué canciones se deben evitar: Another one bites the dust de Queen, Everybody hurts de REM o Scar Tissue de Ret Hot Chilli Peppers. Esta última, apuntan, “totalmente inapropiada para los cirujanos plásticos”, dijeron en tono de broma.
Es un hecho que los cirujanos, inevitablemente, seguirán utilizando la música como un calmante y complemento para su práctica diaria, siempre que la situación lo permita, ya que no debe entorpecer el proceso de comunicaciones entre los profesionales tratantes.
La British Medical Journal con un afán de conocer cuáles son las canciones que actualmente están escuchando los cirujanos alrededor del mundo y para poder confeccionar la mejor playlist para operar, invitó a los profesionales a compartir sus canciones en una lista abierta y colectiva que están confeccionando a través de Spotify y Lastfm. Si usted se anima, puede agregar la suya usando el hashtag Operating Theatre Playlist.
