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17 Abril 2023

Lo que escondía la cabellera de Beethoven

Un análisis de su ADN reveló que tenía una predisposición genética a enfermedades del hígado, como hepatitis B, y que quienes se consideraban ascendientes del famoso músico, en verdad, no lo eran.  

Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo, solía decir Ludwig van Beethoven. Y vaya que sabía de qué manera hacerlo. Más que con palabras, con melodías. Este virtuoso pianista y compositor alemán se convirtió en uno de los artistas más respetados, influyentes y populares, que se alzó como un genio en la historia de la música. Tal es su importancia que se le considera el último de los representantes del clasicismo, y al mismo tiempo, el precursor del romanticismo.

Los problemas de salud afectaron significativamente su carrera, incluida la pérdida progresiva de la audición [2] que comenzó a sus 26 años, molestias gastrointestinales recurrentes y enfermedad hepática

A pesar de sus tormentos logró componer algunas de las obras más conocidas de la música clásica, como la Sinfonía n.º 5 en do menor, la Sinfonía n.º 6 en fa menor y la Sinfonía n.º 9, cuyo cuarto movimiento es el aclamado "Himno a la alegría".

En 1802, Beethoven escribió a sus hermanos Karl y Johann una carta, conocida como el Testamento de Heiligenstadt, en la que solicitaba que tras su muerte se describiera y se hiciera pública su historia clínica. 

"Cuando yo muera, y si el profesor Schmidt vive todavía, rogadle en mi nombre que describa mi enfermedad, y añadid estas páginas, a fin de que, al menos, después de mi muerte se reconcilie conmigo" [1]. Lamentablemente, ese deseo no pudo cumplirse, porque su médico personal murió 18 años antes que él.

Desde entonces, los biógrafos médicos han propuesto numerosas hipótesis. Dos siglos después, un equipo internacional de científicos cumplió esa aspiración, tras analizar el ADN de cinco mechones de su característica y frondosa cabellera, previamente autentificados [3].

Lo que ya se sabía 

Beethoven padeció, a lo largo de su vida, de cólicos, dolores articulares y fuertes migrañas. A menudo, exhibía un comportamiento irritable. En sus últimos años, se convirtió en una persona abatida, socialmente aislada y sufría, con frecuencia, ansiedad y depresión [4].

Su problema de sordera, que comenzó con episodios de tinnitus y pérdida de las frecuencias más altas, fue agravándose hasta dejarlo sordo a los 46 años, lo que le impidió seguir tocando el piano [5]. 

Desde los 22 años presentó diarrea recurrente con dolor abdominal de origen desconocido, que derivaron en una severa postración y anorexia. Estos episodios aumentaron en frecuencia y duración con el tiempo. 

En 1821, tuvo un prolongado episodio de vómitos e ictericia, la que persistió por semanas. En los últimos tres meses de vida manifestó claros signos de insuficiencia hepática, gatillados por cuadros de neumonía que iniciaron en diciembre de 1826. El último lo presentó 15 días antes del desenlace fatal [6-7].

En marzo de 1827, cuando estaba en su lecho de muerte, un desfile de amigos y conocidos acudió a visitarlo. Muchos de ellos querían llevarse un recuerdo de él: un mechón de pelo, decían que era para mantenerlo presente en la memoria.

Cinco de esas reliquias, todas de los últimos siete años de su vida, abrieron la puerta a un nuevo capítulo de su historia médica: la genobiografía, una reconstrucción a partir del estudio genómico.

Revelaciones genéticas

"Se han escrito libros sobre su salud, basados en registros de la época. Sin embargo, mis colegas y yo abordamos el tema desde una perspectiva diferente. Preguntamos qué pistas podría proporcionar el genoma de Beethoven, su ADN", explica el doctor Robert Attenborough de la Universidad de Cambridge en Reino Unido y uno de los autores de la investigación.

Cuando el grupo tuvo la secuencia de ADN del cabello, trató de dar respuesta a antiguas preguntas. Por ejemplo, ¿por qué podría haber fallecido de cirrosis hepática?

Según los registros, bebía, pero no en exceso. Nunca sobrepasó la línea de consumo para catalogarlo de "alcohólico". El pelo proporcionó una señal: tenía variantes de ADN que lo predisponían genéticamente a padecer enfermedades hepáticas

"Ya sabíamos por la documentación que sufría ataques de ictericia. Logramos demostrar que tenía dos copias de una variante particular del gen PNPLA3, que está relacionado con la cirrosis hepática. También tenía copias únicas de dos variantes (C282Y y H63D) de un gen que causa hemocromatosis, una enfermedad en la que exceso de hierro se acumula en el cuerpo y daña el hígado".

Dentro del análisis encontraron restos de ADN de hepatitis B -que se transmite a través de las relaciones sexuales, agujas compartidas y durante el parto- lo cual, junto con su consumo de alcohol, podría haber contribuido a su muerte.

Ta-ta-ta-tan… el oculto pasado familiar

Como parte del trabajo, el equipo intentó relacionar el genoma de Beethoven con los de los miembros vivos del linaje. Para llevar a cabo ese cometido se centraron en el cromosoma Y, que solo se hereda en la línea masculina y así seguir con un patrón similar al de los apellidos en la mayoría de las tradiciones europeas.

Cinco hombres aportaron sus muestras de ADN. No estaban estrechamente emparentados entre sí, y vivían en la actual Bélgica, de donde proviene el nombre. Todos compartían esencialmente el mismo cromosoma Y, el cual se atribuyó a la descendencia de un antepasado común: Aert van Beethoven (1535-1609).

La sorpresa fue que los mechones de Ludwig no compartían el mismo cromosoma Y. "Tras considerar otras explicaciones, dedujimos que en algún momento de las siete generaciones entre Aert y Ludwig, el padre de alguien -a efectos sociales y legales- no era el progenitor biológico. No pudimos descifrar, basándonos en las pruebas disponibles, en qué generación ocurrió el desliz extramarital".

Aunque no era el objetivo del estudio, abrir la caja de los genes tuvo consecuencias inesperadas. Sobre todo para esos ascendientes que quedaron sorprendidos con la noticia. 

Independiente de este "suceso" y de que no se encontró explicación a su sordera ni a sus problemas gastrointestinales, la ciencia pudo cumplir el mayor deseo de Beethoven, eso sí, con 200 años de desfase. 

Referencias
[1] Ludwig van Beethoven. El Testamento de Heiligenstadt. https://clasica2.com/recursos/archivos/1.%20El%20testamento%20de%20Heilingestad.pdf
[2] Perciaccante A, Coralli A, Bauman NG. Beethoven: His Hearing Loss and His Hearing Aids. Otol Neurotol. 2020;41(9):1305-1308.
[3] Begg TJA, Schmidt A, Kocher A, et al. Genomic analyses of hair from Ludwig van Beethoven. Curr Biol. 2023;S0960-9822(23)00181-1.
[4] Kubba A, Young M. Ludwig van Beethoven: a medical biography. Lancet 1996; 347: 167-70
[5] Thomas JP, Dazert S, Prescher A, Voelter C. Aetiology of Ludwig van Beethoven's hearing impairment: hypotheses over the past 100 years - A systematic review. Eur Arch Otorhinolaryngol. 2021;278(8):2703-2712.
[6] Miranda M. Ludwig van Beethoven, el genio de Bonn atormentado por sus enfermedades: su historia médica. Rev Med Chil. 2018;146(1):91-95.
[7] Allen PW. Beethoven's triad: Diarrhoea, deafness and cirrhosis. A plausible solution to the 195-year-old controversy. Ann Diagn Pathol. 2022;58:151904.

Por Carolina Faraldo Portus

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