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11 Mayo 2015

Las ventajas de sentir miedo

Estudios científicos han demostrado una serie de insospechados beneficios que traería a la salud el simple hecho de ver una película de terror. Académico lo denomina “Proceso de transferencia de la excitación”.

El último beso entre Scarlett O’Hara (Vivien Leiggh) y Rhett Butler (Clark Gable), en la clásica cinta “Lo que el viento se llevó”; la hermosa silueta de Bo Derek corriendo por la orilla de una paradisiaca playa mexicana al encuentro de George Webber (Dudley Moore), en “10, la mujer perfecta”; o el rostro de Jack Torrance (Jack Nicholson) desencajado por su locura persiguiendo con apetito asesino a su esposa Wendy (Shelly Duvall), en un desolado hotel en las montañas, en el filme “El resplandor”, son algunas escenas de seguro imborrables para los amantes del séptimo arte. Sin embargo, la última de ellas, por su naturaleza terrorífica, tendría, de acuerdo al resultado de una reciente investigación, insospechados beneficios para la salud.

Según un estudio de la Universidad Purdue, en Indiana, Estados Unidos, las cintas de terror acarrearían diversas ventajas para la salud mental y física. El profesor Glenn Sparks resumió su teoría a través del concepto “Proceso de transferencia de la excitación”, el cual explicaría una serie de fenómenos experimentados durante y después de “disfrutar” una buena película de suspenso y terror.

“Cuando vemos películas o series cuyo guión despierta miedo, nuestra respiración, presión arterial y ritmo cardíaco aumentan. Cuando la cinta termina, estas sensaciones se mantienen, sólo que no nos damos cuenta. Esto causa una intensificación de toda emoción que se experimenta después, como divertirse con los amigos, de modo que en vez de recordar el miedo que se sintió al ver el largometraje, se recuerda el buen momento vivido”, sostiene el investigador norteamericano.

De acuerdo a las conclusiones del académico, cuando una persona se asusta experimenta una alta excitación psicológica junto con el miedo. “Esto hace que el ritmo cardíaco y la presión arterial aumenten y los músculos se tensen, lo que tarda un poco en volver a la normalidad y hace que cualquier emoción que se experimente después, ya sea positiva o negativa, se vuelva más intensa”, subraya. 

Por otro lado, cuando el cerebro siente peligro se libera adrenalina, una hormona que en investigaciones anteriores se ha relacionado con un aumento del estrés en el organismo, reducción del apetito e incremento de la actividad en el metabolismo basal. Con ello, afrontar una situación de miedo puede llevar a una persona a quemar un tercio más de calorías que en contextos normales, sugiere un estudio de 2012 de la Universidad de Westminster, de Londres. Así, películas como el “El resplandor” o “El exorcista” pueden llegar a quemar hasta 184 calorías, el equivalente a una barra de chocolate pequeña.

En esta misma línea, científicos de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos), publicaron en la revista Science un estudio en el que participaron 80 voluntarios, a quienes mediante electrodos se les sometió a distintas pruebas mientras observaban grandes clásicos del terror de la pantalla grande. Se determinó que situaciones de estrés agudo, como las que se producen al ver películas de este género, obligan al cerebro a reorganizarse y hacen rememorar malos momentos. Imágenes de resonancia magnética, además, evidenciaron que varias regiones corticales y subcorticales se activaban y aumentaban su conectividad por la acción del neurotransmisor noradrenalina, que reorganizaba sus recursos neuronales. Así, comprobaron que cuando el cerebro se altera por este tipo de experiencias, los sentidos se agudizan y el temor crea un estado de alerta que fortalece los recuerdos de las experiencias estresantes, aunque perjudica la capacidad de análisis. En este proceso se ponen en acción partes del cerebro involucradas en la reorientación de la atención, el aumento de la alerta perceptiva y el control automático neuroendocrino. “Por el contrario, resulta casi imposible deliberar con calma”, concluye Erno Hermans, principal autor de este trabajo.

En otro estudio, publicado en la revista Estrés (Estrés. 2003 Mar; 6 (1): 41-7.) y llevado a cabo por la Escuela de Ciencia y Medioambiente de la Universidad de Coventry (Reino Unido), se desprendió que existe un importante incremento en la generación de glóbulos blancos mientras se ven este tipo de películas, fortaleciendo el sistema inmunológico. Esto se determinó tras analizar muestras de sangre de 32 hombres y mujeres, de entre 20 y 26 años, durante y después de ver la película “La matanza de Texas”.

Por si todo lo anterior fuera poco, el miedo inducido por las historias de espanto también desembocaría en la producción de dos hormonas relacionadas con el bienestar: la dopamina y la serotonina, estimulando positivamente la salud mental. Este efecto, en opinión del académico Glenn Sparks, lograría fortalecer la resiliencia de los individuos y su capacidad para enfrentar el mundo real. Mundo, irónicamente, muy distinto al ficticio que muestra la mayoría de los filmes de terror.

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