La insuficiencia vitamínica que amenaza al cerebro
Previamente asociados a la enfermedad de Alzheimer, el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, enfermedades del corazón y óseas e incluso alteraciones del sistema inmunológico, los bajos niveles de vitamina D en el organismo podrían ahora ser determinantes en la aparición de daños cognitivos.
El reciente trabajo de un grupo de médicos miembros del Hospital Clínico Magallanes Dr. Lautaro Navarro Avaria, en el extremo sur de Chile, activó las alarmas de las autoridades sanitarias debido al riesgo al que estarían expuestos los infantes de la zona. Dirigidos por la pediatra Karin Brinkmann, el equipo de facultativos publicó una investigación científica denominada “Niveles plasmáticos de vitamina D en niños sanos de Punta Arenas”, cuyos resultados confirmaron que los menores de edad de la ciudad austral muestran bajos niveles de vitamina D en el organismo, exponiéndose a padecer enfermedades óseas y alteraciones en su sistema inmunológico.
Para llegar a esta conclusión, se reclutaron 108 escolares sanos de ambos sexos, de siete escuelas públicas, los que fueron sometidos a diversos análisis clínicos que determinaron que 93,5% de ellos no alcanzaba el nivel plasmático mínimo deseable, mientras que 23% mostraba una condición “francamente deficiente”. “Sería conveniente considerar la implementación de un programa regional de suplementación de vitamina D a la población infantil, que provenga desde el nivel central, por lo cual esta situación ya fue informada a las autoridades de salud”, explica la doctora Brinkmann, para quien “sería necesario realizar nuevos estudios tendientes a medir el impacto de esta carencia en la salud de la población”. Investigaciones previas realizadas en latitudes 53° y 54° tanto norte como sur, han demostrado que, al menos en el período invernal, la radiación ultravioleta sobre la piel es insuficiente para activar una adecuada síntesis de vitamina D en el organismo.
La vitamina D es producida por el organismo cuando la piel se expone directamente al sol y cumple la función de ayudar al cuerpo a absorber el calcio, mineral esencial para la formación de los huesos. Durante la niñez, el cuerpo utiliza el calcio y el fósforo para el crecimiento y fortalecimiento de los huesos, por lo que si no se obtiene suficiente calcio, o si el cuerpo no absorbe el calcio suficiente de la dieta, la formación de tejidos óseos se debilita, llegando a producirse raquitismo en niños u osteoporosis en adultos. Ejemplo de esto es el incremento de fracturas de cadera, particularmente en la tercera edad, lo que fue detectado por docentes del Instituto Noruego de Salud Pública, quienes estudiaron la relación entre los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D [s-25 (OH) D] y la presencia de fractura de cadera en Noruega, país que registra una de las tasas más altas de este tipo de lesiones en todo el mundo (doi: 10.1210/jc.2013-1468).
Ahora bien, los riesgos que los bajos niveles de vitamina D en el organismo tienen para la salud no se detienen ahí. Coincidentemente con el trabajo de la doctora Karin Brinkmann, investigadores de la Universidad de Kentucky, Estados Unidos, realizaron un estudio en el cual concluyen que la deficiencia de este nutriente puede causar daños en el cerebro y otros órganos. Los científicos sometieron a análisis a ratas de mediana edad, luego de ser alimentadas durante varios meses con una dieta baja en vitamina D. El resultado, publicado en la Free Radical Biology and Medicina, arrojó que se alteraron los radicales libres en los cerebros de los roedores y disminuyó de manera evidente el rendimiento en diferentes pruebas cognitivas que medían niveles de aprendizaje y memoria. Los investigadores, tal como la doctora Brinkmann en Punta Arenas, llamaron a las autoridades sanitarias a mantenerse alertas, ya que la deficiencia de vitamina D está aumentando en Estados Unidos y sus efectos sobre el cerebro no deben ser subestimados.
“Dado que la deficiencia de vitamina D es especialmente extendida entre las personas mayores, se investigó cómo, durante la transición de la edad media a la vejez, el nivel bajo de vitamina D afecta el estado oxidativo del cerebro, acelerando sus rasgos de envejecimiento. Niveles adecuados de vitamina D en el suero son necesarios para evitar el daño de los radicales libres en el cerebro y sus negativas consecuencias”, plantea el profesor Allan Butterfield, autor principal del artículo.
El investigador recomienda, con ciertos resguardos, exponerse al sol durante 10 ó 15 minutos todos los días, para así alcanzar los niveles más adecuados de vitamina D en el organismo. Sin embargo, este consejo de alguna forma se contrapone con la advertencia que, por ejemplo, hacen los dermatólogos frente a la reducción de la capa de ozono y la peligrosa exposición a rayos ultravioleta, lo que ha llevado a millones de personas a cubrir más su piel cuando están al aire libre, abusar de los bloqueadores solares o simplemente no exponer su cuerpo al sol.
De todas formas, la vitamina D o “vitamina del sol” también está presente en suplementos y dietas que consideren pescados, huevos y leche fortificada. Tampoco es buena idea exagerar su consumo, ya que un aumento no controlado puede desembocar en el endurecimiento de los vasos sanguíneos y la aparición de problemas cardiovasculares. Por ahora, lo más recomendable es acudir al médico para realizar un diagnóstico y tratamiento certero y aguardar el resultado de nuevas investigaciones en este campo, que ha llamado la atención de científicos de todo el mundo, incluyendo rincones tan alejados como la Patagonia chilena.
