Genialidad y locura de los comediantes
Para científicos de la Universidad de Oxford, los elementos creativos necesarios para producir humor son sorprendentemente similares a los que caracterizan el estilo cognitivo de las personas con esquizofrenia o trastorno bipolar.
Según John Morreal, doctor en Filosofía y profesor de Estudios Religiosos en The College of William & Mary en Williamsburg, la risa, biológicamente hablando, dice relación con “una expresión compartida de alivio tras pasar el peligro. La laxitud que sentimos tras reírnos puede ayudar a inhibir la respuesta agresiva, convirtiendo la risa en un signo de conducta que indica la confianza en los compañeros”.
La risa tiene la característica única de eliminar el estrés y aliviar la depresión, incrementando la autoestima y la confianza en uno mismo. Combate miedos y fobias, así como la timidez, al facilitar la comunicación entre las personas, expresando emociones y favoreciendo la existencia de lazos afectivos. La risa alivia el sufrimiento, además de descargar tensiones, potenciando la creatividad y la imaginación.
Si bien Aristóteles estableció que la risa era un rasgo inherente en el hombre, la Iglesia sostuvo lo contrario. Durante el siglo IV Basilio, obispo de Cesárea y fundador del modelo conventual cristiano, prohibió que se riera a carcajada suelta so pena de castigo corporal. La risa era cosa del diablo y no entraba en el plan de Dios.
Sin embargo, en una época donde el aislamiento y la soledad eran pan de cada día en castillos, monasterios y villorrios, así como la dominante incitación a la seriedad inspirada en el temor a Dios, la gente quería rodearse a como fuera de quien los hiciera reír, y qué mejor que teniendo un “loquito” en casa.
Hacer reír en esa época se convirtió en todo un arte. Presentando o comentando la realidad, resaltando el lado cómico de las cosas, ya sea por lo risueño o lo ridículo, los bufones o juglares buscaban sacar una carcajada o una sonrisa de placer. Ese acto, muchas veces, fue considerado como un don, donde la locura y el entendimiento de lo sobrenatural, situaban al comediante en un perpetuo estado de gracia desde el cual podía adivinar el futuro.
Durante mucho tiempo, historiadores, estudiosos e investigadores trataron de establecer una relación entre la creatividad en el arte y la ciencia con problemas de salud mental. Algo que, hasta hace poco, no había podido ser corroborado.
Sin embargo, un reciente estudio realizado por especialistas de la Universidad de Oxford en Reino Unido y publicado por la British Journal of Psychiatry (doi:10.1192/bjp.bp.113.134569), confirmó lo que muchos sospechaban: los comediantes tienen características psicóticas que están asociadas a la esquizofrenia y la depresión maníaca. Esta inusual estructura de la personalidad podría ayudar a por qué les es tan fácil entretener.
Los investigadores de la Universidad de Oxford y la Fundación del Fondo de Berkshire Healthcare NHS evaluaron a 523 comediantes -404 hombres y 119 mujeres- del Reino Unido, Estados Unidos y Australia, quienes completaron un cuestionario en línea que midió la presencia de rasgos psicóticos en personas sanas.
Los cuatro aspectos que se midieron fueron: experiencias inusuales como creencia en la telepatía y sucesos paranormales; desorganización cognitiva como la distracción y dificultad para enfocar los pensamientos; anhedonia introvertida, aquella disminución de la capacidad de sentir placer físico y social, incluyendo la evitación de la intimidad; e impulsividad inconforme que se relacionó con una tendencia al comportamiento antisocial.
El grupo control estuvo conformado por 364 actores quienes también completaron el cuestionario; y un grupo de 831 personas que trabajaban en áreas que no se relacionaban con la creatividad.
Los investigadores encontraron que los cómicos tuvieron puntajes significativamente mayores que el grupo de control en los cuatro tipos de rasgos de la personalidad psicótica, tanto en los rasgos de personalidad extrovertida como introvertida. Por otro lado, los actores obtuvieron mejores resultados en tres de las clasificaciones, pero no en los marcadores de introversión.
El psiquiatra Gordon Claridge del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford y líder de la investigación destacó que “los elementos creativos necesarios para producir humor son sorprendentemente similares a los que caracterizan el estilo cognitivo de las personas con esquizofrenia o trastorno bipolar”.
A pesar de que los rasgos analizados se pueden catalogar como “psicóticos”, también pueden considerarse otras características sanas como los cambios de humor o una introversión social.
“Aunque la psicosis esquizofrénica puede ser perjudicial para el humor, en su forma más leve es capaz de aumentar la capacidad de las personas de asociar ideas raras o inusuales, mientras que el pensamiento maníaco -que es común en personas con trastorno bipolar- puede ayudar a estos individuos a buscar conexiones originales o chistosas”, aclaró el experto.
Tanto la comedia como la locura se basan en la conexión de ideas inconexas. Pero que se basen en lo mismo no implica que sean lo mismo, porque la comedia –a diferencia de la enfermedad- es voluntaria y, al mismo tiempo, catártica.
Sea cual sea la conexión entre ambas, la risa siempre va acudir en nuestra ayuda para hacer llevadero lo que no es importante.
