Insomnio: un trastorno sin descanso
Expertos estiman que más de la mitad de la población sufrirá en algún momento esta enfermedad, caracterizada por su veloz crecimiento. En el marco de las celebraciones del Día Mundial del Sueño, dos estudios entregan nuevos y preocupantes antecedentes.
Robert Burns, Charles Dickens, Marcel Proust y Scott Fitzgerald tienen muchas cosas en común. No sólo revolucionaron, en sus respectivas épocas y países, el mundo de la literatura, sino que además sus obras se convirtieron en un legado de gran relevancia para la historia cultural del hombre moderno.
Desde sus disímiles trincheras, tal vez sin quererlo, lograron remecer a la sociedad, quedando en la memoria colectiva de literatos y críticos. Sin embargo, a estos cuatro autores los une otra característica que, según aseguran expertos, habría quedado plasmada en algunos de sus trabajos: el insomnio.
Poseedores de un gran talento y una pluma encantadora, Burns, Dickens, Proust y Fitzgerald, sufrían esta condición, considerada como el principal trastorno del sueño y causante, en algunas ocasiones, de severos problemas de salud que impiden llevar una vida normal.
Con el paso de los años, el vértigo de la sociedad se ha encargo de multiplicar los casos en el mundo entero, encendiendo las alarmas en científicos y centros especializados de distintos países, los que se han propuesto dilucidar sus diversas causas y consecuencias, para luego diseñar tratamientos personalizados que aseguren un buen dormir. Y es que un adecuado descanso resulta clave para el organismo, traduciéndose en beneficios concretos en el control de la hipertensión y la diabetes, mejoras en el sistema inmunológico, disminución del estrés, liberación de toxinas e incluso aumento de la capacidad intelectual.
Por el contrario, los aspectos negativos también se suman en una larga lista, que ha incorporado recientemente dos nuevos y preocupantes capítulos, tras la publicación de sendos estudios científicos en las revistas European Heart Journal y JAMA Neurology.
Enfermedad prevalente
En Chile, marzo es el mes que marca el inicio de un nuevo año laboral y escolar para la gran mayoría de la población. Millones de personas dejan atrás semanas de descanso y vuelven a su rutina habitual, proceso que muchas veces no resulta algo sencillo, especialmente cuando se deben retomar los horarios de sueño. Es ahí donde comienzan a quedar al descubierto trastornos como el insomnio.
La medicina del sueño ha evolucionado con rapidez durante las últimas décadas y la búsqueda de soluciones tiene variadas y a veces curiosas aristas. Es el caso de una investigación publicada en la revista Neuron, donde se describe un estudio con moscas de la fruta (Drosophila melanogaster) que dio con un gen bautizado como insomniac, responsable de la regulación de gran parte del proceso del sueño. Pese a que la asociación parezca extraña, sus autores afirman que estos mecanismos pueden ser muy similares en los humanos y en las moscas, ofreciendo así pistas sobre su control a nivel molecular, que ayuden a comprender y tratar los trastornos del sueño.
En este trabajo, el primero que relaciona el sueño con un proceso de degradación y eliminación de proteínas en las células, a través de la influencia del gen insomniac a nivel neuronal, los investigadores descubrieron que los animales con mutaciones en el gen manifestaban dificultades en sus ciclos de descanso. Es más, las moscas insomnes vivían mucho menos que las normales.
En nuestro país también hay expertos en el tema. Es el caso de la doctora Evelyn Benavides Simon, neuróloga de la Clínica Dávila y miembro de la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño, SOCHIMES. Durante una conferencia denominada “Insomnio: aproximación diagnóstica y alternativas terapéuticas”, dictada en el Centro SAVAL de Cooperación Científica de Concepción, la especialista explicó que “esta es la enfermedad más prevalente dentro de los trastornos del sueño. Más de la mitad de las personas en algún minuto de la vida van a sufrir esta patología, sobre todo los pacientes mayores de 65 años, los que están muy expuestos debido a otras patologías propias de la edad. Es una enfermedad altamente prevalente, muy invalidante y produce mucho gasto social”.
En el encuentro, que convocó a destacados médicos de la región del Bío Bío, se detallaron algunas de sus principales consecuencias, como la pérdida de memoria, alteraciones de conducta, fatiga, obesidad y repercusiones en el sistema inmunitario. Aspectos preocupantes si se considera que menos de un tercio de los afectados busca ayuda profesional.
“Existen personas que son muy sensibles a dormir a distintas horas, a ver televisión en el dormitorio, a tomar alcohol de noche, a automedicarse y no hacer ejercicio. Todo depende de una susceptibilidad genética. El manejo del insomnio, si se hace bien, vale decir siguiendo cada caso en forma multidisciplinaria, entre neurólogos y psiquiatras, tiene muy buen pronóstico. En general los pacientes con insomnio que se tratan de manera adecuada y toman los medicamentos indicados tienen una alta tasa de éxito en su recuperación”, agregó la doctora Benavides.
Factor de riesgo
Con el lema “Buen sueño, vejez sana” se celebró el viernes 15 de marzo el Día Mundial del Sueño 2013, iniciativa que en esta oportunidad se propuso recalcar que el descanso restaurador es uno de los pilares de la buena salud en la tercera edad, por lo tanto, mientras más temprano se adquieran hábitos y rutinas para el sueño mayores serán los beneficios.
Claro que el insomnio no es el único trastorno del sueño. Hay que considerar muchos otros que pasan por la somnolencia, problemas con el ritmo del sueño y comportamientos inusuales que interrumpen el descanso, los cuales también se encuentran bajo la mirada de médicos especializados.
El Día Mundial del Sueño es un evento anual, patrocinado por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño, con el objetivo de celebrar el buen dormir y poner en discusión los problemas relacionados con el sueño. Problemas que, lamentablemente, van en alza. Y es que de acuerdo a un estudio epidemiológico publicado en la revista European Heart Journal, el insomnio aumenta de manera considerable las posibilidades de sufrir una insuficiencia cardiaca.
Tras a un seguimiento de casi 55 mil personas entre 20 y 89 años, que se extendió por once años, investigadores pertenecientes al Departamento de Salud Pública de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, principal firmante, descubrieron que los individuos que reconocían tener dificultades para conciliar y mantener el sueño y que no tenían un descanso reparador, se exponían a un riesgo tres veces mayor de desarrollar una afección coronaria. Para llegar al diagnóstico se consideraron exámenes clínicos, estilos de vida, síntomas de depresión, ansiedad y antecedentes cardiovasculares, como también datos personales como educación, edad, sexo y medicación.
Aunque advierten que esto no significa necesariamente que exista una relación causa-efecto, sí es un indicio que el insomnio en personas sanas podría influir de alguna forma en el riesgo de presentar en el futuro problemas en el corazón. “El insomnio puede estimular un tipo de hormonas, como la adrenalina, que hace trabajar más al corazón, sube la presión arterial y el consumo de oxígeno por parte del músculo cardiaco. De alguna manera, la alteración de los transmisores implicados en el sueño acaban desarrollando insuficiencia cardíaca”, postulan los autores.
Pese a que la causa más frecuente de insuficiencia cardíaca es la enfermedad coronaria, esta investigación postula firmemente al insomnio como un nuevo factor de riesgo, tal como la hipertensión y la diabetes.
Por otro lado, en la publicación JAMA Neurology también se menciona al sueño, claro que esta vez no como causante directo de un mal, pero sí como un síntoma. Según un estudio liderado por el Departamento de Neurología de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, los trastornos del sueño podrían ser un indicador de la existencia de Alzheimer. Los hallazgos apoyan la hipótesis que las anomalías en el sueño se asocian con la presencia de depósitos amiloides en estadios preclínicos de la patología, por lo mismo, conocer más sobre esta relación podría ayudar a diseñar nuevas formas de tratamiento del Alzheimer.
En definitiva, los trastornos del sueño y en particular el insomnio exigen un constante trabajo de actualización y profundización por parte de los especialistas, con el fin de frenar su rápida evolución, con consecuencias conocidas y otras insospechadas. En este sentido, la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño se encuentra preparando los detalles de su congreso 2013, que tendrá como sede la ciudad de Concepción. Aunque resulte irónico, en esta materia no pestañar y mantener los ojos bien abiertos pareciera ser la clave.
