Experiencia PELP: líderes de la capacidad
En el diario vivir es común que se presenten obstáculos, a veces son tantos, que las personas tienden a encerrarse en su propio círculo sin mirar al lado, no necesariamente por egoísmo, sino porque les abruman sus propios problemas.
Los problemas que abruman a los seres humanos son más bien generales, temas de trabajo, deudas, cansancio, inconformismo, familiares, etc. Existe otro grupo de personas que al igual que el resto puede sentirse pasado a llevar por estos temas, pero lo que los diferencia, sin hacer mención si es bueno o malo, es que sufre de algún tipo de discapacidad física. Interesante es ver el mundo desde su mirada, impresionante la perseverancia, la valentía y la fe que ellos pueden llegar a transmitir.
Descubrir el mundo de estas personas, de ver cómo se desarrollan, de dónde sacan fuerzas, etc., se hace necesario descubrir las distintas herramientas que sus discapacidades les han brindado. Capacidades que el resto a veces no ve o no valora por el simple hecho que por ejemplo, saben que pueden contar con sus dos extremidades para poder subir una escalera.
El propósito de este reportaje es dar a conocer el sinnúmero de cualidades y conmovedoras experiencias de vida que un grupo de jóvenes, con distintos problemas, entregaron durante un encuentro de la Organización Internacional de Teletones, ORITEL, realizado el año 2012 y que tuvo como país sede a Chile. Palabras que asombraron a un salón completo, que produjeron lágrimas, risas, admiración y sensaciones tan fuertes que hicieron comprender que las habilidades y las capacidades para “hacer”, las tiene quien lucha por sus propósitos tanto mental como emocionalmente.
19/07/2012
Son cerca de las 16:00 horas, y en los salones del Hotel Sheraton se está desarrollando el XI encuentro ORITEL, jornada donde más de 400 profesionales, entre ellos enfermeros, geriatras, kinesiólogos, traumatólogos y terapistas ocupacionales se han reunido con el fin de compartir experiencias. Durante cuatro días el congreso ofreció múltiples charlas, lo que dificultaba la elección de cuál escuchar y cuál descartar. Al final de un gran corredor se ubica uno de los salones de conferencias más pequeños del hotel, ahí se paraba una señora alta, de pelo gris con una cálida sonrisa que invitaba a escuchar los testimonios del PELP (Programa de Entrenamiento Para Líderes Participativos).
El PELP, proyecto creado por Ana María Urrutia Arestizábal y desarrollado durante el año 2001, es un programa que acoge a jóvenes con discapacidades que tienen carreras universitarias, cuyo objetivo es contribuir a mejorar su presencia en la comunidad mediante una programación de actividades que permiten optimizar la autoestima y cambiar positivamente sus actitudes y comportamientos.
“Descubrimos que al aplicar la metodología ICA (Institute of Cultural Affairs Chile) los jóvenes mejoraban su capacidad de autogestión, descubrían que al trabajar en equipo, podían llevar a cabo proyectos, se aumentaba la creatividad y las posibilidades de innovación. Entendían que entre varios compañeros se olvida la soledad y el aislamiento. Reforzaban su personalidad, hablaban en público, les cambiaba la imagen personal frente a la sociedad e iban adquiriendo seguridad en sí mismos de manera sorprendente. Este programa apoya la inclusión en la búsqueda de equiparar las oportunidades para la discapacidad y lograr una verdadera inserción laboral. Al ofrecerles estas herramientas de liderazgo, ellos logran diseñar y gestionar sus propios proyectos, pensar en forma estratégica y futurista. En definitiva, logran introducir cambios innovadores en sus proyectos de vida y despertar a su maestro interno”, cuenta la directora del PELP.
Testimonios PELP:
“Mi historia comienza 20 años atrás, cuando yo era una niña como cualquier otra que saltaba, reía, bailaba y soñaba, hasta que el destino tocó mi puerta. Un día cualquiera, una muralla cayó, una médula espinal se dañó y le entregaron a mi familia un diagnóstico que decía que nunca más iba a poder caminar, correr, saltar ni nada de todo lo que yo conocía. En ese momento, la verdad es que la pena era mucha, me sentía incomprendida, lancé muchas preguntas al cielo –preguntas que no fueron respondidas“.
“El tiempo avanzó y me trajo calma, paz y con ella fui avanzando en mis estudios, la básica, la media y luego la universidad, y fue justo ahí donde pude formar parte de mí PELP, y digo mí, porque lo considero propio. Recuerdo que llegué con mucho miedo, muy tímida porque no sabía con qué me iba a encontrar, pero lo que obtuve fue mágico, encontré personas buenas, buenas de corazón, que tenían metodologías fáciles de aprender, de incorporar, de llevarlas a la práctica y también fue un encuentro de amigos, de humor, de valentía y por sobre todo, un reencuentro conmigo misma, con mi voz y la confianza en mis propias capacidades. Cómo sucedieron tantos cambios, la verdad no me acuerdo mucho, pero hoy como ex paciente del PELP y actual psicóloga del centro, al trabajar tras bambalinas veo las transformaciones de los integrantes, veo las capacidades de todos y eso me ayudó a entender que tras todos los avances estaba la resiliencia, que es la capacidad que tenemos los seres humanos de poder ser sometidos a aspectos tan adversos como mi accidente o el terremoto, pero que aun así podemos salir fortalecidos de ello, eso es un claro ejemplo de resiliencia”, Débora Fuentes.
“El año 2010 sucedió la catástrofe que todos conocemos, el terremoto. Nosotros estábamos en Concepción y comenzamos a contactarnos mediante el Facebook del PELP con los participantes y con la red de voluntarios para ver si estaban bien o necesitaban ayuda. Gracias a dios la mayoría estaba bien, pero había mucha otra gente que ayudar, por ende, nos organizamos y comenzamos a juntar comida, ropa y elementos de primera necesidad para quien lo necesitara. Ese es un claro ejemplo que da cuenta que la discapacidad no es igual a la incapacidad, descubrimos que podíamos hacer cosas desde un silla de ruedas, o gente con bastones, gente amputada y que pudimos hacer mucho más de lo que nos pidieron. Qué se logra con esto, primero, creer en nuestras capacidades; segundo, mejorar la autoestima, darse cuenta que uno es capaz, que no es necesario tanta infraestructura sino la voluntad y las ganas de poder ayudar, creo que eso resume lo que a mí me ha entregado el PELP”, Marcelo Machuca.
“Soy locutor profesional y trabajo en televisión. Hoy, me invitaron a participar de esta ORITEL para contar mi experiencia, para contar lo que yo viví en el proceso PELP, y quiero ser sincero, siempre pensé: y qué me van a enseñar a mí, si yo ya estudié. En mi paso por la carrera de locución aprendí todo lo que tenía que ver con enfrentar al público, llamar la atención, etc. Pero lo que no me enseñó fue a trabajar en equipo, a respetar lo que la otra persona piensa, a apreciar los diferentes puntos de vista y eso lo valoro y lo guardo en el corazón. Este taller nos invita a conocer la esencia del ser humano, nuestros sentimientos más íntimos, donde la generosidad y el respeto son los protagonistas del viaje más impresionante que alguien pueda imaginar. Hoy, me miro al espejo y digo: que equivocado estaba, creía que con lo que había aprendido en la universidad yo era el rey del mundo pero no era así, porque ahí me habían enseñado a ser exitoso, pero solo; me habían enseñado a llegar hasta lo más alto, pero sin valorar el trabajo en equipo. Hoy por hoy soy una persona alegre, que disfruta el 100% de lo que hace y lo que vive. Mediante todo lo que he aprendido y lo que hemos hecho como grupo, hemos demostrado que aunque estemos en sillas de rueda o en muletas, somos un aporte real en todos los sentidos de la vida”, Óscar Álvarez.
“Desde que nacemos nos hacemos cómplices de la vida, y a veces, ese camino está lleno de obstáculos que nos abruman y nos quitan las ganas de seguir. Las discapacidades desde siempre han sido mal miradas, pero hay que entender que las discapacidades son simples circunstancias de la vida. Nuestra mayor amenaza es la discriminación”, Felipe Muñoz.
Son más de las 19:30 horas y las lágrimas de emoción y orgullo aún no dejan de caer por la cara de la directora y por la de varios asistentes más. Es increíble escuchar a hablar a estos personajes, y ver como tienen tan claro su rol dentro de la sociedad. Escuchar como Débora, pese a su discapacidad física sacó sus estudios de psicología y entrega a diario coraje, valor, entusiasmo y ganas de superarse a cientos de otras personas que se encuentran en una condición similar y que hoy forman parte de una nueva generación PELP. O emocionarse con el testimonio de Marcelo, quien jamás vio como un obstáculo para ayudar durante el terremoto el hecho de estar sentado en silla de ruedas. Aprender a ser humildes, tal como Óscar, quien se negaba a la idea de que una organización de discapacitados pudiese enseñarle algo que él ya no hubiese aprendido en la Universidad. Aspectos de superación, valor y humildad dieron cátedra en este encuentro.
Entendido esto, y con la información entregada por el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) que indica que sólo 1 de cada 3 personas con discapacidad, en edad apta para trabajar, realiza un trabajo remunerado, se genera la necesidad de comenzar a crear oficios donde el producto sea algo que estas personas puedan entregar, no olvidemos que hablamos de estudiantes universitarios, gente que ha recibido el mismo conocimiento que otras. Sería bueno tener dentro de una empresa, cualquiera sea el rubro, una persona que pudiese además de hacer su trabajo, entregar aprendizaje humano.
Las personas con discapacidad no sólo desean que se les mire y trate con normalidad, ellos desean vivir en un espacio solidario y justo. Luchan a diario por no ser marginados del progreso del país. Tienen claro que sólo así podrán ver satisfechos sus anhelos, y es tarea del resto entender que ellos están dispuestos a contribuir poniendo el valor de sus experiencias, sus esperanzas y la fuerza de su voluntad y sus razones. Debemos concordar en que se debe trabajar por un cambio cultural, donde en cada actividad, o la mayor cantidad posible, se piense previamente en la forma de superar las limitaciones para todo ser humano.
La gente que goza de todas sus capacidades es capaz de correr, bailar, escribir, leer, caminar, cantar, dar amor, amistad, consejos, llorar, estudiar, trabajar, comer, viajar, etc. ¿Cuántas de estas cosas no las puede hacer un discapacitado? Quizás, en casos específicos correr, caminar, bailar o escribir. Pero todas las personas nacen con ciertos talentos, independiente sufran de alguna incapacidad. El de Óscar, es la comunicación, quien actualmente trabaja y es, si no el mejor, uno de los mejores imitadores de Don Francisco (Mario Kreutzberger) de la televisión chilena. Esteban toca el saxo, y ha deleitado a cientos de personas con su arte; Felipe es periodista, padre de tres hijos y se considera un poeta innato, recientemente fue el encargado de escribir el discurso inaugural de la Teletón 2012.
Stephen Hawking, dijo: "No puedes permitirte estar discapacitado en espíritu a la vez que físicamente". Palabras que sin duda reflejan el espíritu de los expositores.
Finalizando este reportaje, cabe destacar lo que Felipe definió como personas discapacitadas: “Somos palomas, martillos y flores. Palomas, porque podemos abrazar con nuestras alas; Martillos, porque podemos construir; y flores, porque queremos que todo florezca. La vida está hecha de aroma y color”.

