Estornudos que enferman al corazón
Ciertos virus respiratorios actuarÃan como detonantes de accidentes cardio y cerebrovasculares. La inmunización surge como un eje clave en materia preventiva.Â
En general, cuando pensamos en una gripe o resfrÃo fuerte, imaginamos algunos dÃas de cama y un par de medicamentos para aliviar los sÃntomas. Pero, ¿qué pasa si esas mismas infecciones respiratorias representan una amenaza más grave?
Un reciente metanaálisis revela que virus como la influenza o el SARS-CoV-2 desatan eventos cardiovasculares agudos, como infartos o accidentes cerebrovasculares, especialmente en personas con enfermedades crónicas o mayores de edad. Además, señala que muchas de estas infecciones se evitarÃan con una vacuna [1].
Este hallazgo, publicado en la revista Cardiovascular Research de 2025, plantea un cambio de enfoque en la prevención de patologÃas del corazón y el cerebro, integrando estrategias que incluyen la inmunización como eje clave.
Un gatillante inesperado
Los factores de riesgo cardiovascular están bien descritos: hipertensión arterial, dislipidemia, tabaquismo, obesidad, diabetes mellitus y sedentarismo [2]. Si bien la asociación que plantea este estudio no es nueva, su importancia radica en que, recientemente, ha sido sistemáticamente cuantificada y comparada entre distintos virus respiratorios por parte de un grupo de cientÃficos de la Universidad de Melbourne y el Murdoch Children’s Research Institute en Australia [1].
Se recopilaron datos de 48 exploraciones observacionales publicadas entre 1978 y 2024, identificando 28 estudios con suficiente calidad metodológica para ser incluidos en el análisis cuantitativo. El objetivo fue estimar la magnitud del riesgo de infarto agudo al miocardio (IAM) y accidente cerebrovascular (ACV) tras infecciones respiratorias confirmadas por laboratorio, asà como analizar el impacto diferencial de cada virus.
Los resultados fueron contundentes: la influenza representó el agente con mayor evidencia acumulada como disparador cardiovascular. Este patógeno incrementó en más de cinco veces el riesgo de IAM dentro de los primeros 28 dÃas posteriores al contagio. Aún más preocupante fue la asociación con ACV, pues el riesgo aumentó en un 372% [1].
Estos datos se suman a estudios previos que han demostrado una reducción de eventos cardiovasculares en personas vacunadas contra la influenza, especialmente en pacientes con alto riesgo [3, 5].Â
El SARS-CoV-2, aunque más reciente, también aparece como un potencial desencadenante de eventos cardÃacos y neurológicos agudos. Doce estudios evaluaron la asociación entre COVID-19 e IAM, y su vÃnculo con ACV [1]. Aunque los datos no permitieron realizar una estimación conjunta debido a la heterogeneidad metodológica, análisis individuales informaron un aumento claro del riesgo en la fase aguda postinfección y, en algunos casos, incluso en pacientes sin antecedentes de enfermedad cardiovascular [1, 4].
Otros virus como el sincicial respiratorio (VRS) y el Coxsackie B también fueron identificados como posibles gatillantes. En estudios de series de casos autocontrolados, se observaron tasas de incidencia de IAM hasta 11 veces superiores en la primera semana tras una infección por VRS [1, 2]. Por su parte, el Coxsackie B mostró una asociación significativa en cinco de siete estudios revisados, aunque con limitaciones por sesgos de confusión y calidad metodológica variable [1].
A pesar de que los mecanismos exactos aún están en investigación, existe consenso en torno a que el proceso inflamatorio sistémico desencadenado por estas infecciones desempeña un rol clave. Se ha observado que la infección viral aguda puede promover la activación endotelial, la disfunción plaquetaria y la ruptura de placas ateroscleróticas vulnerables, lo que a su vez precipita eventos trombóticos [4].
En cuanto al sistema nervioso central, fenómenos similares podrÃan explicar el aumento de accidentes cerebrovasculares tras cuadros respiratorios aparentemente leves [1].
DesafÃos para la práctica médica
Este análisis representa un llamado a la acción para todos los niveles del sistema sanitario. Primero, refuerza la necesidad de promover activamente la vacunación contra influenza y COVID-19, especialmente en poblaciones con riesgo cardiovascular. Segundo, sugiere que los cuadros respiratorios no deben subestimarse en pacientes con antecedentes cardiológicos o neurológicos, ya que podrÃan representar una "tormenta perfecta" para un evento mayor.
Referencias:
[1] Nguyen, T. Q., Vlasenko, D., Shetty, A. N., Zhao, E., Reid, C. M., Clothier, H. J., & Buttery, J. P. (2025). Systematic review and meta-analysis of respiratory viral triggers for acute myocardial infarction and stroke. Cardiovascular Research, 00, 1–15.
[2] Orozco-Beltrán, D., Brotons Cuixart, C., Banegas Banegas, J. R., Gil Guillén, V. F., Cebrián Cuenca, A. M., MartÃn Rioboó, E., Jordá Baldó, A., Vicuña, J., & Navarro Pérez, J. (2022). Recomendaciones preventivas cardiovasculares. Actualización PAPPS 2022 [Cardiovascular preventive recommendations. PAPPS 2022 thematic updates. Working groups of the PAPPS]. Atencion primaria, 54 Suppl 1(Suppl 1), 102444.
[3] Modin, D., Lassen, M. C. H., Claggett, B., Johansen, N. D., Keshtkar-Jahromi, M., Skaarup, K. G., Nealon, J., Udell, J. A., Vardeny, O., Solomon, S. D., Gislason, G., & Biering-Sørensen, T. (2023). Influenza vaccination and cardiovascular events in patients with ischaemic heart disease and heart failure: A meta-analysis. European journal of heart failure, 25(9), 1685–1692.
[4] Musher, D. M., Abers, M. S., & Corrales-Medina, V. F. (2019). Acute Infection and Myocardial Infarction. The New England journal of medicine, 380(2), 171–176.
[5] Udell, J. A., Zawi, R., Bhatt, D. L., Keshtkar Jahromi, M., Gaughan, J. P., Phrommintikul, A., … Barnes, N. (2013). Association between influenza vaccination and cardiovascular outcomes in high risk patients: A systematic review and meta analysis. JAMA, 309(16), 1711–1720.
