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05 Octubre 2015

El chupete como protector de la obesidad

  • Dres. Pedro Marinov Martinic

    Dres. Pedro Marinov Martinic

En la actualidad, han surgido innumerables teorías respecto a los beneficios de su empleo. Siendo un producto de uso universal y con un bajo precio, sería una herramienta barata y potente en la prevención de esta epidemia.

El uso del chupete de entretención, durante los primeros años de vida, es tan antiguo como la civilización misma. El niño, desde que nace y hasta los cinco años, está sometido –involuntariamente- a la etapa oral, que lo obliga a la necesidad de succionar con el fin de mantenerse relajado y tranquilo, como un medio para conciliar el sueño fácilmente y para no usar a la madre para este fin.

El bebé nace con el instinto de succión desarrollado, algunos incluso se chupan los dedos en el vientre materno: forma parte de los hábitos del bebé. Esta acción no solamente cumple una función relacionada con la nutrición, sino que también con la búsqueda de comodidad en un ambiente que, al nacer, les es absolutamente desconocido. 

Si bien, durante mucho tiempo, su utilización fue desaconsejada, recientes estudios y trabajos han demostrado muchos beneficios, por ejemplo, en la prevención de la muerte súbita y la obesidad.

El pediatra antofagastino Pedro Marinov Martinic, es uno de los especialistas chilenos que ha trabajado este tema de forma regular. Desde 2009 ha participado activamente en los Congresos de Pediatría difundiendo las conclusiones sobre sus trabajos al respecto (Rev. chil. nutr. 2013 Mar; 40 (1): 16-20).

A pesar de ser un tema controversial, ya Sigmund Freud, en sus teorías sobre el desarrollo psicosexual del niño, había observado que los lactantes obtenían placer al succionar el pecho materno y, por este mismo hecho, presentarían la tendencia a llevarse todo a la boca. 

“Desde el nacimiento –y hasta la etapa preescolar- los pequeños necesitan satisfacer su reflejo de succión, siendo la boca el centro de placer de sus actividades favoritas: chupar y morder. Existen muchos trabajos que demuestran que la succión del pezón y, posteriormente, la del tete gatillan endorfinas, es decir, sustancias químicas que relajan y calman al niño. Es un tema que he tratado en los dos últimos congresos de pediatría y tiene que ver con el uso del tete de entretención y sus efectos benéficos”, cuenta el especialista.

A los niños, aconseja, es recomendable administrarles uno desde los 15 días de vida, es decir, una vez que ya reconoce bien el pezón materno y es capaz de percibir la diferencia entre ambos. El chupón ideal debe ser blando, parecido al pezón de la madre y sin pantallas plásticas, que son las que presionan los labios y los irritan.

“Cuando el lactante es destetado y no usa chupete, recurriría a la succión de la mamadera para satisfacer esta necesidad y esta acción repetitiva, durante el día y la noche, lo llevaría a tomar un mayor número de mamaderas de leche y de jugo, aumentando la ingesta calórica diaria y en consecuencia facilitaría el sobrepeso y la obesidad”.

Para el profesional, negarle el chupete a un niño puede gatillar en los años venideros el que se chupe el dedo, juegue con los labios, desarrolle bruxismo nocturno, muerda todo lo que encuentre y lo que es peor: reemplace el chupete por el biberón y se tome tres a cuatro mamaderas de leche y cuatro a cinco de jugo, además de comer con ansias.

En 2013 publicó las conclusiones de un estudio que realizó durante un período de seis meses en su consulta en la Clínica Antofagasta. Para él, se enrolaron 400 niños de cinco a 18 años de edad, a quienes se les evaluó su estado nutricional, calculando su índice de masa corporal (IMC). 

Obtenido el IMC se llevó a las tablas de índice de masa corporal por edad (CDC/NCHS) para hombres y mujeres, distribuyéndose en tres grupos: normal (percentiles 10 y < 85), sobrepeso (percentiles 85 y 94) y obesidad (percentil > 95) según referencia de la National Center for Health Statistics (NCHS) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el ministerio de Salud (Minsal).

Para estos efectos, se utilizó una pesa digital (Seca Modelo 700) con precisión de 100 gramos, con tallímetro con precisión de 0,5 centímetros. Se calculó el puntaje Z (Z score) para peso/edad, talla/edad y peso/talla, considerando como referencia las tablas del NCHS.

Se investigó –además- el uso de chupete entre el primer año de vida y los cinco años de edad. Los datos fueron aportados por la madre al momento de la consulta, mediante una encuesta diseñada específicamente para este trabajo que registraba edad, sexo, nivel socioeconómico, peso en gramos, talla en centímetros, IMC percentil, estado nutricional, uso de chupete y tiempo de uso.

El doctor Marinov concluyó que los niños que usan chupete satisfarían plenamente las exigencias innatas de la etapa oral y dejarían en forma espontánea su chupete entre los tres y cinco años de edad, en cambio los niños que no lo usan, quedarían con la etapa oral "inconclusa" y tendrían una fijación permanente por tener algo en contacto con los labios y llevarse todo a la boca como un pañal o un juguete para dormirse, friccionarse los labios, chuparse el dedo, comerse las unas, morder, bruxismo nocturno, beber y comer en exceso, siendo esto último, lo que los llevaría a presentar sobrepeso u obesidad.

“A nivel local y mundial, no existe el concepto de que su uso es un protector contra el sobrepeso y la obesidad. Es sabido lo difícil y frustrante de enfrentar y tratar esta problemática, que sólo en Chile afecta al 10,3 por ciento de los menores de seis años. Siendo el chupete un producto de uso universal y con un costo promedio de cuatro dólares, sería una herramienta barata y potente en la prevención del sobrepeso y la obesidad infantil. Es más fácil, más barato y menos riesgoso, tratar la mordida abierta que la obesidad y sus nefastas consecuencias.”.

Tanta es la preocupación del especialista que él mismo diseñó el “Chupete Dr. Marinov” que “fue ideado imitando al pezón materno y la mama, lo que hace que el cerebro lo procese como algo “natural” por lo que su grado de aceptación es del 100 por ciento. Las pantallas plásticas presionan los labios y la boca del bebé, provocando su rechazo, porque el cerebro lo procesa como un “cuerpo extraño” y tienden a escupirlos. En mis 38 años de pediatra nunca he visto a una madre que tenga los pezones con pantallas plásticas. Está fabricado con látex natural de alta pureza; con una forma ergonómica y anatómicamente similar al pezón y al pecho materno; y con un peso total de 3,5 gramos que genera escasa molestia sobre el labio inferior. Existen tres modelos de acuerdo a la edad del niño: etapa 1 de cero a cuatro meses; etapa 2 desde los cuatro a los 24 meses; y etapa 3 de para niños de más de 24 meses”, destaca. 

De acuerdo a estos hallazgos preliminares, el uso de chupete de entretención en la primera infancia podría tener un rol de protección importante para prevenir el desarrollo posterior de sobrepeso y obesidad en la edad pediátrica, el que con las debidas limitaciones permiten sugerirlo como una alternativa preventiva de estas condiciones de malnutrición y sus graves consecuencias.

Dres. Pedro Marinov Martinic

Dres. Pedro Marinov Martinic

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