Pediatría
El asma suma un nuevo aliado
En una reciente investigación aparecida en la revista Thorax, una de las principales publicaciones de neumología a nivel mundial, científicos europeos de las universidades de Auckland y Nottingham vinculan la ingesta de alimentos ricos en ácidos grasos saturados con el mayor riesgo de padecer asma, eccemas y rinoconjuntivitis.
“Todo el tiempo he sido perseguido por el asma; y me incliné a temer que esta enfermedad podría inclusive volverse tuberculosis”, escribía el célebre compositor y pianista alemán Ludwig van Beethoven en una carta dirigida a su amigo, el doctor Joseph Wilhelm von Schaden, el 15 de septiembre de 1787.
El músico, uno de los más grandes exponentes del arte de la historia, fue uno de los muchos personajes célebres que padeció esta afección, sumándose a una extensa lista que integran, entre otros, Lucius Séneca, Antonio Vivaldi, John Locke, Marcel Proust, Charles Dickens y Theodore Roosevelt.
Cada uno de ellos se constituye en una contundente prueba de que, pese a sus complicaciones, el asma no es un impedimento para el pleno desarrollo de las habilidades y capacidades individuales, incluso algunas directamente relacionadas con la práctica de disciplinas deportivas de alta exigencia física.
Son múltiples los estudios e investigaciones existentes en torno al asma, encontrándose en uno de los más recientes una peligrosa asociación con la ingesta de la denominada “comida rápida”, uno de los invitados más indeseados pero también más frecuentes en las dietas de las sociedades modernas. Un aspecto a considerar, más aún cuando el asma se vincula principalmente con factores ambientales.
Patrones alimenticios
El asma es una enfermedad crónica del sistema respiratorio, que afecta principalmente a los niños, aunque aproximadamente el 7% de los adultos también la padecen. Se manifiesta a través de sibilancias, dificultad para respirar y en algunos casos tos violenta, detonada por un estrechamiento u obstrucción mayor de las vías respiratorias, a causa de exacerbaciones externas generalmente relacionadas a condiciones como la mala calidad del aire (humo del cigarrillo y contaminación atmosférica), ácaros del polvo, las mascotas, el moho e infecciones virales.
Según un grupo de científicos de las universidades de Auckland (Nueva Zelanda) y Nottingham (Reino Unido), el consumo de la comida rápida o chatarra, caracterizada por sus altos niveles de ácidos grasos saturados y trans, conocidos por afectar la inmunidad de las personas, podría generar enfermedades como asma, rinoconjuntivitis y eccemas en niños y adolescentes.
La investigación, publicada en la revista Thorax (Thorax doi: 10.1136/thoraxjnl-2012-202285), parte del prestigioso grupo editorial BMJ, postula esta relación si la ingesta se produce, por lo menos, tres veces por semana. Así lo concluyeron después de haber analizado patrones alimenticios a nivel mundial, con datos procedentes de más de 50 países y que incluyeron a cerca de 500 mil niños.
El trabajo, inserto en el Estudio Internacional de Asma y Alergias en la Infancia, descubrió que las dietas poco saludables, basadas en el consumo reiterado de, por ejemplo, hamburguesas, papas fritas, hot dogs o bebidas carbonatas, representarían un riesgo considerablemente más elevado de desarrollar condiciones como asma grave, eccema y rinitis.
Los resultados son claros: los niños entre seis y siete años que consumen al menos tres veces a la semana estos alimentos tienen un riesgo 27% mayor de presentar asma grave, mientras que en la adolescencia el índice se disparó a un peligroso 39 por ciento. Las preguntas se centraron en la severidad de los síntomas (dificultades para respirar, manchas en la piel, nariz obstruida y picazón en los ojos) en los últimos 12 meses, incluyendo la frecuencia e interferencia con la vida diaria y/o patrones del sueño.
Para los autores del estudio, si las asociaciones entre la “comida rápida” y la prevalencia de los síntomas de asma, rinoconjuntivitis y eccema son causales, entonces los hallazgos tienen una gran influencia en la salud pública debido al creciente consumo de estos alimentos a nivel global. Es más, en determinados casos, advierten, la leche de vaca, los huevos, el pescado, los mariscos, productos de levadura, nueces y algunos colorantes y conservantes pueden agravar los síntomas.
El contrapunto, naturalmente, lo representan alimentos como las frutas, ricas en antioxidantes y otros componentes beneficiosos. Y es que el consumo de tres o más porciones de fruta semanalmente disminuye el riesgo de padecer asma grave, eccema y rinoconjuntivitis entre un 11 y un 14 por ciento en adolescentes y niños, respectivamente. Dato a considerar, más aún si se tiene en cuenta que Chile, de acuerdo a informes emitidos por la Cámara Nacional de Comercio, experimenta un rápido aumento en el consumo de “comida rápida”, tanto en adultos como en menores de edad.
