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15 Agosto 2022

Depresión sonriente: el lado atípico de una enfermedad

Los pacientes presentan síntomas vegetativos inversos y disforia sensible al rechazo. No suelen identificarla o prefieren ocultar sus emociones por temor o vergüenza dificultando el diagnóstico y aumentando los riesgos.

Las cosas no siempre son lo que aparentan. En psiquiatría estas percepciones erradas representan un desafío siendo la identificación temprana un factor clave. El abordaje oportuno de un trastorno es determinante en su pronóstico, pero en ocasiones diagnosticar puede resultar más complejo de lo pensado. Ocurre con la depresión, especialmente si es “sonriente”.

Parece un contrasentido, pero existe cierta lógica tras este curioso término. Según Vanessa Rodríguez Pousada, académica de la Universitat Oberta Catalunya (UOC), la depresión sonriente o atípica consiste en cuadros depresivos que cursan con la sintomatología característica de estos estados, aunque quienes la padecen intentan ocultar lo que sienten. Lo hacen por varias razones, entre ellas, porque creen que su obligación es ser feliz, no existiendo espacio para mostrar emociones negativas.

Este anhelo redunda en conductas premeditadas que buscan disimular el malestar. Incluso, el trastorno puede pasar desapercibido para el círculo más cercano. “Vivimos en una sociedad en la que ser feliz es un imperativo y en la que se presupone que estar bien o mal depende exclusivamente de uno mismo. Este mensaje ha calado tan hondo que mujeres y hombres se sienten culpables por estar deprimidos asumiendo que ellos mismos son responsables. Se transita desde la depresión a la culpa, luego a la vergüenza y finalmente al ocultamiento” [1].

Bajo esa perspectiva, la depresión representa para estos pacientes un signo de incapacidad y debilidad, que los lleva a no mostrar sus verdaderas emociones aparentando felicidad frente a los demás.

Los psiquiatras William Sargant (1907 – 1988), Eric Douglas West (1919 – 1992) y P.J. Rally acuñaron el término en 1959 cuando intentaban identificar el subtipo de enfermedad que padecía un grupo determinado de pacientes depresivos con características atípicas y que no respondían a los psicofármacos.

Lo describieron como un trastorno que presenta síntomas vegetativos inversos (hiperfagia en vez de anorexia e hipersomnia en lugar de insomnio), estados anímicos que mejoran con acontecimientos agradables, sensación de pesadez en las extremidades (parálisis plúmbea) y disforia sensible al rechazo.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, “la depresión con características atípicas es un especificador de los trastornos depresivos, que presenta reactividad anímica que mejora ante sucesos positivos reales o potenciales, por ejemplo, ser reconocido en su trabajo. Incluso, el estado de ánimo se puede tornar normal si persisten las condiciones favorables” [2].

En un artículo publicado en The Conversation [3], la doctora Olivia Remes, especialista en ansiedad y depresión de la Universidad de Cambridge, explica que “las personas con este tipo de depresión no demuestran tristeza constante ni se ven apagadas en sus actividades diarias. En la mayoría de los casos responden a estímulos positivos. Si pasa algo bueno en su entorno es muy probable que manifiesten alegría. También son muy sensibles al rechazo y críticas, lo que puede llegar a afectar sus relaciones sociales y laborales”.

De acuerdo con la investigadora, la depresión sonriente puede ser confundida con otros estados como el cansancio, estrés o incluso enfermedades metabólicas. “En muchos casos esta condición queda camuflada dificultando el diagnóstico. Gran parte de las personas que experimentan un estado de ánimo bajo y pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban logran esconderlo, lo que puede hacerlas especialmente vulnerables al suicidio”.

Riesgos ocultos

En su trabajo titulado “Depresión sonriente: los peligros de estar bajo mínimos y parecer feliz”, la experta en salud mental describe algunos síntomas que deben despertar sospecha. “Los afectados suelen aumentar de peso, tienen más apetito y presentan hipersomnia, que se observa como sueño nocturno prolongado o siestas diurnas que suman en total más de diez horas de sueño al día”.

Otros son la parálisis plúmbea y un patrón prolongado de sensibilidad al rechazo interpersonal que tiene un inicio temprano extendiéndose hasta la adultez. Además, el estado de ánimo empeora al llegar la tarde y noche. “Pueden experimentar algunos o todos los síntomas anteriores. Sin embargo, en público están casi o completamente ausentes”.

Según la doctora Remes, la dificultad para identificarlos, tanto para un profesional de la salud como para el propio afectado, aumenta la peligrosidad de la patología. “Ellos tardan mucho tiempo en buscar apoyo al no reconocer la enfermedad y asociar su estado al agotamiento laboral, cansancio acumulado, mala alimentación o falta de ejercicio. Además, generalmente tienen problemas para entender sus emociones, por lo tanto, trabajar desde un punto psicológico es más complicado”. 

Curiosamente, un riesgo adicional es la capacidad para continuar con las actividades cotidianas. “La fuerza que tienen para seguir con su vida diaria puede hacer que sean especialmente vulnerables para llevar a cabo planes de autolisis. Esto contrasta con otras formas de depresión, en las cuales las personas pueden tener ideas suicidas, pero no suficiente energía para actuar con base a sus intenciones”.

Alta comorbilidad

Existen factores que pueden facilitar la aparición de la depresión atípica. De acuerdo con publicaciones de Clínica Mayo [4], el riesgo se incrementa cuando existen antecedentes de trastorno bipolar, abuso de alcohol o drogas recreativas, experiencias traumáticas en la niñez y situaciones estresantes. 

En tanto, los estigmas y presiones sociales pueden hacer que las personas sientan vergüenza y temor a que sus pares los califiquen como individuos débiles o con poco carácter. Evitar preocupar o decepcionar a terceros y un nivel de autoexigencia que no permite flaquezas o errores en cualquier ámbito de sus vidas, también influye.

Para el doctor Jonathan Davidson, director del Programa de Ansiedad y Estrés Traumático del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, aproximadamente 20% de las depresiones son atípicas y requieren un abordaje psicológico y farmacológico [5].

“Presenta una elevada comorbilidad con otros trastornos como la ansiedad o bipolaridad. Esto hace que dentro de su sintomatología deba incluirse el nerviosismo excesivo, la sensación constante de que algo malo va a ocurrir y la dificultad para mantener relaciones afectivas estables. Son personas caracterizadas por su desconfianza permanente y el miedo a ser traicionados o abandonados”.

Investigadores de la Universidad de Indiana en Estados Unidos plantean que su curso puede ser crónico, se presenta principalmente en mujeres jóvenes y es la forma de depresión más común en ingresos ambulatorios [6]. “Cuando un enfermo no recibe tratamiento y existe comorbilidad pueden darse situaciones graves o intentos de suicidio. Es importante tenerlo en cuenta”, advierten.

El manejo dependerá del caso particular de cada paciente. “La terapia cognitivo-conductual nos permite trabajar ideas, enfoques mentales y comportamientos para aumentar la competencia social. En tanto, se ha comprobado que el tratamiento con antidepresivos inhibidores de la monoamino oxidasa produce mejorías evidentes”.

Frente a su dificultad diagnóstica y riesgos asociados, especialistas en salud mental aconsejan tomar medidas para controlar el estrés, aumentar la resiliencia y mejorar la autoestima. Practicar la meditación, cambiar el estilo de vida, recurrir a familiares y amigos en momentos de debilidad y realizar ejercicios de forma regular son algunas estrategias. Solo así estas personas pueden darse la oportunidad de ser auténticamente felices, sin nada que esconder.

Referencias
[1] La “depresión sonriente”: cuando ocultas la tristeza. https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-depresion-sonriente-cuando-ocultas-tristeza-20220804140749.html
[2] Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) (Quinta edición). Madrid: Editorial Médica Panamericana. ISBN 978-8-4983-5810-0.
[3] “Depresión sonriente”: los peligros de estar bajo mínimos y parecer feliz. https://theconversation.com/depresion-sonriente-los-peligros-de-estar-bajo-minimos-y-parecer-feliz-112713#:~:text=La%20depresi%C3%B3n%20sonriente%20parece%20ser,situaciones%20negativas%20que%20han%20ocurrido.
[4] Depresión atípica. https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/atypical-depression/symptoms-causes/syc-20369747
[5] Davidson JR, Miller RD, Turnbull CD, Sullivan JL. Atypical depression. Arch Gen Psychiatry. 1982 May;39(5):527-34.
[6] Mario A. Cristancho, MD, John P. O’reardon, MD, Michael E. Thase, MD. Atypical Depression in the 21st Century: Diagnostic and Treatment Issues. Psychiatric Times. 2011;28[1]:42-47

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

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