Demencia: un reto para la salud pública mundial
El envejecimiento progresivo de la población triplicará los casos en los próximos 35 años. Aumentar los recursos disponibles para investigación y nuevas terapias es clave.
“La esquizofrenia, la depresión, la demencia y otros trastornos mentales, neurológicos y relacionados con el uso de sustancias, constituyen el 13% de la carga mundial de enfermedades, superando a las afecciones cardiovasculares y al cáncer. Por ejemplo, la depresión por sí sola es la tercera contribuyente a la carga mundial de enfermedades; mientras que cada siete segundos alguien desarrolla demencia alrededor del mundo, costando a la humanidad hasta 609 millones de dólares por año, sin contar el extremo sufrimiento que genera en los pacientes, su familia y la comunidad”. Las palabras son del doctor Julio Torales, profesor asistente de psiquiatría y psicología médica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción.
El especialista es uno de los autores del libro “La guía TAZ de psicofarmacología clínica”, texto lanzado en septiembre de 2014 en el Hospital de Clínicas de San Lorenzo, Paraguay, cuyo objetivo es presentar una serie de recomendaciones terapéuticas para la depresión, el trastorno bipolar, la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo, la esquizofrenia, el síndrome confusional agudo, la demencia y el insomnio.
“Para el 2020, se calcula que 1,5 millones de personas morirán cada año debido al suicidio, y entre 15 y 30 millones lo habrán intentando, por lo mismo, se hace necesario optimizar el reconocimiento y el tratamiento de los trastornos mentales, principalmente en aquellos lugares donde se evidencian limitaciones en la disponibilidad tanto de médicos psiquiatras y otros profesionales de la salud mental, como de recursos terapéuticos. En este contexto, una sólida formación en psicofarmacología es clave en la práctica clínica diaria, no solo para el médico psiquiatra, sino también para el médico de familia y de atención primaria de la salud, para el especialista en medicina interna, para el geriatra y para el neurólogo, profesionales todos involucrados en el tratamiento de los trastornos mentales, en mayor o menor grado”, agrega el doctor Torales.
Según sostiene el facultativo, la información biomédica juega un rol clave para enfrentar estas patologías y “La guía TAZ de psicofarmacología clínica” viene a ocupar un papel protagónico en esta tarea, fundamentalmente porque entrega al lector los conceptos de la enfermedad mental, su etiopatogenia, epidemiología y clasificación, así como sugerencias farmacológicas existentes para su tratamiento en población adulta, con apartados específicos para adultos mayores. “La obra concluye con un práctico doble índice por principio activo y nombre comercial que pretende facilitar la búsqueda de los psicofármacos disponibles en Paraguay”, subraya. Claro que otro elemento de importancia estrategia, como reconoce el propio experto de la Universidad Nacional de Asunción, es la generación de mayor cantidad de recursos, a nivel global, que puedan ser destinados a investigación y manejo práctico de enfermos.
Y si de recursos se trata, durante marzo y en el marco de la primera conferencia ministerial de la Acción Mundial contra la Demencia, celebrada en Ginebra (Suiza), la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la creación del fondo mundial contra la demencia, iniciativa impulsada por los gobiernos de Reino Unido e Irlanda del Norte y la fundación Alzheimer Research UK.
El objetivo es impulsar estudios para mejorar el tratamiento de esta enfermedad mental, que afecta a 47 millones de personas en el mundo, para lo cual se contará con una inversión inicial de más de 100 millones de dólares. De igual modo, el organismo de Naciones Unidos se comprometió a implementar un Observatorio Mundial de Demencia, que monitoree constantemente la prevalencia de la patología y los recursos económicos que destinan los Estados miembros de la OMS a su atención y terapia.
Los especialistas reunidos en Ginebra reconocen a la demencia como una de las principales causas de discapacidad y estiman que el progresivo envejecimiento de la población, fenómeno que ocurre en varios países sudamericanos, entre ellos Paraguay y Chile, triplicará el número de casos en el mundo hacia 2050. En base a datos recientes, el 60% de los afectados vive, precisamente, en naciones de bajos y medianos ingresos. “Este es un problema creciente, que representa un reto para la salud pública mundial, ante lo que la OMS se ha propuesto liderar y coordinar todos los esfuerzos internacionales al respecto. Hay una ola de demencia en todo el mundo y tenemos que frenarla, mediante una mayor inversión que nos guie a una cura y mejore la calidad de vida de estas personas y sus cuidadores”, comenta Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud.
De acuerdo a cifras de 2010, tal como lo expresada el doctor Torales, en la actualidad se destinan en el mundo 609 millones de dólares al año para la atención de pacientes con demencia, fundamentalmente en cuidados de tipo social. Si no se avanza en investigación y nuevos tratamientos, estos costos podrían elevarse de forma considerable en el corto plazo.
Al menos 19 países cuentan con un plan nacional contra la demencia, pero en la mayoría de ellos, según la OMS, hace falta establecer iniciativas concretas que apunten a la sensibilización de la población frente a esta enfermedad y sus factores de riesgo, a la formación académica para mejorar el diagnóstico, dar apoyo al cuidador e incentivar la reinserción laboral. Tarea pendiente, al menos por ahora.
