Agente tóxico de riesgo múltiple
Investigación realizada por el Laboratorio Nacional Laurence Berkeley de la Universidad de California, descubrió que el humo del cigarrillo de tercera mano también daña el ADN de las personas expuestas.
A mediados de 2011, investigadores del Instituto Nacional de Salud Mental, en Bethesda, Estados Unidos, lograron acrecentar la evidencia disponible hasta ese momento en relación a la existencia de un peligroso vínculo entre el humo de tabaco de segunda mano y la mayor incidencia de trastornos mentales en la infancia, como la ansiedad generalizada, estados de pánico, déficit atencional y problemas conductuales. Esto en niños y adolescentes norteamericanos de entre 8 y 15 años de edad, aunque no se pudo determinar los mecanismos biológicos y/o psicológicos responsables del nexo.
Al trabajo anterior, se sumó en 2013 una investigación realizada por académicos de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, en Baltimore, quienes evaluaron el factor de riesgo entre el humo de segunda mano y la enfermedad renal infantil, algo ya confirmado en los adultos. Se concluyó que existen efectos adversos a corto y largo plazo, ya que la exposición al humo del tabaco se asoció con una disminución de la tasa de filtración glomerular en los adolescentes. Del mismo modo y ese mismo año, la División de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Nottingham, Reino Unido, realizó una revisión sistemática que corroboró los efectos negativos que tiene la exposición al humo del tabaco en niños y adolescentes, puesto que influye en el desarrollo de la enfermedad meningocócica invasiva, causa importante de morbilidad y mortalidad en la edad pediátrica.
El tabaquismo, sin dudas, es uno de los grandes problemas sanitarios de la modernidad. Sus consecuencias sobre la salud y los sistemas sanitarios de prácticamente todos los países del mundo son, a veces, difíciles de dimensionar y cuantificar. El fumador activo es evidentemente el principal perjudicado, pero los menores de edad también sufren las consecuencias al estar expuestos al humo de segunda mano. Para peor de males, el problema no termina ahí, ya que un nuevo estudio reveló por primera vez que el humo, esta vez de tercera mano, genera mutagénesis, vale decir, mutaciones en el ADN de las células humanas.
El trabajo fue llevado a cabo por el Laboratorio Nacional Laurence Berkeley de la Universidad de California, Estados Unidos, organismo que encontró que este residuo nocivo, que se adhiere a casi todas las superficies después de que el humo de segunda mano ha desaparecido, además de ser tóxico es cada vez más perjudicial con el paso del tiempo.
Enemigo oculto
El viernes 1 de marzo de 2013 comenzó a regir en Chile la Ley del Tabaco, instrumento que amplió la prohibición de fumar en todo espacio cerrado de acceso público como bares, pubs, restaurantes, casinos de juegos y discotecas, además de lugares cerrados de uso público y comercial, como servicios públicos, centros comerciales, supermercados, aeropuertos, hoteles, cines, teatros y establecimientos de educación superior. Se trata de un férreo control, que, en alguna medida, puede vulnerar el humo de tercera mano, ya que al esconderse, por ejemplo, en la tela de las ropas, puede exponer más tarde a un niño.
Este enemigo invisible nace con el humo del tabaco y persiste cuando el cigarrillo ya se ha consumido y apagado. Se le denomina de tercera mano, ya que aparece una vez que el humo de segunda mano, aquel que es exhalado por el fumador y que brota del propio cigarrillo mientras se consume, se desvanece. Este agente contaminante puede impregnarse en casi todas las superficies, pero sobre todo se aferra a las telas y es el que las personas perciben cuando un fumador o una persona expuesta al humo del cigarro ingresa a un ambiente “limpio”. Vale decir, un individuo puede ser “portador” de estas partículas de humo ya sea por inhalación, ingestión o contacto con sus ropas e incluso piel. El humo de tercera mano es especialmente peligroso para los niños pequeños, ya que son más propensos a arrastrarse por el suelo y comer de sus manos sin lavarlas, por lo que ingieren las toxinas difundidas en el piso, sobre todo en las alfombras.
“Este es el primer estudio que concluye que el humo de tercera mano es mutagénico, pero no sólo eso, algunos de sus compuestos químicos se encuentran entre los más potentes carcinógenos que existen. Resultaba fundamental tener evidencia experimental que confirmara cómo sería su genotoxicidad”, plantean los autores de la investigación, quienes utilizaron una variedad de pruebas para establecer si el humo de tercera mano rompe las cadenas de ADN y provoca daños de larga duración en el ADN o mutación genética.
“El humo de tercera mano es particularmente insidioso, ya que es muy difícil deshacerse de éste. Estudios previos han encontrado que todavía se puede detectar en el polvo y las superficies de las viviendas después de más de dos meses desde que los fumadores se mudaron. Incluso, métodos de limpieza comunes, tales como aspirar y ventilar no han demostrado ser eficaces para reducir o eliminar la presencia de estas partículas, por lo que recomendable en estos casos sería cambiar la alfombra, cortinas y volver a pintar”, explica Lara Gundel, integrante del Grupo Indoor Medio Ambiente del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley.
Para generar el análisis, los investigadores colocaron tiras de papel en ambientes de fumadores. Las pruebas se dividieron según la exposición: en agudas, con cinco cigarrillos fumados en unos 20 minutos, y crónicas, por la exposición al humo de cigarrillo durante 258 horas más de 196 días. Durante ese tiempo, el ambiente usado se ventiló durante aproximadamente 35 horas.
Se encontró que las concentraciones de más de la mitad de los compuestos estudiados fueron mayores en las muestras crónicas que en las agudas, también, los niveles más altos de daños al ADN fueron causados por las muestras crónicas. El estudio detectó una conversión de 0,4 por ciento en las células humanas dentro de la primera hora de exposición y este valor aumentó diez veces, en un periodo de tres horas.
En un estudio desarrollado previamente por expertos del centro de investigación Cic Biogune (España), Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y la Universidad de Nueva York, se descubrió el mecanismo mediante el cual el humo del tabaco daña el ADN. Cuando una célula se divide, debe replicar su genoma, un proceso que es realizado por unas proteínas denominadas polimerasas. En ocasiones, agentes externos, como puede ser la exposición a contaminantes como el humo de tabaco, dañan el ADN y lo modifican químicamente. Entonces, las polimerasas lo "leen" de manera incorrecta al momento de elaborar su versión mutada. Para prevenir estas modificaciones, las células cuentan con las polimerasas de la familia Y, un grupo de proteínas capaz de evitar las mutaciones ya que, en el proceso del duplicado, detecta las bases modificadas en la secuencia genética. Sin embargo, algunas veces no logran identificar las alteraciones produciéndose la falla.
“La rápida absorción y la persistencia de altos niveles de nicotina en las superficies, incluyendo la ropa y la piel humana, que la investigación ha detectado, indican que el humo de tercera mano representa un peligro para la salud poco conocido y que se da por la vía dérmica, inhalación de polvo y la ingestión”, detalló Mohamad Sleiman, químico ambiental del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley.
El conocimiento de los mecanismos por los que la exposición al humo de tercera mano aumenta el riesgo de desarrollo de enfermedades en los individuos expuestos, debería conducir a nuevas estrategias de prevención.
