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24 Octubre 2005

Historia

Los inicios del Hospital Barros Luco

En la segunda mitad del siglo XIX, la situación de la salud en Chile era bastante compleja. Las epidemias y la falta de higiene provocaban cientos de muertes: peste bubónica, cólera y tifus, eran sólo algunas de las enfermedades que padecía la población. Para 1872 la tasa de mortalidad infantil se había elevado a un 80 por ciento, a raíz de un fuerte brote de viruela afectó a la ciudad de Santiago.

A todo ello se sumaba un panorama hospitalario desolador, pues sólo existían diez recintos, modestos y de origen colonial donde, más que tratar a los pacientes, se mantenía aislados a los enfermos graves hasta su muerte.

A partir de este escenario, algunos médicos jóvenes especializados en Europa comenzaron a generar conciencia sobre la necesidad de aumentar la infraestructura sanitaria, idea que lograron traspasar a los círculos gubernamentales de la época. De este modo, se formó un equipo de trabajo integrado por respetables y prestigiosas personalidades, entre quienes se encontraban José Joaquín Aguirre, director de la facultad de medicina; Benjamín Vicuña Mackenna, intendente de Santiago; el entonces diputado Ramón Barros Luco y el banquero Domingo Matte.

La misión de este grupo fue conseguir las donaciones que construir un gran hospital para enfermos comunes, el del Salvador en Providencia, y un lazareto para variolosos en las afueras de la ciudad, el San Vicente de Paul en la Avenida Independencia, donde hoy se encuentra el Hospital Clínico de la Universidad de Chile. A estos recintos se sumaban los hospitales San Juan de Dios y San José, con lo que se vislumbraba un panorama algo más esperanzador en las postrimerías del Siglo XIX.

En 1888, durante el gobierno de José Manuel Balmaceda, se propuso a la autoridad la edificación de un hospital en el sector sur o sur poniente de la ciudad, idea que se discutió en el seno de la Junta de Beneficencia por más de una década, hasta que se transformó en Ley el 16 de enero de 1901.

Para construir el establecimiento, la Junta de Beneficencia adquirió primero los terrenos de una chacra conocida como “El Mirador del Gallo”, que comprendía parte de lo que hoy es el Club Hípico de Santiago, pero más adelante consideró que se trataba de un espacio insuficiente, motivo por el cual en 1908 se decidió que el centro de salud se emplazaría en otra chacra llamada “La Cuadra”, en el sector de El Llano Subercaseaux, terreno legado por doña Silvina Hurtado.

Un año más tarde los doctores Alejandro y Roberto del Río viajaron a Europa para recibir instrucción médica especializada y aprovecharon su estadía para contratar la confección de los planos del hospital con el arquitecto Frederick Ruppel.

La propuesta que articuló el profesional contemplaba un establecimiento con una dotación de 796 camas para los diversos servicios, así como edificios especiales para la casa del médico director, posta de primeros auxilios, desinfectorio, caballerizas y cochera, entre otros recintos.

Siguiendo los planos confeccionados por Ruppel, la colocación de la primera piedra se realizó el 24 de septiembre de 1911 en una ceremonia encabezada por el Presidente de la República, Don Ramón Barros Luco, oportunidad en la que las obras recibieron la bendición del Arzobispo de Santiago, Monseñor Juan Ignacio González Eyzaguirre.

Recién a comienzos de 1917 quedó terminado el Policlínico en el edificio donde hoy funciona el Servicio de Urgencia. A partir de 1918 allí también se establecieron los servicios de Medicina, Cirugía y Ginecología, y en septiembre de 1919 en las viejas casas de la chacra “La Cuadra” se organizó una pequeña maternidad que contaba con 10 camas.

Ese mismo mes falleció el ex Presidente Ramón Barros Luco, quien legó al establecimiento la suma de trescientos mil pesos. Posteriormente, su viuda, la señora Mercedes Valdés, dio cabal cumplimiento a la disposición testamentaria de su marido y la Junta de Beneficencia acordó darle el nombre de Ramón Barros Luco al nuevo hospital.

Siguiendo los lineamientos marcados por la principal benefactora, no sólo se concluyó la construcción de buena parte del establecimiento, sino que además se implementaron espacios religiosos como una Comunidad y una Capilla, tras lo cual, en 1934 se contrató en Argentina a un grupo de religiosas pertenecientes a la congregación Siervas del Espíritu Santo, quienes revalidaron sus títulos de Enfermeras ante la Universidad de Chile.

Desde esa época se construyeron variados recintos tales como el Servicio de Maternidad (1925), la Farmacia del Policlínico (1935), la Unidad de Urgencia (1936), el Hospital Trudeau para tuberculosos (1947), el Servicio de Kinesiología (1950), el Banco de Sangre (1965), el Policlínico Adosado de Especialidades (1966), el Policlínico Maternal (1968), el Servicio de Anatomía Patológica (1969) y de Psiquiatría (1970).

Así quedó conformado finalmente el Hospital Barros Luco Trudeau, el cual es uno de los establecimientos más grandes del país y el de mayor complejidad dentro de la red asistencial del Servicio de Salud Metropolitano Sur. Atiende una población cercana a los 1.500.000 millones de habitantes y es centro de referencia para patología compleja para todo el sur de Chile.



Por Paloma Baytelman

Mundo Médico

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