Helicobacter pylori
Nobel por una bacteria
“El estrés, la comida picante y el estilo de vida son las mayores causas de las úlceras”, esa era la creencia hasta 1982, año en que dos científicos australianos demostraron que la bacteria Helicobacter pylori era responsable de más del 90 por ciento de las úlceras duodenales y hasta 80 por ciento de las gástricas.
Las conclusiones de la investigación que desarrolló en esa época el microbiólogo Robin Warren (1937) y el gastroenterólogo Barry J. Marshall (1951), se inscriben dentro de los hallazgos médicos más importantes de los últimos 25 años, motivo por el cual recibieron el premio Nobel de Medicina 2005.
Luego de estudiar Medicina en la Universidad de Western Australia, el doctor Marshall realizó su beca de especialización en gastroenterología en el Royal Perth Hospital. Allí conoció a Robin Warren, quien estaba muy interesado en estudiar los aspectos relacionados con la gastritis, motivación que surgió cuando su esposa padeció la enfermedad.
En 1979, en una prueba de mucosa de un paciente con úlcera gástrica, Warren encontró una importante cantidad de bacterias, evidencia que contradecía todas las creencias que existían hasta ese momento, pues se pensaba que no era posible que se desarrollaran bacterias al interior del estómago. Observó entonces cómo las bacterias colonizaban la parte inferior del estómago en el 50 por ciento de las biopsias que tomaba y notó que en la mucosa gástrica, cerca de donde había detectado las bacterias, siempre había signos de inflamación.
Juntos, Marshall y Warren, iniciaron un estudio de biopsias en 100 pacientes y, tras varios intentos, Marshall tuvo éxito al lograr cultivar aquellas bacterias desconocidas a partir de varias de aquellas biopsias. Este trabajo les permitió descubrir que el microorganismo estaba presente en casi todos los pacientes que experimentaban inflamación gástrica y úlcera péptica. Basándose en estos resultados, propusieron que el Helicobacter pylori estaba implicado en le etiología de dichas enfermedades.
Conejillo de Indias
Una vez que Warren y Marshall comenzaron a trabajar juntos, su interés se centró en la presencia de una bacteria en asociación con la gastritis. En 1982 los investigadores decidieron realizar un cultivo de Helicobacter pylori y desarrollaron una hipótesis según la cual enfermedades como la úlcera péptica y el cáncer gástrico tenían una causa bacterial.
La teoría de los australianos fue ridiculizada por buena parte del mundo científico, pues los especialistas no daban crédito a la posibilidad de que una bacteria viviera en el ácido estomacal.
Para demostrar que estas teorías eran válidas y conseguir que la gente prestara atención al descubrimiento, el doctor Marshall bebió un preparado que contenía la bacteria, tras lo cual desarrolló un cuadro de gastritis en muy poco tiempo. La bacteria desapareció luego de dos semanas y el gastroenterólogo se recuperó sin la necesidad de recurrir a un tratamiento.
Los hallazgos de los investigadores fueron publicados en la prestigiosa revista The Lancet Marshall en 1983 y 1984: Unidentified curved bacillus on gastric epithelium in active chronic gastritis. Lancet 1983;1((8336):1273-1275) y Unidentified curved bacilli in the stomach patients with gastritis and peptic ulceration. Lancet 1984;1(8390):1311-1315.
Las razones del premio
Cuando han pasado 23 años desde que Robin Warren y Barry Marshall, el 3 de octubre de 2005 el Instituto Karolinska de Estocolmo anunció que el Premio Nobel había recaído en estos investigadores por su “notable e inesperado” hallazgo que permitió determinar que tanto la gastritis como la úlcera estomacal o del duodeno, son el resultado de una infección causada por la bacteria Helicobacter pylori.
En una ceremonia que se lleva a cabo el 10 de octubre, los científicos reciben la distinción dotada de una medalla de oro y una suma de 10 millones de coronas (unos 700 millones de pesos chilenos)
En sus considerandos el jurado del galardón señaló que gracias a estos pioneros descubrimientos, la úlcera péptica ya no será una enfermedad crónica, que con frecuencia generaba incapacidad, sino una enfermedad que puede curarse con un breve régimen de antibióticos e inhibidores de secreciones ácidas. Además, destacaron que la identificación del organismo ha hecho posible entender mejor las conexiones entre infecciones crónicas, inflamación y cáncer gástrico.
De hecho, la confirmación del papel etiológico y fisiopatológico de esta bacteria en las enfermedades pépticas gastroduodenales cambió el tratamiento de estos enfermos, desplazando el uso exclusivo de fármacos antisecretores durante largos periodos de tiempo o la cirugía, por el uso durante un período corto de una combinación de fármacos inhibidores de la secreción gástrica y agentes antimicrobianos. Gracias a ello, enfermedades como la úlcera péptica, tanto gástrica como duodenal, ya no son patologías crónicas sino cuadros que pueden curarse con un tratamiento médico ambulatorio.
El peso de un descubrimiento
La comunidad científica ha destacado el galardón por tratarse de uno de los descubrimientos médicos que ha tenido mayor impacto en la vida de las personas, logrando incluso que las úlceras sean consideras como un cuadro que está en vías de desaparición en los países desarrollados.
En la actualidad las úlceras estomacales prácticamente ya no necesitan tratamiento quirúrgico y los cánceres de este órgano disminuyen en forma ostencible, pero siguen siendo la segunda forma de cáncer más mortal.
El Helicobacter pylori se encuentra en el estómago de la mitad de los humanos, pero la proporción es mucho mayor en los países en vías de desarrollo. La infección se contrae principalmente durante la infancia, sobre todo a causa de la transmisión de la madre al niño, y la bacteria puede permanecer en el estómago durante el resto de la vida de la persona. En muchos casos no hay síntomas de la infección, pero entre el 10 y 15 por ciento desarrollan una úlcera en algún momento de su vida. En casos severos pueden producirse perforaciones y pérdidas de sangre y algunos individuos desarrollan cánceres.
Por Paloma Baytelman