Dos caminos para prevenir el cáncer de colon
A partir del año 2004, Clínica Alemana de Santiago celebra durante abril el Mes del Colon, iniciativa que forma parte de la campaña mundial de la Alianza Internacional de Cáncer Digestivo (IDCA), que tiene como objetivo principal generar conciencia en la población respecto de la importancia de la detección del cáncer de colon y recto en etapas precoces.
Lo que se busca es lograr descubrir la presencia del tumor maligno que se origina en las células del intestino grueso o recto. Afortunadamente, este cáncer tarda bastante tiempo en alcanzar etapas avanzadas, y en un porcentaje elevado de los casos presenta lesiones previas o precursoras benignas, conocidas como pólipos, que con el tiempo pueden malignizarse.
En nuestro país, el cáncer colorrectal es la tercera causa de muerte por cáncer después del gástrico y biliar, lo que se traduce, según cifras del Ministerio de Salud, en más de mil víctimas fatales al año. En el resto del mundo el panorama no es más alentador, puesto que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año esta enfermedad cobra cerca de 677.000 vidas, proyectando para 2030 más de 12 millones de víctimas.
En la última década la mortalidad producto del cáncer de colon ha aumentado drásticamente. En Chile el crecimiento bordea el 50% y se espera que esta tendencia se mantenga, incluso al mismo ritmo, en la medida que el país alcance el desarrollo. “En la mayoría de los pacientes esta patología no presenta síntomas en sus etapas iniciales. Por esta razón realizar una colonoscopia preventiva desde los 50 años en adelante puede salvar muchas vidas”, comentó en una entrevista otorgada a SAVALnet el doctor Rodrigo Valderrama, gastroenterólogo de Clínica Alemana.
Las personas llamadas a someterse a un chequeo preventivo son, como explica el especialista, los mayores de 50 años, además de quienes cuenten con antecedentes familiares de cáncer de colon o pólipos, sedentarismo, mala alimentación y patologías intestinales como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn. Parte de la sintomatología son cambios en la frecuencia y consistencia de las deposiciones, presencia de sangre fresca en ellas y en más de una ocasión, dolor abdominal constante, anemia por falta de fierro, constipación persistente y pérdida de peso sin razón aparente. Estas manifestaciones, subrayó el doctor Valderrama, no se perciben en sus inicios, sino en una etapa más avanzada de la enfermedad, cuando su pronóstico de cura se acerca apenas al 50 por ciento.
En este sentido, expertos de distintas latitudes coinciden en que la colonoscopia es la mejor prueba para el diagnóstico precoz y la prevención del cáncer colorrectal. Es más, se estima que si todas las personas se practicaran este examen al menos una vez pasados los 50 años, la incidencia de esta patología disminuiría considerablemente. Sin embargo, el gran inconveniente es el alto costo de promover un screening masivo.
Frente a este escenario, dos estudios y una editorial publicados recientemente en The New England Journal of Medicine buscan dar con la mejor estrategia para reducir la mortalidad e incidencia de la enfermedad.
“Costo – beneficio”
Por un lado, un estudio desarrollado por especialistas del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center (Nueva York, Estados Unidos) confirma que la colonoscopía disminuye la mortalidad por cáncer de colon, no sólo por la detección temprana de los carcinomas, sino que también por la localización y extirpación de los pólipos. Vale decir, se diagnostican los carcinomas y todos los adenomas, permitiendo así extraer los pólipos adematosos, que son los que generan inconvenientes a largo plazo.
En este sentido, algunos datos son reveladores, como los dados a conocer por el National Polyp Study que tras 15 años de seguimiento asegura que la muerte por cáncer de colon en aquellos pacientes a los que se les habían extirpado adenomas como consecuencia de una colonoscopía era 53% inferior en comparación a la población que falleció por la misma causa, pero que no se practicó el examen.
Otro trabajo, realizado por expertos españoles y financiado en parte por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) compara la eficacia de la colonoscopía con el test de detección de sangre en heces (FTI) y concluye que ambos detectan porcentajes similares de carcinomas, pero no así de adenomas, donde la colonoscopía lleva una clara ventaja. Sería, por tanto, más recomendable su uso como prueba de cribado. Es más, el FTI detecta sólo la mitad de los adenomas avanzados, aunque también tiene sus puntos a favor: sus costos son considerablemente menores, no necesita preparación ni sedación y tiene menos riesgos.
A esto hay que añadir que el 80% de las colonoscopías resultan negativas, lo que se traduciría en un “costo - beneficio” demasiado alto y muy complicado de asumir. El gran número de pruebas innecesarias llevaría a optar por otra alternativa, defendida por algunos expertos, que apunta a utilizar el FTI como método de screening. Es una prueba económica, simple, que detecta los mismos carcinomas y sus resultados pueden orientar y definir al grupo de la población que realmente debe hacerse una colonoscopía.
De un modo u otro, lo que realmente está fuera de discussion es que la prevención y la responsabilidad individual frente a esta enfermedad pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
