El confuso lenguaje de las lágrimas
“A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino sólo entre las lágrimas, y entonces hay que saber decidir por las más hermosas”. Esta frase del dramaturgo y ensayista belga, Maurice Maeterlinck, refleja la resignación que tenemos los seres humanos frente al propio hecho de llorar. ¿Por qué lloramos? es algo que muchos se preguntan sin obtener respuestas claras por parte de la comunidad científica ni de ellos mismos. Se sabe que el ser humano es el único animal que llora por causa de sentimientos, ya sea por alegría, miedo, tristeza, rabia, frustración o desesperanza. Llorar es algo propio de las personas. Incluso podríamos modificar la famosa frase a “lloro, luego existo”. Pero ¿qué significa exactamente este acto de verter lágrimas que, en la mayoría de los casos, no podemos controlar?
Hace muchos años Ovidio, famoso poeta romano, utilizó el concepto de llanto para dispersar la ira: “El alma descansa cuando echa sus lágrimas; y el dolor se satisface con su llanto”. Asimismo, Aristóteles se refirió a las lágrimas para hablar de purificación y en algunos proverbios de culturas orientales la acción de llorar aparece como alivio para el corazón. El catolicismo también sugiere el llanto para liberarse de los pecados y la medicina alternativa como alivio para los órganos vitales.
En la cultura occidental actual llorar generalmente es algo de mujeres y muchas veces es sinónimo de debilidad. La explicación se remonta siglos atrás cuando el hombre, fuerte por naturaleza, se controlaba de forma espartana, mientras que la mujer, delicada y sensible, necesitaba desahogarse mediante lágrimas. De hecho, existen estudios que revelan que en promedio una mujer llora más de 60 veces al año, mientras que los hombre sólo 17.
Además, la costumbre de llorar en público en nuestra sociedad, en especial en el caso de los hombres, se ha perdido. Es algo que se evita y, cuando ocurre, suele ser un llanto silencioso, avergonzado, tímido. Sin embargo, la forma de expresar sentimientos ha ido cambiando según la evolución social, y hoy en día vemos que hay una mayor apertura, sensibilidad y expresión por parte de quienes se sienten seguros de sí mismos. Incluso los hombres.
Lágrimas de liberación
Esto ocurre porque llorar se ha definido como un proceso de catarsis, ya que limpia y purifica el alma. Resuelve angustias y penas. Libera tensiones y estrés. Pareciera que las emociones negativas se materializan a través de lágrimas y se liberan cuando ellas salen a través de nuestros ojos.
Quien más completamente ha abordado este tema es el historiador estadounidense Tom Lutz, autor del libro “El llanto. Historia cultural de las lágrimas”, quien establece que el llanto no sólo sirve como materia de metáforas diversas ("llorar como una Magdalena" o "estar hecho un mar de lágrimas"), sino que también es una fuente de unión, permite crear comunidad, es fuente de sociabilización en un niño, hace conciencia sobre algún asunto grave o penoso y lleva a la madurez emocional y racional. Es por todo esto que Lutz concluye en su libro que "dejar de llorar resulta inhumano”.
¿Por qué lloramos?
“Null Hypothesis”, medio británico especializado en cubrir rarezas de la ciencia y la tecnología, publicó un artículo titulado “How It Works: Crying” (Cómo funciona: llorar) donde se describen tres tipos diferentes de lágrimas. En primer lugar están las lágrimas lubricantes, las cuales están compuestas por agua, nutrientes y anti-bacterianos como la glucosa, mucina, lisozima y lactoferrina, urea, potasio y sodio. Se estima que vertemos 300 centímetros cúbicos de lágrimas lubricantes al día. Por otro lado, el ojo segrega lágrimas cuando un agente externo irrita el ojo. Cuando esto sucede, el cerebro le indica a las glándulas lacrimales que disparen lágrimas lubricantes en grandes cantidades para defender al ojo. Esto sucede, por ejemplo, cuando cortamos cebolla o nos entra alguna molesta partícula entre los párpados y el ojo.
El tercer tipo de lágrimas son las emocionales, las mismas que nos hacen únicos en el reino animal. Estas lágrimas están compuestas con otra fórmula más compleja a las anteriores, ya que se han detectado algunas hormonas como prolactinas, adrenocorticotrópicas (ACTH) y leucina encefalina. Los investigadores creen que estas sustancias expulsadas por los ojos son toxinas producidas por los sentimientos y que, al liberarlas, hacen que nos sintamos mejor.
Beneficios del llanto: puestos en duda
Sin embargo, una reciente investigación publicada en la revista “Journal of Research in Personality” [doi:10.1016/j.jrp.2011.04.007] se atreve a desmentir todo lo que se creía sobre el poder de liberación y desahogo que genera el derramar lágrimas. Según este análisis, "llorar no parece aportar ningún beneficio particular, al contrario de lo que la gente piensa; sólo una pequeña parte de los episodios de llanto registrados en el estudio estaban asociados con una mejora en el estado de ánimo", asegura uno de los autores de la investigación, Jonathan Rottenberg.
El procedimiento del ensayo consistió en investigar a 97 mujeres de edades comprendidas entre los 18 y 48 años que formaban parte de un estudio más amplio que exploró el vínculo entre el llanto y el ciclo menstrual. Los investigadores siguieron a las mujeres durante 2 ó 3 meses mientras ellas anotaban en un diario su estado de ánimo, sus ganas de llorar y si finalmente lo hacían. Si se producía un episodio de llanto, se anotaban más detalles sobre éste.
En conclusión, el estudio registró 1.004 episodios de llanto, siendo el conflicto, la pérdida o ver sufrir a los demás los desencadenantes más comunes. Además, los resultados mostraron que, en la mayoría de los casos (61%) las personas que habían llorado dijeron que no se había producido un cambio en su estado de ánimo en comparación a cómo se sentían antes de llorar. El 30% sí experimentó una mejoría de su estado de ánimo, y un 9% se sentía peor. En este contexto, los datos parecen demostrar que llorar no parece tener tantos beneficios psicológicos para la persona como se creía. Sin embargo, es necesario destacar que se observó que los participantes que lloraban con mayor intensidad, como una explosión de llanto, experimentaban una mayor liberación.
Si bien este estudio revela una nueva e interesante arista de las consecuencias y beneficios del llanto, los autores advierten que existen variables que no están contempladas. Además, las consecuencias afectivas de llorar dependen de cada persona, sus antecedentes y las reacciones sociales de los demás cuando se llora. Lo cierto es que, si bien algunos se sentirán más liberados que otros con el llanto, “dejar de llorar resulta inhumano” y es precisamente en la diversidad de la raza humana donde debemos seguir buscando el significado de esas lágrimas.
