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14 Junio 2010

El fútbol:

Pasión de multitudes desde una mirada biomédica

Expertos señalan que el estrés provocado por los partidos de fútbol, en algunas personas, puede tener graves consecuencias para la salud. Sin embargo, reconocen los beneficios de la práctica de este deporte.

El fútbol es –lejos- el pasatiempo más popular del planeta. No existe país en el que no se practique. Es el lenguaje universal de millones de personas en el mundo, por eso se le conoce también como el “deporte rey”. En Europa y Sudamérica, es mucho más que un juego: es casi un estilo de vida, una pasión.

Los orígenes de esta disciplina se remontan hasta las antiguas civilizaciones e imperios, donde se han encontrado diversos antecedentes de juegos de pelota con características similares.

Según algunas teorías, pudo haberse originado en el siglo III a.C en el antiguo Egipto, donde se realizaba, como parte del rito de la fertilidad, un juego de pelota parecido al hándbol, en el que el balón simbolizaba al sol y el campo de juego a los sembrados, por donde había que hacer cruzar al sol para garantizar una buena cosecha. Sin embargo, en China ya se había inventado la pelota de cuero un siglo antes, con la que simplemente se jugaba a pasarla de mano en mano.

Esta esfera fue adoptada posteriormente en los juegos populares de India y Persia. Griegos y romanos también habrían conocido este deporte, lo mismo habría pasado en las civilizaciones de la América Precolombina, donde los olmecas crearon el tlachtli, que fue practicado por los aztecas y los mayas.

Los romanos llevaron hasta Britania su juego de pelota. Durante la Edad Media la historia del fútbol tuvo grandes altibajos y fue prohibido por su carácter violento para más tarde ser adaptado y utilizado como deporte nacional en las islas británicas, que gracias a sus colonias expandieron este deporte en todo el mundo.

Existe algo en el fútbol que no se cuestiona: el poder de cautivar, de generar discusión, de apasionar desde sus niveles más primarios. Fútbol de barrio, de calle, de playa y hasta con el gran espectáculo de multitudes de un Campeonato Mundial, logra suscitar las más intensas emociones en las personas, cosa que la ciencia también ha intentado explicar.

Lo cierto es que los estudios e investigaciones sobre diferentes aspectos del deporte han proliferado en los últimos años: el balón perfecto, el césped adecuado o el color de la camiseta con la que juega un equipo, podrían determinar el resultado final de un juego.

Durante el pasado Mundial de 2006, médicos alemanes realizaron un estudio y observaron que las incidencias de emergencias cardiacas se triplicaban en hombres y se multiplicaban por 1.8 en mujeres cuando jugaba la selección local. La investigación, publicada en Journal of Neurology 2009: 256:863–866, concluía que “a la vista de este excesivo riesgo, particularmente en hombres con enfermedad cardiovascular, se necesitan urgentemente medidas de prevención”.

Se analizaron los episodios cardiovasculares que sufrieron los residentes alemanes entre los días nueve de junio y nueve de julio de 2006, mes en el que se celebró en Alemania el mundial, y los compararon con los registrados un mes antes, un mes después y durante el mismo periodo de tiempo entre 2003 y 2005.

Los resultados fueron concluyentes: aquellos días en que la selección alemana se enfrentó a otro equipo se registró un mayor número de alteraciones coronarias como infartos de miocardio, anginas de pecho o arritmias. La incidencia de estos trastornos fue 2,66 veces superior a la que se dio en otros días en los que las selecciones que se enfrentaban para conseguir una victoria eran otras distintas a la alemana o a la registrada otros años.

Se llegó a pensar que el aumento de infartos podría explicarse por todo lo que se genera alrededor del evento, como el aumento del consumo de bebidas, tabaco y otros actos de descuido. Sin embargo, no se observó tras los partidos ningún aumento en el número de ingresos por accidentes de tráfico o autolesiones por lo que parece que este factor no fue tan importante.

Los autores se inclinaron por la teoría de que algunos sucesos, que son muy estresantes, aumentan la tensión arterial y la densidad de la sangre, creando condiciones para la formación de trombos que taponan las arterias y producen infarto en aquellas personas que son susceptibles.

A pesar de estos resultados negativos, son muchos los médicos que ven en el fútbol más que un juego o un ritual masculino (Scand J Med Sci Sports. 2010 Mar; 20(1):98-102). Para ellos puede ser una forma sencilla, económica y entretenida de mantener controlada la presión arterial. Su práctica responsable reportaría importantes beneficios cardiovasculares, incluso mayores que los alcanzados al trotar diariamente.

El mundial de Sudáfrica ya está planteando una serie de interrogantes y nuevas investigaciones médicas ligadas, por ejemplo, al virus AH1N1, la malaria o enfermedades de trasmisión sexual. Sólo hay una cosa que ni la ciencia ha podido explicar: la pasión por el fútbol, ese sentimiento intenso e irracional que no tiene género, clase social, o restricción alguna.

El fútbol se ha convertido en una forma de liberar tensiones y de experimentar una alegría y un momento de adrenalina pura durante 90 minutos. Es decir, se ha transformado en el espacio de tiempo que permite a hombres y mujeres alcanzar una felicidad bastante peculiar.

Mundo Médico

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