La voz y sus rasgos psicológicos
“Las dos hijas del mar [...] eran dos maravillosas criaturas de largos cabellos ondulados como las olas, de cara de luna y de senos admirables y redondos y duros cual guijarros marinos; pero desde el ombligo carecían de las suntuosidades carnales que generalmente son patrimonio de las hijas de los hombres, y las sustituían con un cuerpo de pez que se movía a derecha y a izquierda, de la propia manera que las mujeres cuando advierten que a su paso llaman la atención. Tenían la voz muy dulce, y su sonrisa resultaba encantadora; pero no comprendían ni hablaban ninguno de los idiomas conocidos, y contentábanse con responder únicamente con la sonrisa de sus ojos a todas las preguntas que se les dirigían”.
Así eran retratadas las sirenas en la antigüedad, como criaturas míticas que, supuestamente, seducían a marineros y pescadores con sus encantadoras canciones llevándolos al naufragio seguro y a la perdición.
Escila –la que desgarra- y Caribnis –la que devora- fueron las sirenas más famosas de la historia. Según los entendidos su canto significaba algo más que una simple canción para envolver a los hombres. A través de él ellas manifestaban sus alegrías, angustias, miedos y deseos.
Algo parecido pasa con la voz humana. Un reciente estudio señala que al hablar, además de transmitir un mensaje, se está ofreciendo mucha más información de la que se cree, pues incluso la vida sexual o las características físicas de un individuo se pueden ver reflejadas a través de la voz.
Las pruebas clínicas han demostrado que la voz acompaña, y más de lo que pensamos, a la palabra. Así lo han dado a conocer los doctores Susan M. Hughes de la Universidad de Vassar y Gordon G. Gallup de la Universidad de Nueva en su estudio “Cambios vocales y psicológicos en respuesta al atractivo físico de parejas controvertidas”, publicado recientemente en el Journal of Nonverbal Behavior.
Las mismas palabras con entonación diferente trasmiten sentimientos tan distintos como ironía, ira, excitación, sorpresa o desinterés. Un tono mortecino es señal de abatimiento o depresión. Una conversación que se mantiene siempre en el mismo tono resulta monótona y aburrida y suscita poco interés. Se hace oír más, comunica mejor, la persona que juega con las modulaciones de voz a lo largo de su charla. El tono, que tan poco cuidamos normalmente, es a veces tan importante como el propio contenido de las palabras.
Los investigadores descubrieron interesantes aspectos neurobiológicos y clínicos ligados a las emociones expresadas a través de la voz humana. Además de inferir con exactitud la raza del hablante, el género o nivel socioeconómico también es posible identificar rasgos de personalidad, estado emocional y mental de una persona e incluso atracción.
Se investigó a un grupo de estudiantes –hombres y mujeres- de Albright. Todos ellos utilizaron una voz más baja y mostraron un mayor nivel de activación fisiológica cuando se dirigieron a un objetivo del sexo opuesto que les resultó más atractivo.
Para sorpresa de los estudiosos, las mujeres no hablaban tan fuerte para sonar más femeninas y atractivas como se esperaba, pues –al parecer- existe un estereotipo muy arraigado en nuestra cultura que considera que una voz sexy y femenina es por definición ronca, jadeante y penetrante.
El cambio en la voz femenina sugiere que se trata de un comportamiento aprendido a partir de estereotipos, más que en características vocales de atracción. “Cuando una mujer suaviza con naturalidad su voz, pudiera creerse que intenta ser más seductora o atractiva, y deducirse un interés romántico”.
Lo que sí quedó claro, es que el estudio evaluó la sensibilidad de la gente ante los cambios en los tonos de voz. Según la doctora Hughes, el tono de voz si tendría una relevancia en la atracción y posterior elección de una pareja.
“Si la gente puede percibir cambios en la modulación de la voz, en especial ante personas atractivas, pueden tener la esperanza de relacionarse románticamente, y detectar interés, y cuándo esto no sucede, pueden percibir o creer que se presentan posibles infidelidades. Por lo que es posible que la voz presente cualidades de carácter evolutivo”, señalaron los investigadores.
Como reflexión podemos señalar que del 100 por ciento de cualquier comunicación, sólo el siete del significado es debido a las palabras en sí que articulamos; el 38 lo aportan los elementos vocales como la entonación, proyección, resonancia o tono; y el 55 por el lenguaje corporal, es decir, gestos y posturas. Si bien es sabido que la seducción entra por los ojos, es necesario tener en cuenta que también lo hace por los oídos.
