Morfopsicología: herramienta para conocer y comprender a las personas
Marco Tulio Cicerón –el político, filósofo, escritor y orador romano, considerado el primer charlatán y chaquetero de la historia y, al mismo tiempo, uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la Roma antigua- al parecer tenía razón: “el rostro es el espejo del alma y los ojos, sus delatores”.
Por lo menos así lo entendió el psiquiatra francés Louis Corman, formado en la prestigiosa Universidad de la Sorbona de París, bajo el alero de destacados profesores como Marie Curie. Dedicado a la psiquiatría infantil, fundó ese Servicio en el Hospital Saint-Jacques de Nantes, donde desarrolló gran parte de su carrera.
El contacto diario con pacientes le permitió ir descubriendo formas diferentes de exploración del hombre y su personalidad, estudios que lo llevaron a elaborar diferentes test que, hasta hoy, siguen vigentes y se utilizan en la clínica como el test de los Garabatos, el dibujo de la familia o el Pata Negra, todos ellos proyectivos.
Si bien el uso de estas herramientas lo ayudó vislumbrar la evolución de la personalidad de sus pequeños pacientes, la comunicación con los niños –muchas veces- le presentó dificultades. Por eso, a través de la lectura de diferentes autores y luego de rechazar el dualismo de René Descartes y aproximarse a las ideas de Baruch Spinoza, para quien cuerpo y espíritu son las dos caras de una misma realidad, creó en 1937 la Morfopsicología.
La definió como “el estudio de la correspondencia entre el rostro y la personalidad de una persona” y para llegar a esta conclusión se basó en una ley generalizable a cualquier organismo vivo: la ley de dilatación-retracción, principio biológico que se da en cualquier tipo de ser vivo.
Basándose en las observaciones realizadas por el doctor Claude Sigaud a sus pacientes, el doctor Corman vio que habiendo diferentes reacciones ante un mismo tratamiento, había una configuración facial que se mantenía en concordancia entre todos.
Cuando un cuerpo está sometido a un ambiente o situaciones hostiles tiende a protegerse, ya que el propósito en la vida es evolucionar y seguir estando presente, por lo mismo la acción lógica es la protección. Y ¿cómo lo hace?, retrayéndose. De este movimiento se derivan respuestas psicológicas como la sensibilidad, estado de alerta, protección, selectividad, introversión, entre otras.
Si, por el contrario, ese mismo cuerpo considera que las condiciones que ofrece el entorno son beneficiosas para su desarrollo, podrá desplegar al máximo su proceso de crecimiento, amplitud y expansión.
La consonancia psicológica de este estado es la extroversión, que se manifiesta como la apertura hacia ese entorno, el contacto con las otras personas, la vitalidad, el crecimiento. Incluso se puede llegar a desarrollar una actitud optimista hacia la vida, lo que facilita el buen humor y la retroalimentación.
La morfopsicología, a pesar de ser una técnica joven, es una ciencia clínica y humana que cubre tres campos: la biología, la fisiología y la psicología. Estudia de manera precisa el carácter, el modo de conocer y comprender a las personas, sus actitudes y aptitudes por medio de la observación del rostro y los elementos que lo componen.
La cara es un conjunto de huesos, músculos, nervios y piel. Es la puerta de salida del cerebro, de las emociones y de los mecanismos de racionalización. En ella se pueden distinguir cinco grandes conjuntos significativos.
En primer lugar se encuentra el grado de dilatación o retraimiento de la cara; luego la forma, es decir, el modelado, que indica el grado de socialización y cómo son esos contactos; en tercer lugar, el tono, que hace referencia al grado de vitalidad de la persona y a su actitud general ante la vida; el marco, que se relaciona con el armazón óseo y que indicaría las capacidades, necesidades humanas y energía; y en quinto lugar los receptores, que son, obviamente, los ojos, nariz y boca, que manifiestan la manera de administrar las energías y la forma de comunicación.
El semblante revela la identidad individual, las intenciones, los deseos y estados emocionales. También a través de la mirada podemos saber si una persona está ausente o en situación de escucha en una reunión con más gente.
Formarse en ella le sería de gran utilidad a médicos, psicólogos, psiquiatras, periodistas, profesores, maestros, abogados, jueces, directivos de empresa y expertos en recursos humanos, porque facilita la comprensión de la persona en relación a su entorno; cómo es capaz de recibir del medio y de qué manera atrae un ambiente beneficioso para su desarrollo.
“En los pocos centímetros cuadrados de un rostro, un hombre encuentra sitio para los rasgos de todos sus antepasados, para las expresiones de toda su vida y para sus deseos”, decía el filósofo y poeta estadounidense Ralph W. Emerson. Aunque la morfopsicología es una herramienta de comprensión y desarrollo personal, todavía no está capacitada para revelar los secretos más íntimos del hombre. Sólo es la manifestación primaria del yo.
