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21 Septiembre 2009

Robo-doc: nuevo paso en telemedicina

Hace un par de semanas se conmemoró en Europa un aniversario más de la invasión Alemana a Polonia, que marcó no sólo el inicio de la Segunda Guerra Mundial, sino que también el desarrollo de una poderosa tecnología armamentista que costó la vida de más de 60 millones de personas.

Aunque resulte paradójico, en tiempos de guerra también se produjeron grandes avances científicos y tecnológicos en varias áreas como aeronáutica, telecomunicaciones, biología, química, energía y medicina.

Las computadoras permitieron el perfeccionamiento de la tecnología digital; de los chips de silicio y memorias artificiales; de la red World Wide Web; de los conceptos de software y hardware; de la telefonía inalámbrica; de los correos electrónicos; de las redes sociales como messenger, facebook, twitter; de la comunicación en tiempo real con escritura y voz; por nombrar algunas de las maravillas de la moderna tecnología.

En 1959 se logró la transmisión, por vez primera, de imágenes radiológicas a través de líneas telefónicas. Con este hito se inauguró la telemedicina, que permitió a los profesionales que se encontraban alejados físicamente interactuar con colegas, con el fin de mejorar el enfoque diagnóstico y coordinar el tratamiento a seguir en pacientes igualmente distantes.

Su uso en la pasada guerra del Golfo Pérsico, en la Guerra de Irak y en Afganistán ha permitido que delicadas intervenciones médico-quirúrgicas hayan podido ser dirigidas por especialistas desde puntos tan alejados como Alemania o Estados Unidos con resultados plenamente satisfactorios.

La medicina militar de campaña, fue pionera en el uso de la telemedicina y, actualmente, los modernos ejércitos disponen de estos sistemas como parte básica de su infraestructura militar y sanitaria. Universidades y grandes centros médicos, como la Clínica Mayo, el Hospital General de Massachusets, el Emory University o el Southern California en Estados Unidos trabajan con esta metodología médica.

Además de entregar servicios médicos en lugares remotos, la telemedicina ha permitido que médicos y pacientes cuenten con una “segunda opinión” desde, prácticamente, cualquier lugar del mundo.

El doctor Kevin Chung, quien dirige la Unidad de Cuidados Intensivos para quemados en el Centro Médico Militar Brooke en San Antonio, al sur de Estados Unidos, fue uno de los tantos médicos que prestó servicios en Bagdad.

Cuando fue enviado a la zona en conflicto tuvo que dejar a sus pacientes en Estados Unidos, muchos de ellos todavía de gravedad. Consciente de que los pacientes graves y sus familias prefieren mantener un solo médico ante cualquier proceso traumático, comenzó a evaluar la posibilidad de desarrollar un proyecto de telemedicina militar.

Consiguió ayuda económica y comenzó su trabajo de investigación que, al corto tiempo, se hizo clínicamente indispensable. El Chung-bot -como fue bautizado- es un robot montado con una cámara de alta tecnología que captura imágenes en alta definición desde varios ángulos y se las envía inalámbricamente al médico, quien puede hacer zoom para ver mejor al paciente.

Este “asistente médico” de alta tecnología es controlado a distancia por el doctor Chung a través de una computadora portátil y un joystick digital. Es capaz de transmitir imágenes y sonido de manera inalámbrica, con esta información el especialista puede examinar las heridas e interactuar con el paciente, aunque los procedimientos deben ser realizados por médicos y enfermeras que siguen atentamente sus instrucciones.

El uso de este sistema ha ayudado a elevar la confianza de aquellos profesionales que se encuentran trabajando en zonas de combate y a salvar a soldados gravemente quemados y heridos, porque esa es la especialidad de este simpático robo-doc.

Si bien el robot puede ser muy sofisticado, el doctor Chung señala que la tecnología puede ser poco fiable en algunas zonas, ya que la señal inalámbrica puede verse interferida lo que hace que se congelen algunas de las pistas del robot.

Actualmente, el Chung-bot se encuentra entrenando en el Wright-Patterson Air Force Base en Ohio, a las enfermeras que quieren especializarse en lesiones causadas por quemaduras.

Sobre el futuro de la práctica de la medicina, el doctor Chung destacó que la presencia del médico es necesaria para el contacto humano, por lo que la interacción con los pacientes y la necesidad de especialistas in situ nunca podrá sustituirse por este robot, éste sólo entrega ayuda adicional que, finalmente, es proporcionada por otro especialista.

A pesar del extraordinario interés, tanto médico como económico que puede suponer el desarrollo progresivo de la telemedicina, el acto médico en sí mismo, que vincula íntimamente al paciente con su médico, es y seguirá siendo un acto insustituible.

Mundo Médico

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