Bullying: desafío de la salud mental infanto-juvenil
Debe ser mirado como una forma de violencia y de abuso de poder con graves consecuencias para el desarrollo integral de los distintos actores involucrados, tanto víctimas como agresores. El término “bullying” fue utilizado por primera vez por el noruego Dan Olweus en 1970, para referirse a una forma de violencia caracterizada por presentarse entre pares y que debe cumplir tres importantes criterios: ser una conducta con intención de producir daño a otro, llevarse a cabo en forma sistemática y repetida en el tiempo y darse en el contexto de una relación interpersonal que presenta un desequilibrio de poder.
La violencia escolar, específicamente, es un término que incluye todo tipo de agresividad y comportamientos antisociales que ocurre en el ambiente escolar, siendo el resultado de la compleja interacción entre el individuo, la familia y el contexto social. El bullying corresponde a uno de los tipos de violencia escolar que existen. Por esto, es importante entender que el concepto de bullying y el de violencia entre pares, si bien están relacionados, no son sinónimos. Un problema puntual entre compañeros de similares características físicas y psicológicas no es necesariamente bullying, ya que para que éste se manifieste es necesario que el conflicto sea repetido en el tiempo y que haya un abuso de poder. Hay conductas del bullying que no son físicamente violentas y hay conductas violentas, como peleas ocasionales, que no son bullying.
Los factores de riesgo que se han asociado a este comportamiento incluyen: aspectos biológicos; historia previa de peleas o lesiones relacionadas con la violencia; estilos de disciplina familiar de carácter violento; acceso a armas de fuego, abuso de alcohol y drogas; pandillas; exposición a violencia doméstica y abusos en la infancia; y la violencia en los medios. Ésta aumenta las interacciones agresivas entre extraños, compañeros de clase y amigos, así como la violencia hacia objetos; esta exposición tiene mayor efecto sobre los preescolares y es mayor en hombres que en mujeres.
En los países desarrollados el estudio del bullying ha ido cobrando cada vez mayor interés por parte de los sistemas educacionales y sanitarios, a la luz del conocimiento público de impactantes hechos como suicidios y homicidios en los establecimientos. Los resultados de estos estudios han demostrado que este fenómeno trae consecuencias a futuro para todos quienes están involucrados y la búsqueda de estrategias de prevención e intervención se ha convertido en una prioridad, tanto para equipos de salud mental como para los sistemas educacionales.
Último estudio
En su última edición, correspondiente al 3 de marzo de 2009, la prestigiosa revista Pediatrics publicó un estudio de Gianluca Gini, PhD y Tiziana Pozzoli, MA, de la Universidad de Padova, Italia. Analizando múltiples bases de datos que examinaban la asociación entre la participación en bulling y los problemas psicosomáticos en niños y adolescentes conformaron primeramente una lista con 19 estudios. De ellos, 11 satisficieron los criterios de inclusión. Los resultados de este meta-análisis señalaron que tanto los “bullies” (niños que violentan a otros en su escuela) como las víctimas de ellos y quienes están en ambas situaciones (bully-victims) tienen un riesgo significativamente más alto de padecer problemas psicosomáticos que sus pares no involucrados.
Las víctimas de bullying tienen un riesgo de 2; los victimarios de 1.65 y quienes están en ambas situaciones de 2.22. Este estudio muestra que las víctimas y “bully-victims” sufren los efectos a largo plazo, mientras que los agresores tienen un menor riesgo de problemas psicosomáticos que los grupos anteriores.
Además, los resultados muestran que los niños que son blanco de agresión comparten similitudes con los niños “bully-victims” como la poca adaptación emocional, mala relación con sus compañeros de clases y problemas de salud. Todos tienen problemas académicos.
La literatura recopilada para esta investigación señala que también hay diferencias entre estos grupos. Las víctimas tienen baja autoestima, depresión, son más solitarios y ansiosos. Los agresores muestran problemas externos: tienen mala adaptación al colegio y frecuentemente consumen alcohol y drogas. Por último, quienes participan en los dos grupos han sido descritos con poca adaptación social, aislados, ansiosos y con trastornos de personalidad.
El estudio concluye que el fenómeno del bullying ocurre en niños de ambos géneros, en distintos grupos etáreos y en diferentes países alrededor del mundo, y finaliza diciendo que estos resultados sugieren que “el bullying será considerado un asunto importante de salud pública”.
Situación en Chile
En 2007, dos videos subidos al sitio youtube.com abrieron el debate sobre el bullying, donde los más fuertes se aprovechan de los más débiles en las salas de clases con burlas y violencia incluidas. En la ocasión, el doctor Elías Arab, psiquiatra infantil del Hospital Clínico Universidad de Chile llamó a los padres a poner atención a sus hijos y no minimizar estos hechos de violencia.
Para el doctor Arab, "la conducta propia del bullying tiende a minimizar las agresiones. Pero ahora, la tecnología juega un rol potenciador de estas conductas, ya que para los agresores subir estas imágenes a la web es una especie de trofeo".
El especialista chileno recalca que no sólo el agredido necesita atención, sino también el agresor, puesto que muchos de ellos tienen dificultades, "la mayoría de las veces provienen de familias violentas, donde hay despreocupación por parte de los padres". Es en estos casos donde la sociedad no puede quedar indiferente "todos los terceros son responsables de detener este fenómeno, los padres, profesores, compañeros, amigos, los medios de comunicación y los profesionales de la salud".
MINEDUC abre línea 600
Después que el fenómeno amenazara con desbordarse en el país, en agosto del año 2008 el Ministerio de Educación anunció la realización de un catastro de colegios en los que se estaban dando prácticas de maltrato, mediante los datos obtenidos a través del número telefónico 600 600 2626, que recibe reclamos, denuncias y resuelve dudas.
En el año 2004, el Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile realizó un estudio denominado Violencia escolar en Chile: Características y desafíos. Según éste, un 20% de los alumnos participó ese año en un grupo que molesta a un compañero, un 6% solía comenzar una pelea con otro compañero y un 4% participó de un grupo que agrede físicamente a un compañero que está solo.
El 2008 se recibieron 1.936 denuncias de abusos, de las cuales 479 corresponden a maltrato entre alumnos, en comparación con las 292 del año 2007.
Entre las claves para sospechar que un niño está siendo víctima del bullying están, por ejemplo: tener miedo de ir o regresar caminando al colegio, no querer ir al colegio y presentar diversas excusas, tener mal desempeño escolar, dejar de comer, comenzar a tartamudear, sufrir de dolor de estómago o de cabeza, perder sus cosas y su dinero, orinarse en la cama y quedarse dormido llorando.
Las recomendaciones son dar apoyo al niño y averiguar, junto al colegio, que es lo que sucede en su vida diaria al interior del establecimiento educacional.
