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09 Marzo 2009

Urología

Cáncer de próstata y vegetales

Según datos de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en nuestro país el cáncer de la próstata constituye la tercera causa de muerte por enfermedad neoplásica en la población masculina, ubicándose detrás del cáncer de estómago y pulmonar. Las tasas de defunción de esta afección han crecido sostenidamente durante las últimas décadas.

El cáncer de próstata (CaP) es un tumor que se presenta en hombres mayores de 50 años y que a nivel mundial ha adquirido progresivamente gran importancia como problema de salud publica, tanto por el aumento de su rol como causa de mortalidad, como por el incremento de su incidencia. La tasa de crecimiento tumoral varía de muy lenta a moderadamente rápida y algunos pacientes tienen una supervivencia prolongada, incluso después que el cáncer a hecho metástasis a sitios distantes como el hueso.

En materia de tratamiento existen diversas opciones efectivas de terapia (frecuentemente el manejo responde aún cuando esté generalizado y puede curarse cuando está localizado), en cuya selección, además de los factores propios del tumor y de la personas, las preferencias de los pacientes juegan un papel importante. En un alto porcentaje de pacientes, la mayoría de estas terapias posee considerables efectos adversos. Las estrategias para reducir la mortalidad por cáncer de próstata son la prevención primaria, la mejora en los tratamientos y el diagnóstico precoz.

En la reciente edición en línea de la revista Molecular Nutrition and Food Research, Ruth Chan y colaboradores publican una revisión sobre el cáncer de próstata y el consumo de vegetales. Hay datos que sugieren una dieta rica en verduras puede reducir su riesgo. El principal mecanismo de este efecto de defensa vegetal es la protección antioxidante contra el ADN y el daño celular.

Los autores identificaron, como primer paso, la literatura más relevante y disponible sobre el tema. De los ensayos seleccionados, 29 fueron estudios de cohorte, 69 de casos y controles y 4 ensayos clínicos aleatorios. Lo más destacado de este amplio ensayo se presentó y resumió en la revisión resultante. Por ejemplo, los tomates y sus derivados contienen el carotenoide antioxidante licopeno. Dos estudios de cohortes informaban que este fruto disminuía el CaP y 3 señalaban no haber encontrado alguna asociación significativa. En los estudios de casos y controles, 2 mostraron una considerable disminución en el riesgo y 5 no demostraron asociación significativa. Además, una investigación sugería que el beneficio potencial es mayor en el CaP avanzado, en comparación con el localizado. En general, los estudios con tomates y licopenos muestran resultados inconsistentes sobre la reducción de riesgo del CaP, si bien los alimentos a base de licopenos probablemente sean protectores para otras patologías.

Las hortalizas amarillo-naranja contienen antioxidantes como el betacaroteno. Los datos sobre esta pro-vitamina A y el CaP provenientes de estudios de casos y controles y de cohorte tampoco han sido concluyentes para un efecto protector. El uso de suplementos de betacaroteno no ha demostrado ser mayormente beneficioso. Los flavonoides son un compuestos con estructura de carbono presente en los alimentos vegetales y tienen propiedades contra la oxidación y anti-inflamatorias. Pueden suprimir la angiogénesis, inducir la apoptosis y disminuir la expresión de receptores hormonales. En general, hay cierta evidencia que sugiere que el consumo de legumbres, incluyendo la soja y productos de soja, protege contra el cáncer prostático.

En cuanto a las vitaminas, la vitamina C ha tenido estudios limitados, pero según los datos disponibles, no existen pruebas de un efecto protector. La vitamina E es un compuesto natural que se encuentra predominantemente en alimentos vegetales y en algunos alimentos de origen animal. En un ensayo con suplementos, se sugirió que la vitamina E era beneficiosa, pero todos los participantes eran fumadores. Otras dos publicaciones no concluyeron un beneficio, y un informe preliminar de la vitamina E y selenio tampoco sugirió resultados positivos. En cuanto a las hortalizas que incluyen ajos, cebollas, puerros, cebolleta, cebollinos y chalotes, los datos in vitro sugieren un beneficio de protección, pero son muy pocos los análisis basados en la población y el efecto protector ha quedado por determinar. Por último, se sabe que las verduras crucíferas que incluyen al brócoli, coles de Bruselas, repollo, col china, col verde y col rizada son ricas en indol-3-carbinol y sulforafano, tienen propiedades anticancerígenas.

En resumen, hasta la fecha, los estudios basados en la población son limitados y el beneficio de protección de determinados vegetales sobre el cáncer de próstata aún queda por dilucidar. En todo caso, a pesar de los resultados de esta revisión, deberían promoverse los beneficios generales de la alimentación en base a vegetales para la prevención del cáncer en general y de otras enfermedades relacionadas con la dieta.

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