Estudio francés:
VIH: una herencia romana
La noción de Imperio Romano se entiende tanto el territorio conquistado y administrado por Roma durante su expansión militar, como el sistema de gobierno que sustituyó a la República.
Esta institución daba a Roma grandes beneficios económicos, aumentando su riqueza en base a los impuestos provenientes de las provincias que ayudaban a financiar los ambiciosos programas de obras públicas y permitía aliviar a los habitantes de sus propios impuestos.
La enorme propagación del Imperio significó que la influencia romana fuera difundida. Su idioma, arquitectura, cultura, ingeniería y comida han dejado su marca hasta la actualidad. Pero, los romanos hicieron algo más que extender su control en torno al mar Mediterráneo, ya que –de acuerdo con un equipo de investigadores franceses- también inocularon en la población conquistada un gen que podría conferir menor resistencia a un contagio del virus del sida.
El desafío más grande que ha debido enfrentar la medicina en los últimos años ha sido el VIH. Este virus, al ser tan mutable y tener tantas versiones distintas, ha vuelto inviable la creación de una vacuna que sea eficiente para combatir todas las versiones del virus, por lo cual la lucha contra el SIDA continua siendo sostenida.
El estudio, publicado en la revista New Scientist (Infection, Genetics and Evolution, DOI: 10.1016/j.meegid.2008.08.007), pretende demostrar por qué la resistencia a contraer la enfermedad varía con frecuencia de unos países a otros. Esta "herencia" sería un gen que codifica, es decir que contiene las instrucciones para sintetizar un receptor de proteína conocido como CCRS.
En la actualidad, la resistencia al VIH es mayor en Escandinavia, Rusia y Asia occidental que en el sur europeo, hecho que no deja de ser curioso si se toma en cuenta que la resistencia disminuye a medida que se ingresa en el territorio conquistado por los romanos.
Una variante de este gen, llamada CCR5-Delta32, carece de 32 pares de base de ADN y produce un receptor al que no puede ligarse el VIH, lo cual impide que el virus penetre en las células, por lo que las personas que tienen esa variante muestran cierta resistencia a la infección por el virus del VIH y tardan más en desarrollar la enfermedad.
Según el estudio, sólo los europeos y las personas que viven en el oeste de Asia tienen esa variante, menos frecuente cuanto más al sur está la región a estudiar. Para Eric Faure, miembro del equipo investigador de la Universidad de Provenza en Marsella que desarrolló el estudio, “los cambios en la frecuencia de la variante reflejan las alteraciones sufridas por las fronteras del Imperio Romano desde 500 años antes de Cristo hasta 500 años de nuestra era”.
Junto a su colega Manuela Royer-Carenzi investigaron la posible relación entre la colonización romana y la frecuencia de la variante CCR5-Delta32 en cerca de 19.000 muestras de ADN de toda Europa y descubrieron que ésta era menos frecuente en las regiones conquistadas por los romanos.
Sin embargo, existen también otras teorías que explicarían la desigual distribución de la resistencia, como la de que la variante protectora se originó en Escandinavia y fueron los vikingos los que la extendieron por el norte y el este. Sin embargo, las migraciones de este pueblo no corresponden con la distribución actual de la variante.
Los investigadores franceses piensan que los romanos introdujeron una enfermedad a la que resultaron ser particularmente susceptibles las personas con la variante CCR-Delta32 y que, conforme avanzó la conquista hacia el norte, fue acabando con esos individuos.
El estudio de la paleovirología –disciplina relacionada que busca revivir los fragmentos de retrovirus encontrados e intentar comprender mejor los mecanismos de la vida y las enfermedades relacionadas con virus y retrovirus- está mostrando que la epidemia actual de VIH es el precio que paga la especie por haber sobrevivido a epidemias previas en la historia humana.
