Visión latinoamericana del trauma ocular
Oftalmólogos se reunieron en el primer congreso que aborda las lesiones físicas del ojo, con el fin de compartir experiencias, adoptar guías de tratamiento y evidenciar los últimos avances en el área.
El traumatismo ocular refiere a toda lesión originada por mecanismos contusos o penetrantes sobre el globo ocular y sus estructuras periféricas, generando daño tisular de diverso grado de afectación con compromiso de la función visual, temporal o permanente.
Supone la tercera causa de ceguera o secuelas importantes, luego de la retinopatía diabética y el glaucoma por orden de frecuencia; y en los servicios de urgencia es motivo de consulta común, abarcando alrededor del 3% del total de pacientes.
Con el objetivo de intercambiar experiencias, adoptar guías de tratamiento y evidenciar los últimos avances en el área, el doctor Giuseppe Miotto, presidente de la Sociedad Panamericana de Trauma Ocular, lideró el primer congreso latinoamericano, junto a la colaboración de los doctores Felipe Morera y Rosa Balcells, miembros de la Sociedad Chilena de Oftalmología.
El doctor Miotto dio inicio al encuentro refiriéndose a la situación actual del trauma ocular en Latinoamérica: “existen distintas presentaciones, y por ello, es importante que nos demos el tiempo para conocer tal cual han sido los hechos, es decir, realizar una anamnesis, exámenes físicos y, muy importante, tener conciencia de nuestras propias limitaciones. Pues no todos estamos capacitados para resolver casos complejos, debemos saber hasta dónde podemos, puesto que, por lo general, el paciente con trauma ocular muchas veces requiere más que una sola cirugía”.
Respecto a la epidemiología, agregó que se trata de un problema de salud pública a nivel mundial, que representa el 4,4% por ciento de todos los traumas oculares, los cuales, a su vez, provocan 19 millones de casos de ceguera unilateral, y 2,3 millones de casos anuales de disminución visual.
Luego, el doctor Ferenc Kuhn, quien desempeñó un papel clave en el desarrollo del Registro de Lesiones Oculares de los Estados Unidos, y que ha servido como modelo para sistemas de vigilancia similares en 25 países, comentó durante su presentación que, “a mi parecer, lo fundamental que debemos hacer al vernos frente a este tipo de lesiones es, primero, preservar primordialmente lo que no ha sido destruido, y segundo, restaurar lo que fue herido. Es necesario que se planifique cuidadosamente antes de proceder, solo de esa manera podremos proporcionar el mejor tratamiento posible”.
En relación a la evaluación inicial del trauma ocular, el doctor Andrés Torres, miembro de la Unidad de Trauma Ocular del Hospital del Salvador y Clínica Oftalmológica Pasteur, señaló que los pacientes con este tipo de lesión han experimentado un trauma originado por mecanismos contusos o penetrantes sobre el globo ocular y sus estructuras anexas, ocasionando daño tisular con compromiso de la función visual temporal o permanente, “es por ello, que las consideraciones que uno debiese tomar al momento de atender a este tipo de paciente son, hacer una evaluación de posibles injurias que amenacen la vida, estudiar de manera completa el ojo y sus anexos y, muy importante, realizar una evaluación de condiciones anexas, es decir, antecedentes mórbidos, alergias, uso de fármacos, entre otros. Existe una especie de pirámide invertida a la cual nos debemos atingir: Salvar la vida, salvar el ojo, y salvar la visión”, explicó.
El congreso, el cual consideró dos intensos días de actualización, culminó con la charla magistral del doctor Kuhn, basada en la relación entre el médico y el paciente con trauma ocular. Al respecto, enfatizó en el concepto de entregarle tiempo al paciente, a modo de conocer en profundidad el contexto para, posteriormente, saber de qué manera actuar de forma efectiva y oportuna.
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