UV desarrolla iniciativa pionera en Chile
Académicos de la Universidad de Valparaíso buscarán desarrollar el primer fitofármaco chileno de cannabis y determinar la dosis oral requerida para cada tipo de enfermo.
Dos laboratorios de la Universidad de Valparaíso (UV) serán los encargados de realizar los estudios fitoquímicos y de caracterización botánica de las cuatro variedades de cannabis sativa que forman parte del primer proyecto de investigación sobre el uso medicinal de la marihuana, que se lleva a cabo en Chile.
El programa, encabezado por los químicos farmacéuticos Marcela Escobar Peña, directora de Farmacopea Chilena y Rodrigo Díaz Viciedo, director técnico del Laboratorio de Control de Calidad Quifac, contempla una rigurosa exploración para certificar y dar validez científica a los procesos que permitirán desarrollar un fitofármaco seguro y eficaz para los cerca de 200 pacientes oncológicos de la comuna de La Florida, en una primera etapa.
“La idea es generar una monografía con los parámetros de calidad de las distintas variedades y que bajo esos parámetros se genere toda la producción de los futuros productos o fitofármacos en base a cannabis en el país”, señaló la académica.
Eso porque Chile, actualmente, no cuenta con una descripción actualizada de cannabis. “La única que tenemos es del año 1942, es decir, una Farmacopea que no está actualizada de acuerdo a los requerimientos de seguridad, eficacia y calidad que requieren los fitofármacos”, agregó.
Por su parte, el químico farmacéutico Rodrigo Díaz destacó que la misión de la Universidad de Valparaíso será generar el conocimiento científico “por ende hay una carta firmada por nuestro rector, quien apoya este proceso, en el cual se va a trabajar con cannabis”.
“Necesitamos generar evidencia científica, sin menoscabar la que ya existe en el mundo, porque hay países desarrollados como Israel, Canadá, España y Estados Unidos que tienen estudios que avalan el uso medicinal de la cannabis. En ese sentido, el laboratorio apoyará y dará un sustento al fitofármaco que se quiere llegar a fabricar, para que pueda ser utilizado por las personas que lo requieren”.
Este proyecto tiene un alcance mayor, porque una vez desarrollado el fitofármaco se pretende desarrollar tres grandes estudios multicéntricos con cuatro mil pacientes, no sólo con patologías oncológicas, sino que también con epilepsia refractaria y dolor crónico no oncológico con el Instituto Nacional del Cáncer, el Hospital San Borja Arriarán y el Hospital Las Higueras de Talcahuano.
