Neuróloga formada en Harvard analiza espasmos infantiles
La doctora Christina Briscoe expuso sobre el tema durante un encuentro de actualización organizado por el Servicio de Neurología Infantil del Hospital de Puerto Montt.
La especialista estadounidense, Christina Briscoe, formada en la Universidad de Harvard, visitó el Hospital de Puerto Montt (HPM) para exponer sobre espasmos en pediatría, en el marco de una jornada de actualización organizada por el Servicio de Neurología Infantil del recinto asistencial de la Región de Los Lagos.
El encuentro, apoyado por la filial de la Sociedad Chilena de Pediatría, exploró los alcances de una enfermedad que, en la zona, afecta anualmente a ocho niños menores de un año. “Mientras más se demoran los pacientes en acceder a terapia, mayor es el riesgo de retraso en su desarrollo cognitivo. Lamentablemente, es muy difícil actuar a tiempo por el tipo de movimiento que tienen los niños durante las crisis, por lo que es muy importante que los padres aprendan a reconocerlas”, comentó la neuróloga del Hospital de Niños de Filadelfia.
Los espasmos infantiles son una forma de epilepsia que se presenta en uno de cada dos mil niños. Suelen manifestarse entre los dos y 12 meses de vida, alcanzando su punto máximo entre los cuatro y ocho. La causa puede ser una anormalidad o lesión en el cerebro. Más de 50 patologías metabólicas o genéticas están asociadas y muchos pacientes, además, sufren otros trastornos que provocan retrasos del desarrollo como parálisis cerebral, síndrome de Down y esclerosis tuberosa.
“Las convulsiones pueden durar solo un segundo o dos, frecuentemente se producen muy juntas generando espasmos en serie cada cinco a 10 segundos. Durante estos, el cuerpo adquiere repentina rigidez, la espalda puede arquearse y los brazos, piernas y cabeza suelen inclinarse hacia adelante”, detalló.
Asistieron a la actividad neurólogos infantiles, pediatras y enfermeros. Según su director, Felipe Méndez Koch, jefe del Servicio de Neurología Infantil HPM, “esta condición es difícil de advertir, siendo incluso confundida con cólicos, por lo que su reconocimiento a tiempo por parte de padres y pediatras es esencial para asegurar un diagnóstico, el que se confirma a través de electroencefalograma. Luego, se inicia un abordaje temprano basado en la aplicación de corticoides durante dos semanas, a través de un protocolo internacional”.
“Cuando se implementan nuevos tratamientos, de primera línea, la respuesta de los niños es, en general, positiva. Muchos profesionales realizan investigaciones para mejorar las terapias disponibles”, finalizó la doctora Briscoe.

Dra. Christina Briscoe Abath

Dr. Felipe Méndez Koch